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Angelica Dass: "Antes que únicos, lo que somos, es humanos"

Como ocurre con la gran mayoría de seres humanos, la piel de Angelica Dass, no es rosa. La suya es de color 7522C, y de esta aparente insignificancia nació una reflexión que hoy expresa mediante Humanæ, el mayor inventario cromático de los diferentes tonos de piel humana de la historia…

Angelica Dass: «Antes que únicos, lo que somos, es humanos»

Un niño te pide que le pases un lápiz “color carne”, ¿qué tono eliges? Sin pensarlo dos veces, tomas el rosa. Es irracional, vehemente y puede que hasta supremacista, pero también es la reacción más probable. Si ese niño estuviera retratando a Angelica Dass, ése no sería el lápiz que buscaba.

Como ocurre con la gran mayoría de seres humanos, la piel de Angelica Dass, no es rosa. La suya es de color 7522C, y de esta aparente insignificancia nació una reflexión que hoy expresa mediante Humanæ, el mayor inventario cromático de los diferentes tonos de piel humana de la historia. Hablamos con ella para sumergirnos en el proyecto mediante palabras de la propia artista.

Angelica Dass
Algunas de los retratos parte de Humanæ | Imagen: Angelica Dass

 

Dass ha compilado más de 4.000 retratos en 5 continentes y todos con el mismo formato: 11×11 pixeles, plano frontal y de fondo, el mismo color de la persona retratada. Cada imagen se acompaña en su parte inferior de unos dígitos que se corresponden con el código preciso de las Guías PANTONE®, un sistema empleado en diseño gráfico para identificar un color. En su caso, como ya apuntó el fotógrafo Alejandro Castillote, este método consigue desactivar «cualquier pretensión de control o de establecimiento de jerarquías en función de la raza o la condición social”.

Nacida en Brasil pero madrileña de adopción por más de una década, la fotógrafa explica los entresijos del infinito proyecto sobre el que otros se miran, se identifican, reflexionan y debaten. De su bachiller técnico y mecánico tomó su obsesión por la medición, de su experiencia en la fotografía comercial la finura estética, y de sus raíces familiares, el contenido de un mensaje que clama por la alabanza de la mezcla, la diversidad y el respeto, tanto hacia otros como hacia uno mismo.

“Es un trabajo que ha nacido del dolor. Grande. Profundo. Que me ha arrastrado durante muchos años”

Cuando nos reunimos con ella cerca de su estudio en Madrid, acaba de volver de realizar un proyecto con refugiados entre la frontera entre Italia y Suiza y cuenta que dentro de unos días viajará a Abu Dhabi. Son tan sólo ejemplos de los diversos e hiperactivos pasos a los que se ha visto impulsada por Humanæ desde el boom de la charla TED Global, la cual impulsó su proyecto hasta los confines de la Tierra.

En la sede de la UNESCO en París y el Foro Económico Mundial de Davos. En escuelas y residencias de ancianos. En museos y calles. Entre coleccionistas suizos y agricultores ecuatoriorianos. En la revista Foreigns Affairs, en miles de páginas de internet y en cientos de conferencias. Aquí, allí y en todas partes. Humanæ llega a casi todos los rincones del mundo como herramienta y detonante, pero Angelica Dass recuerda bien cómo empezó el germen de la vorágine:

“Es un trabajo que ha nacido del dolor. Grande. Profundo. Que me ha arrastrado durante muchos años. Es la raíz de algo que quiero cambiar y yo sola en casa colocando mis fotos no podía cambiarlo” explica la artista.

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Humanæ laGalería Max Estrella, ganadora de la sección off PhotoEspaña 2013 | Foto: Angelica Dass

 

Empezó como un proyecto de fin de máster con cierta función catártica, intentando entender el enredo de su propia identidad haciendo retratos de familiares y amigos. Después, empezó a dialogar con desconocidos a los que les decía: “mira, yo quiero probar que nadie es blanco ni negro, ¿te apuntas?. Más tarde llegaron las convocatorias con cientos de voluntarios en casa ocasión, y al final, acabó dándose cuenta de que en realidad «Humanæ es una conversación con el planeta entero».

¿De verdad ha conseguido llegar a todas partes? Angelica responde: “siempre digo que dejaré de hacer fotos cuando de verdad consiga un equilibrio en mi trabajo. No es justo que de los 54 países que hay en África yo solo haya visitado uno, Etiopía, y sin embargo haya ido 5 veces a Suiza en diferentes conferencias y proyectos. Algo pasa. Tanto la financiación como la oportunidad de discutir sobre estos temas está en el hemisferio norte y esto también es aplicable en una misma ciudad. Se deben hacer cosas en las instituciones y centros de las grandes ciudades pero también los barrios marginales”, opina Angelica, quien no establece fecha de fin para el proyecto sino una perpetua evolución.

«Yo no hablo desde el enfado; trabajo desde el amor. Es cursi pero es así»

Dass comenta que “es fácil evangelizar a católicos” y trabajar en grandes ciudades europeas o estadounidenses donde se apoya la discusión sobre estos temas, pero hay preguntas que mantienen su sed de movimiento: «¿Cómo hacer llegar la conversación a esa gente que nunca va a entrar en el museo?, ¿cómo transmitir el proyecto para que puedan reflexionar sobre temas que les interesan?”. Su estrategia se sienta sobre una filosofía sólida: “La cultura es un lugar de unión extremadamente importante y mi lugar no es en el centro ni en la periferia sino de puente entre ambos. Igual estoy con multimillonarios que con niños y puedo hacer de puente entre los extremos”.

Cuando le preguntamos sobre ideologías racistas, la artista comparte episodios vividos en carne propia en España. Ha recibido comentarios xenófobos, insultos nacidos de la ignorancia y un anciano llegó a pedirle a policía que revisara sus papeles. Sin embargo, no pierde la esperanza por transformar las cosas: «Yo no hablo desde el enfado; trabajo desde el amor. Es cursi pero es así. No canalizo rabia (…) Tenemos que abrir la mente, pedir más empatía, buscar lugares comunes y evitar enfrentamientos. Ya bastante difícil es estar en este planeta donde cada día es una pelea. ¿Cómo vamos a hacer ese camino más amable?,  ¿cómo intercambiar experiencias?, ¿cómo seguir aprendiendo y seguir siendo curiosos?».

Angelica Dass considera que, a pesar del ruido que puedan crear los movimientos políticos de derecha en Europa y el incremento de la xenofobia asociados a los mismos, «hay un aumento en el deseo ciudadano de luchar contra el racismo» y que con su trabajo y su posición como figura pública, contribuye a que otras personas no sientan el rechazo: «Mi obra es política porque yo hablo. Antes me quedaba callada pero desde que descubrí que parte de mi trabajo es hablar, no perdono una«, asegura la artista.

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Reflexión y debate más allá de la imagen | Foto: Juan Miguel Ponce

 

Sus fotografías son utilizadas por antropólogos, pintores, profesores, quienes la usan como herramienta de enseñanza, y hasta por científicos. Humanæ esta en el Laboratorio de Genética en el Museo Da Vinci porque «enseña es que todos tenemos una compilación de ADN y es en las últimas letras donde hay unas letras que nos diferencian y nos hacen únicos. La materia prima que nos hace es la misma. De ahí que el respeto y el tratamiento de las imágenes exactamente el mismo, pero todos únicos y especiales«.

«Quiero que descubramos que no existen las razas»

Durante la conversación, Dass no puede evitar recordar que la codificación asociada a una tipología física aparece con la llegada del colonialismo, simplemente «porque había justificar que esa persona era inferior«. Pero si no podemos cambiar la historia, ¿es posible revertir el proceso?

La fotógrafa tiene un ambicioso plan: «Lo que yo quiero es gigante: De la misma manera que hemos llegado al consenso de que la tierra no era plana, y científicamente hemos probado que era redonda, deseo lo mismo para la raza. Quiero que descubramos que no existen las razas, que somos una, que somos humanos y lo fundamental es el respeto. Entremos después en discusiones sobre cómo gestionar las diferencias, porque existen y son fundamentales; nos hacen únicos. Pero antes que únicos, lo que somos, es humanos».

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