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Armenia y Azerbaiyán, las claves de un conflicto perpetuo

Las tensiones entre ambos países comenzaron hace más de un siglo, cuando proclamaron su independencia de Rusia tras la Revolución de Octubre

Armenia y Azerbaiyán, las claves de un conflicto perpetuo

Funeral del militar de las Fuerzas Armadas de Azerbaiyán Sabuhi Ahmadov, muerto en los últimos enfrentamientos con Armenia | Aziz Karimov (Reuters)

La paz entre Armenia y Azerbiyán está cada vez más cerca de romperse. Dos años después del fin de la segunda guerra del Karabaj, el Ejército azerbaiyano ha vuelto a atacar varias localidades armenias: los enfrentamientos armados del pasado martes en la frontera entre ambos países acabaron con 155 muertos.

Ambas partes firmaron un alto el fuego dos días después de los altercados, el pasado jueves. Estados Unidos y el papa, entre otros, han pedido a Azerbaiyán que respete esta tregua, pero no existen garantías de que esto ocurra.

La gravedad de la situación es tal que, el miércoles, el Consejo de Seguridad de la ONU celebró una reunión a puerta cerrada para tratar, precisamente, la situación en la frontera entre Armenia y Azerbaiyán.

Pero el conflicto entre ambos países tiene más de un siglo de antigüedad y alcanzar un acuerdo satisfactorio para ambas partes es una tarea cada vez más difícil.

Nagorno Karabaj

Todo el conflicto comienza por el Alto Karabaj, cuyo nombre más antiguo, en armenio, es Artsaj. El término Nagorno, con el que también se conoce ahora a este territorio, es en realidad moderno y significa «montañoso» en ruso.

Esta región está situada en el Cáucaso Sur y es parte de Azerbaiyán; sin embargo, desde 1991 funciona como un Estado independiente. Y Armenia apoya esta decisión; es más, el 80% de la población de este territorio son armenios de religión cristiana.

Historia del conflicto entre Armenia y Azerbaiyán

Para entender los orígenes de la disputa entre Armenia y Azerbaiyán hay que remontarse más de cien años en la historia. En 1917, cuando tuvo lugar la Revolución de Octubre, tres naciones del Cáucaso proclamaron su independencia de Rusia. Estas fueron Georgia, Armenia y Azerbaiyán. Unos meses después, en 1918, crearon la República Democrática Federal de Transcaucasia con el fin de organizarse. En esta decisión influyó el conocimiento de que pueblos y ciudades del Alto Karabaj tenían población mixta.

Pero las buenas intenciones detrás de este acuerdo de organización duraron tan solo cuatro meses. La República acabó por disolverse debido a las disputas territoriales y étnicas entre armenios y azeríes; tanto es así, que desembocó en una guerra.

Los armenios de Karabaj intentaron entonces proclamarse como república independiente pero, en 1919, después de la Primera Guerra Mundial, las tropas británicas ocuparon el territorio. Ante esta situación, correspondía a la Conferencia de París tomar una decisión sobre la región. Sin embargo, la URSS lo hizo antes: creó la República Socialista Federativa Soviética Transcaucásica, e integró a esta zona en su territorio.

El problema es que esta solución no acabó de convencer ni a azerbaiyanos ni a armenios. Pero el yugo soviético acabó por dormir el problema: Moscú creó en 1923 el Óblast Autónomo del Alto Karabaj dentro de la RSS de Azerbaiyán, a pesar de que el 94% de su población era armenia (óblast es un término ruso empleado para designar a una demarcación administrativa que corresponde a una región).

Unos años más tarde, cuando Gorbachov estaba ya al frente de la URSS, su glasnot reanudó los tambores de guerra en ambas partes del conflicto. La disputa étnica acabó en las armas y tuvo su primer incidente en febrero de 1988. Después de esto estalló un linchamiento contra los residentes armenios en la ciudad de Sumgait. A lo largo de tres días, golpearon y asesinaron a los armenios, y a las mujeres las violaron y quemaron vivas. El Ejército soviético logró poner fin al conflicto el 1 de marzo, consiguiendo un intento de paz.

Gorbachov intentó cambiar esta situación con la intervención militar en Armenia en septiembre de 1988. Pero sus intentos fueron en vano: la RSS de Azerbaiyán empezó, casi un año después, en el verano de 1989, un bloqueo aéreo y ferroviario contra Armenia para ahogar la economía del país.

El segundo pogromo contra los armenios llegó en enero de 1990, en Bakú, capital de Azerbaiyán. En ella vivían más de 250.000 armenios y, cuando acaba el llamado «Enero Negro», la población armenia en la capital es de tan solo 36.000 personas.

Primera guerra de Nagorno Karabaj

La tensión en la zona fue escalando y alcanzó su punto álgido en 1991. El Gobierno de la URSS organizó un referéndum especial en la primavera de ese año con el objetivo de que las repúblicas soviéticas decidieran si querían seguir unidas o constituirse como independientes.

Nagorno Karabaj celebró su propio referéndum, y ganó la independencia. Tras ello nace la autoproclamada República de Nagorno Karabaj, a la que no reconoce la comunidad internacional ya que, aún a día de hoy, la considera parte de Azerbaiyán.

Esto llevó a la guerra entre azerbaiyanos y armenios que provocó, según las Naciones Unidas, 35.000 muertos y 650.000 desplazamientos entre 1991 a 1994. En este año firmaron un alto el fuego, pero era una tregua frágil y ambas partes se acusaron mutuamente de haberlo roto en varias ocasiones.

Periodistas graban los restos de un proyectil de tras los enfrentamientos fronterizos con Azerbaiyán, en la ciudad de Jermuk, Armenia.
Periodistas graban los restos de un proyectil de tras los enfrentamientos fronterizos con Azerbaiyán, en la ciudad de Jermuk, Armenia. Foto: Stepan Poghosyan (Reuters Attention Editors)

Segunda guerra de Nagorno Karabaj

Armenia y Azerbaiyán vuelven a tomar las armas la noche del 2 de abril de 2016. Empezaba así la conocida como Guerra de cuatro días, que termina con una frágil paz. Tan delicada era esta tregua que, cuatro años después, en 2020, la tensión vuelve a tomar mayor intensidad y comienza la segunda guerra de Nagorno Karabaj.

Los cálculos establecen que, durante las seis semanas que duró el conflicto, murieron más de 6.5000 personas. La guerra finalizó con la victoria de Azerbaiyán, que recuperó todo lo perdido en el primer enfrentamiento, así como las regiones alrededor del Alto Karabaj. La firma de la paz dio a Azerbaiyán el control de los accesos a la región y Rusia envió a sus soldados para mantener esta situación.

La nueva escalada de tensión

Pero la paz ha vuelto a ser temporal. Aunque durante los dos últimos años ha habido varios incidentes, las nuevas acciones militares de Azerbaiyán han supuesto un salto de intensidad en las tensiones. La ofensiva, además, no ha sido en el Karabaj, sino directamente contra territorio armenio.

El primer ministro armenio, Nikol Pashinián, ha asegurado que la agresión de Azerbaiyán está relacionada con la falta de voluntad de Bakú para avanzar en las negociaciones de paz: «Azerbaiyán no quiere negociaciones sobre el conflicto de Nagorno Karabaj».

Los apoyos a ambas partes

Hombres azeríes que viven en Turquía ondean banderas de Turquía y Azerbaiyán durante una protesta tras los enfrentamientos de 2020.
Hombres azeríes que viven en Turquía ondean banderas de Turquía y Azerbaiyán durante una protesta tras los enfrentamientos de 2020. Foto: Murad Sezer (Reuters)

El principal aliado de Azerbaiyán es Turquía. Principalmente porque los armenios son un enemigo en común y, además, comparten tanto cultura como lengua. Armenia, por su parte, tiene el apoyo de Rusia y Estados Unidos. Al menos en teoría, ya que este es cada vez menos claro debido al contexto actual.

Para empezar, Moscú está centrado en la guerra en Ucrania. Además, dado que Azerbaiyán es ahora una vía fundamental para la entrada y salida de mercancías y energía a Rusia, tampoco le conviene estar enemistado con este país. Es por eso que, aunque los armenios han pedido ayuda a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), el organismo supranacional de seguridad que lidera Moscú, las probabilidades de que el Kremlin atienda la petición no son muy altas.

En cuanto a Estados Unidos, tampoco puede dejar de lado ahora la importancia del petróleo azerbaiyano. Lo mismo ocurre con la Unión Europea que, aunque pretenda actuar como mediador, necesita la energía. Por tanto, si Azerbaiyán decide seguir adelante con el uso de las armas las perspectivas de ayuda internacional a Armenia son cada vez más dudosas. Es por esto que muchos analistas temen cada vez más el estallido de una nueva guerra entre ambos países.

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