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La incautación de coches se está convirtiendo en un negociazo para los gobiernos

Algunas de estas confiscaciones de vehículos no son temporales, como cuando se los lleva la grúa, sino para toda la eternidad

La incautación de coches se está convirtiendo en un negociazo para los gobiernos

Un agente de la Guardia Civil de Tráfico. | Europa Press

Los excesos al volante están asociados de forma inherente al pago de multas y sanciones. En la mayoría de los países existe un escalado en la cuantía a abonar de acuerdo con la gravedad de la tropelía cometida. En España, superar en 32 kilómetros por hora el límite establecido en una zona de 50 km/h puede suponer la retirada de unos cuantos puntos en el carnet y una multa de no más de 400 euros. La mala suerte de un tipo llamado Anders Wiklof es que no vive en España, sino en Finlandia. En algunos países nórdicos, y otros como Suiza, las sanciones se asocian de manera proporcional a los ingresos anuales del infractor.

Este ciudadano, de 72 años y vecino de las Islas Aland, se vio obligado a abonar la onerosa cifra de 122.000 euros por viajar a 82 km/h en una zona de 50. El dineral que salió de su bolsillo esta semana pasada se dictamina conforme a sus ingresos. El tal Wiklof es propietario de una veintena de empresas valoradas en más de 350 millones de euros. No es la primera vez que es atrapado en una parecida, porque al menos en dos ocasiones previas, su bolsillo ha sido aligerado en cuantías equiparables. De propina, perdió su licencia de conducción durante diez días. A pesar de ello, hay quien piensa que tendrían que haberle retirado el coche.

Incautación de vehículos, para siempre

Casi peor que la multa, es la incautación de coches a los transgresores de la ley. No siempre es de forma temporal, como cuando se los lleva la grúa, sino para los restos, algo que alegra en sobremanera a los ucranianos. No es que en Ucrania aplaudan estas medidas, porque ni siquiera ocurre dentro de sus fronteras, sino que ocurren en Letonia. En la república báltica tienen un verdadero problema con el alcohol. No lo es cuando se consume dentro de unos límites razonables, y luego no se conduce. El problema para las autoridades del país es que este binomio está asociado en más ocasiones de las deseables.

Es por ello que han empezado a retirar el vehículo a todo aquel conductor que sea atrapado al volante con un nivel etílico indebido, establecido en el 0,15% de alcohol en sangre. Los infractores no perderá su coche unos días… sino para siempre. Debido al éxito de la medida, los estamentos gubernamentales letones comenzaron a encontrarse con un problema. No sabían dónde meter los más de doscientos coches que habían quitado de la circulación desde enero y hasta marzo de este 2023.

El parlamento de aquel país decidió que sería una buena idea enviarlos a hospitales y militares ucranianos, con los que hacerles más llevadero el esfuerzo en el conflicto con Rusia. Por eso, a primeros de marzo una expedición formada por ocho coches particulares subidos en un trailer salió de Riga en dirección a Kiev. Los coches requisados a veces se revenden, o se desguazan para aprovechar sus piezas, o como en este caso, se le entregan a una ONG —TwitterConvoy—, que se hace cargo de llevarlos hasta Ucrania. 

Fast & Furious

Las películas de Vin Diesel, con carreras ilegales de coches a los que nunca se les acaban las marchas, capaces de volar, o superar a Fórmulas 1 por las calles de cualquier ciudad, han creado escuela. Jóvenes de todo el mundo han adquirido la ilegal costumbre de emular las acrobacias al volante de Dominic Toretto en la pantalla. En lugar de buscarse un circuito o un lugar adecuado, lo hacen en rotondas de vías públicas, o calles de poco tráfico pero de uso habitual por otros conductores. Ello está generando problemas en muchas ciudades, y donde han cortado por lo sano es en Memphis, la ciudad de Elvis Presley.

Su comisario, Cerelyn David, arrancó una cruzada contra los pilotos callejeros en 2021. El programa se «llamó Operación de Delitos Callejeros para Restaurar la Paz en Nuestros Barrios», y en sus primeros meses acumularon 270 coches en las dependencias. El alcalde fue a más y defendió en público alinearlos en una plaza pública y pasar por encima con una apisonadora, aunque no llegó a ejecutar su idea. La diatriba reside en que una vez entregadas las llaves a los agentes del orden, se pierde la pista de los coches, incluso sin que haya denuncias de por medio.

Más de 700 coches fueron incautados por la policía de la ciudad de Memphis en 2022, a menudo a conductores que nunca fueron acusados de delito alguno, que quedan desvehiculizados a cuenta de un complejo proceso judicial para recuperar su propiedad. Esto trae beneficios, pero no a los conductores, sino a los incautadores. Se calcula que solo en 2018, la policía de 42 estados y Washington DC embargaron bienes de sus conciudadanos por valor de unos 3.000 millones de dólares. Cifras en mano, es un negocio sumamente lucrativo. 

Más cerca

La moda de hacer carreras por las calles está muy extendida y en la ciudad californiana de Pico Rivera están desarrollando una ley al respecto. Con ella en la mano, las autoridades impondrán una multa de 2.000 dólares y la retirada del vehículo a todo aquel que quiera emular los vídeos del desaparecido piloto de rallyes Ken Block. No es necesario irse tan lejos. El año pasado la Policía Local de Málaga desplegó un dispositivo de vigilancia preventivo para poner freno a las carreras ilegales. Decenas de jóvenes se citan a través de redes sociales, donde más tarde muestran sus hazañas al volante. Estas ruidosas quedadas se suelen celebrar los viernes por la noche, y a ellas llegan participantes desde las provincias limítrofes de Cádiz y Granada.

En ellas ejecutan maniobras espectaculares, al tiempo que peligrosas y excesivas, ante un público que les jaleó litronas en mano. La presión policial obliga a los organizadores a moverse de manera continua, pero no es difícil seguirles la pista. Realizan pruebas de aceleración en paralelo, concursos de derrapadas, o drifting —recorridos a modo de circuito con los vehículos perdiendo tracción en sus ruedas—. Cuando se reúnen coches y motos a la vez, el peligro aumenta.

La solución, para muchos, no pasa por las sanciones, sino quitarles un tiempo sus mecánicas, y así se retirarían de las calles conductas de peligro. En varias ocasiones han provocado accidentes de gravedad, pero la posibilidad de embargo de vehículos no está reflejada en la legislación vigente por estos motivos. Este tipo de conductas se replican en muchas urbes de la geografía española, para solaz de las policías municipales de muchas ciudades, sin tener una solución clara y contundente. No al menos a día de hoy, aunque hay quien no pierde de vista lo que medidas coercitivas de corte duro podrían ayudar a las arcas públicas, viendo otros ejemplos.

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