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Casi el 80% de los hombres tomaría anticonceptivos, pero no con efectos adversos

Un estudio de YLabs y We-Vibe realizado en siete países muestra también que todavía hay miedo a dejar en los hombres la responsabilidad de la anticoncepción

Casi el 80% de los hombres tomaría anticonceptivos, pero no con efectos adversos

Cedida por We-Vibe

El 78% de los hombres son positivos respecto a los anticonceptivos masculinos y se plantearían tomarlos, según un estudio llevado a cabo por el fabricante de juguetes sexuales We-Vibe y el instituto de investigación estadounidense YLabs, del Laboratorio de Investigación de Harvard, en el que han participado personas de siete países, incluido España. 

Sin embargo, el porcentaje de hombres que no estarían dispuestos a soportar ningún efecto secundario también es muy elevado y se sitúa en el 41%, a lo que se suman los que no estarían dispuestos a tolerar algunos efectos en concreto, como el aumento de peso, la pérdida del deseo sexual o el acné, todos ellos habituales en la toma de anticonceptivos hormonales femeninos actualmente. 

Esto supone que en la realidad, aquellos que estarían dispuestos a tomar estos tratamientos en el estado en que se encuentran actualmente en la investigación, con los efectos secundarios que llevan asociados, son una minoría. Esto lleva a que se estén estudiando en detalle otros métodos que llevan asociados pocos o ningún efecto secundario, como un gel que puede aplicarse sobre la piel y que reduce eficazmente el número de  espermatozoides y una inyección no hormonal en los conductos deferentes que detiene la liberación de  esperma.  

Así, al menos por ahora, «son muy minoritarios los hombres que están realmente interesados en asumir ellos la anticoncepción, más allá del preservativo», dice a THE OBJECTIVE Ana Lombardía, experta en salud y bienestar sexual de We-Vibe. «Ellos no están dispuestos a asumir esos efectos secundarios porque todavía la sensación de responsabilidad que tiene la mayor parte de los hombres acerca de la anticoncepción es bastante limitada», añade. 

El interés, según muestra el estudio, es mayor entre las generaciones más jóvenes, «que cada vez cuestionan más los roles y responsabilidades de género existentes». Según los datos de este trabajo, el 83% de los encuestados, más de 3.500 distribuidos en siete países, atribuye la responsabilidad de la anticoncepción a todas las partes implicadas, independientemente de su identidad de género. 

Sin embargo, Lombardía insiste en que los cambios son todavía «muy minoritarios» y se ven solo «en ciertos grupos de hombres feministas o en mujeres que se relacionan con hombres responsables que estarían dispuestas a ceder esa responsabilidad». Pero insiste en que «la percepción de responsabilidad todavía no es tan grande en los hombres como para asumir esos efectos secundarios». 

Las mujeres, reacias a ceder la responsabilidad 

Otro aspecto que destaca el estudio es que, aunque el 77% de las mujeres encuestadas piensan que los anticonceptivos masculinos son una buena idea, las participantes afirman no estar preparadas para ceder esa responsabilidad en su pareja debido a la falta de confianza. Algo que, según los datos obtenidos de la encuesta, también han expresado los propios hombres. 

«Otros estudios han encontrado también datos similares sobre la falta de confianza en los hombres para tomarse los anticonceptivos de manera apropiada», señalan desde We-Vibe e YLabs. «Los participantes destacan que los hombres pueden olvidarse de tomar la píldora por estar más desligados de la responsabilidad de la anticoncepción o incluso pueden llevar a engañar a sus parejas para tener sexo sin protección». 

Esta desconfianza, explica Lombardía, está justificada, y es que «está muy evidenciado que la adherencia a los tratamientos médicos de cualquier tipo es mucho mayor en las mujeres que en los hombres, es decir, ellos tienden a ser más olvidadizos, más despistados». 

Un comportamiento que es aún más claro cuando se trata de la anticoncepción, apunta la sexóloga. «De hecho, suelen ser mucho más reacios al preservativo y más descuidados en ese aspecto porque no asumen esa responsabilidad de la misma manera en que lo hacemos nosotras». 

Por eso, considera que queda lejos el reparto por igual de la responsabilidad en este tema, puesto que para ello «tendría que haber un cambio social estructural tremendo, va desde cuestiones legales, a políticas, sociales, culturales». Opina que mientras que la crianza, la educación, los cuidados, sigan recayendo mayoritariamente en las mujeres, «los hombres van a ignorar su responsabilidad en la anticoncepción con muchísima más probabilidad que las mujeres, eso sin duda alguna». 

Las mujeres, cada vez menos dispuestas a soportar efectos secundarios

Lo que sí está cambiando es la relación que tienen las mujeres con los anticonceptivos, y es que cada vez son menos las que están dispuestas a soportar todos esos efectos secundarios a los que los hombres se niegan. 

Cambios de humor, acné, aumento de peso, falta de libido, vaginitis, dolor abdominal, hongos vaginales, retención de líquidos y cambios en el sangrado se encuentran entre los efectos frecuentes de este tipo de tratamientos hormonales. 

Durante décadas, las mujeres han asumido estos tratamientos por la falta de alternativas, pero la mayor información y los cambios sociales han llevado a que cada vez sean más las que se niegan a pasar por ello. «Cada vez las mujeres tenemos más información acerca de la píldora, acerca de los efectos que tiene en nuestro cuerpo y cada vez hay menos mujeres que están dispuestas» a sufrirlo, afirma Lombardía. 

Apunta, sin embargo, que falta todavía «una parte de educación emocional que las mujeres tenemos que hacer» para no tomar los anticonceptivos por la presión o las necesidades de la pareja y no por motivaciones propias. «Las mujeres aceptamos esa parte de anticoncepción con métodos hormonales muchas veces porque ellos no quieren utilizar el preservativo. Se ve sobre todo en relaciones estables, es como un paso que se da en las relaciones monógamas estables, casi una consecuencia lógica de tener pareja». 

Pero hay un aspecto positivo, opina Lombardía: «Una de las cosas buenas que yo veo de todo esto que está sucediendo, por tratar de buscarle el lado positivo, que si los hombres se quejan de que los efectos adversos son demasiados, si al final consiguen que los efectos en los medicamentos masculinos sean menores, quiero creer que las mujeres nos levantaremos para pedir lo mismo, es el único avance que veo», dice la sexóloga.

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