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La técnica de un premio Nobel para aprender cualquier cosa de forma rápida y profunda

Richard Feynman propone un método de aprendizaje activo centrado en explicar e identificar las lagunas del conocimiento

La técnica de un premio Nobel para aprender cualquier cosa de forma rápida y profunda

Una mujer estudiando | Pixabay

El debate sobre las técnicas para aprender y los modelos de educación en sí mismos es algo cada vez más presente en la sociedad, tanto para menores como opositores. Son muchas las veces en las que una persona aprende algo pero que después de soltarlo en el examen lo olvida por completo, o simplemente ocurre al pasar algo de tiempo.

Aquí entra en juego la forma de aprendizaje, y la técnica Feynman nació para asegurar a los estudiantes que retenían la información de verdad. Este método lo desarrolló Richard Feynman, quien ganó el Premio Nobel de Física en 1965. Fallecido en 1988, el físico fue pionero en el campo de la electrodinámica cuántica. Reinventó la comprensión de la física de partículas gracias a cómo representó, de forma visual, las partículas atómicas.

Más allá de la física teórica, tuvo mucha influencia en el Proyecto Manhattan. En este sentido, escribió un detallado informe sobre las causas del desastre del transbordador espacial Challenger y tenía mucha capacidad para comunicar ideas complejas de forma clara y sencilla.

Pero él mismo destacaba que no era su inteligencia innata lo que lo hacía brillante. El físico relacionaba su éxito final con el método para entender, simplificar y explicar conceptos difíciles que llevaba a cabo. Este es el conocido como «la técnica Feynman».

Los cuatro pasos para aprender algo

La base de esta técnica está en la idea de que una de las formas más eficaces para mejorar la comprensión es imaginar que hay que enseñar esa materia a alguien que no tiene ni idea de ella. Es decir, descomponerlo para niños pequeños. Así, es una forma de obligarse a explicar esos pensamientos y es más fácil evitar pasar por alto parte que no se lleguen a entender del todo.

Para hacer esto, el físico divide la técnica en cuatro pasos.

Identificar el tema

El primer paso es elegir un tema que se haya estudiado hace poco, o bien alguna temática sobre la que gustaría poner a prueba los conocimientos y la comprensión. Esto hace que el aprendizaje sea específico, es decir, hay algo concreto a aprender, no toda una asignatura. Esto ayuda a saber bien qué hay que estudiar.

Enseñárselo a un niño

Dos niñas haciendo deberes. Foto: Pixabay
Dos niñas haciendo deberes. Foto: Pixabay

Aquí hay que imaginar que hay un niño pequeño al que enseñar y explicar el tema, o bien alguien que nunca ha tenido que hacer frente a este tema. La clave para hacerlo es explicar todos los conceptos con un lenguaje sencillo. Además, no hay que limitarse a definirlos; si, por ejemplo, es un concepto matemático, es muy útil trabajar con situaciones que permitan mostrar cómo funciona el concepto en la práctica.

Esto acaba con uno de los errores clásicos del aprendizaje, que es mostrarlo como un proceso pasivo. La relectura y el subrayado, por ejemplo, son técnicas de aprendizaje muy populares. Sin embargo, son bastante ineficaces porque no suponen una implicación significativa con el material. Enseñar supone un método activo y, por tanto, mucho más eficaz; no es posible enseñar algo sin antes entenderlo.

Identificar las lagunas de conocimiento

El tercer paso es identificar esas partes que han resultado más difíciles de explicar o en las que ha hecho falta consultar los apuntes o el libro de texto para refrescar los conocimientos. En caso de haber necesitado usar algún término técnico hay que obligarse a buscar otros más sencillos.

Es por eso que esta técnica es una forma activa de aprender: identificar los puntos débiles permite aprender de forma más intencionada. Releer, subrayar y resumir supone repasar algo que ya se sabe, mientras que de esta forma es posible centrar la atención en las partes más difíciles.

Volver a simplificar para terminar de aprender

El último paso de esta técnica es reescribir la explicación del tema de estudio pero en términos más sencillos. Esto suele implicar una reorganización de los pensamientos para que la explicación fluya de forma más natural, terminar pensamientos incompletos y encontrar ejemplos más sencillos para poder desglosar las ideas complejas.

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