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3 bodegas para beberte y comerte Gràcia

Vino, cerveza, tapas, buen ambiente y personal que ama su oficio. Las bodegas de Gràcia son el rara avis de la hostelería de este barrio.

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Aunque es uno de los barrios con más carácter de Barcelona, Gràcia es, también, el que ve cómo cada día sus propios habitantes pervierten su identidad. Comercios de toda la vida que acaban cediendo el espacio a negocios que nacen muertos. Cañas de cerveza al precio de la frustración del diseñador gráfico que las sirve. Huertos urbanos donde el metro cuadrado de tierra está por las nubes —pero ¿quiénes somos nosotros para decirle al hippy que se vaya a plantar lechugas a El Prat, con lo lejos que cae eso?—. Y fiestas, esas fiestas de Gràcia donde la Colometa se ligaría al Quimet twerkeando la última de Maluma en la Plaça del Diamant.

Y, a pesar de todo, si hay algo por lo que querer volver siempre a Gràcia es por sus bodegas. Porque en ellas todavía hay autenticidad y cariño por lo que se hace. Y, sobre todo, porque en ellas la tontería se cura a base de tapas sin aspavientos y vino cosechero a precios razonables.

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Bodega Marín, siempre bien surtida. | Foto: Inma Garrido | The Objective.

Bodega Marín

En la calle Mila i Fontanals, 72 está desde 1916 la Bodega Marín. Esta bodega, que hoy es bar y comenzó a dar alegrías a los barceloneses de la época como colmado, siempre ha pertenecido a propietarios apellidados Marín. Siempre, excepto de treinta años a la actualidad, que pasó a ser de Jordi Tarragó y su madre María Teresa.

María Teresa, hija del propietario del mítico Bar Resolís de la plaza del Raspall, decidió salirse del negocio familiar para comenzar por su cuenta su andadura hostelera. Le cogió el traspaso a Esperanza Marín y vela junto a Jordi para que las filosofías de explotación turística no contaminen la esencia de este negocio que mantienen con tanto mimo. “Las operadoras de cruceros me han ofrecido muchas veces traer grupos de turistas aquí bajo unas condiciones que yo no comparto. Aquí viene principalmente clientela del barrio y yo encantado de que venga gente de todos lados, cuantos más seamos más reiremos, pero nosotros tratamos a todos los clientes por igual, y todos pagan el mismo precio por consumición”, cuenta Tarragó.

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«Cuántos más seamos, más reiremos». | Foto: Inma Garrido | The Objective.

Consumiciones muy variadas que puedes tomar en la propia bodega o en casa. Vino a granel de las zonas de la Rioja, Priorato, Rivera del Duero, Jerez y vermú en barrica. Ratafía, Calisay, ginebra, whisky por copa o en botellas y absentas de hasta casi 90 grados. “Todavía tenemos clientas mayores que nos piden esta absenta para cocinar. Le echan unas gotitas a la sopa de pescado y le dan un toque anisado” dice el propietario de la Marín.

Y de comer, conservas, boquerones, encurtidos, empanadas argentinas y una carta variadísima de croquetas que hace María Teresa. Están desde las clásicas de cocido o bacalao hasta otras de queso de cabra y verdura, plátano con jengibre y las que varían según la temporada: boniato, setas, etc. “Vamos innovando a demanda del cliente. Como nos pedían croquetas veganas, mi madre comenzó a hacerlas”.

Bodega Marín. c/ Mila i Fontanals, 72. 08012. Barcelona

Horario: L-V: 7-15h. / 17-23h. S: 8-15h.

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¡Buenos días! | Bodega Costa Brava. | Foto: Inma Garrido | The Objective.

Bodega Costa Brava

No es raro que cuando entres en la Bodega Costa Brava suene música. Y no, no nos referimos la música de arpa celestial que sonará en tu cabeza cuando veas pasar por delante de tu nariz los embutidos o bocadillos que prepara Xavi. Si decimos que no es raro que aquí suene música es porque Xavi Batlló, antes ponerse al frente de la Bodega Costa Brava, fue encargado durante años en el Heliogàbal, el famoso bar musical de Gràcia, y nos consta que ha hecho algún pinito como Dj.

Batlló es el propietario de esta bodega desde hace casi ocho años. Antes de él la llevaba su amigo Albert, quien le cogió el relevo a la pareja que regentó el negocio toda su vida. Los barriles de vino, los muebles y la nevera de puertas de madera originales siguen intactos en esta bodega que tiene más de setenta años, pero aquí, salvo la exposición de pintura que alberga una de las paredes, nada es meramente decorativo: en las barricas hay vino para tomar o llevar, y en la nevera están las chacinas para las tapas: conservas, embutidos y picoteo que se hace en el momento porque aquí no tienen cocina.

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Acogedor y tradicional interior de la Bodega Costa Brava. | Foto vía Facebook Bodega Quimet.

Por su ubicación, un poco apartada del meollo de bares y plazas de Gràcia, la Bodega Costa Brava podría ser el equivalente a una de esas calas recónditas de la costa que lleva por nombre. Quien la descubre, da gracias a dios por el hallazgo y se guarda el secreto para poder disfrutarlo sin el agobio de la marabunta. A todos ellos les pido perdón por fastidiarles el invento. Antes de retirarme a darme a mí misma cien latigazos les recuerdo que, si les molesta mucho tomarse el vermú con gente, siempre pueden comprarlo para llevárselo a casa.

Bodega Costa Brava: c/ Alzhina, 58. 08024. Barcelona.

Horario: L-J: 10-16h. / 18-23h. V: 10-16h. / 18-24h. S: 12-16h. / 18-24h. D: 12-16h. / 18-22h.

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Foto de MaisTrip vía Facebook Bodega Quimet.

Bodega Quimet

Si le das a elegir a un gracienc entre la Bodega Quimet o su vida, posiblemente te dirá que para qué sirve lo segundo si le quitas lo primero. Hasta este rincón oscuro lleno de barricas, botellas y pizarras que sólo con leerlas te hacen salivar, acuden sin pereza habituales del barrio para hacer el vermú, como se llama por estos lugares a tomar el aperitivo.

El Quimet no está en el corazón de Gràcia, es el corazón mismo de Gràcia. Y, aunque esta bodega lleva latiendo desde 1954, no siempre gozó de buena salud. La recogieron y resucitaron los hermanos Montero y algo habrán hecho bien que, cuando se van de vacaciones, la simple vista de esa persiana bajada provoca en más de uno sudores fríos.

Sudores que serán debidamente paliados —me lo ha contado un amiga— a base de garnachas o priorat, con boquerones, embutidos y pulpo. Mientras tanto, ellos, con un cartel escrito a mano y mucho recochineo nos dicen que pasemos unas buenas fiestas, que vuelven a finales de agosto. 

Se intentará pero, por favor, que se acabe el mes pronto.

Bodega Quimet. c/ Vic, 23. 08006 Barcelona.

Horario: L-V: 10-24h. S-D: 12-16:30h / 18:30-24h. 

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