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El 80% de los pacientes acude a terapia tras un tratamiento de reproducción asistida fallido

España tiene un boyante negocio con estas terapias gracias a los precios competitivos y las mejoras tecnológicas

El 80% de los pacientes acude a terapia tras un tratamiento de reproducción asistida fallido

Dos padres. | Alejandra Svriz

Tener un hijo es uno de los procesos más complejos en la vida de toda persona. No solo es el tener que cambiar por completo los horarios de los padres, sus costumbres, sus planes o incluso sus rutinas más básicas. También existe un nuevo componente que aparece desde el momento de la fecundación hasta bien pasada la madurez del hijo –aunque a veces dure toda la vida-: la preocupación y, en su forma más radical, el miedo.

Es común que durante estos procesos surjan infinidad de nuevos temores acerca del bienestar del bebé, de si la madre estará haciendo todo lo pautado por el médico a rajatabla para asegurar el mejor desarrollo del embrión, sobre si no habrá algún problema imprevisto que complique la gestación e incluso el parto. Todos ellos son normales y siempre requieren de cierta asistencia -ya sea profesional o a veces de un círculo de personas cercano que ya han pasado esta experiencia con anterioridad- que permita transigir a través del temor de la forma más sosegada y sana que se pueda.

En los tratamientos de reproducción asistida se viven exactamente las mismas situaciones que durante el resto de embarazos. Sin embargo, un estudio del Instituto Bernabeu ha puesto el foco sobre uno de los problemas que conllevan este tipo de terapias: las gestaciones fallidas o que no logran consumarse. Aunque la cifra se ha reducido drásticamente en los últimos años -en especial gracias a la innovaciones tecnológicas y a la depuración de los tratamientos- es cierto que aún pueden darse casos de procesos que no llegan al fin deseado por diversas razones –desde la baja calidad de las células sexuales hasta posibles enfermedades que complican el proceso médico- y que requieren de volver a enfrentarse a todo el proceso médico, con el desgaste emocional y mental que ello supone.

El estudio del Instituto Bernabeu sostiene que es tal la complicación de no ver consumado este proyecto que ocho de cada diez personas que se someten a tratamientos de reproducción asistida que no funcionan deciden acudir a un profesional de la salud mental para recibir apoyo emocional. Natalia Romera es psicóloga de este centro y está especializada en atención a los tratamientos de infertilidad. En una llamada con THE OBJECTIVE relata que el perfil promedio del paciente que acude a su gabinete es eminentemente femenino (el 95%), aunque a veces acuden las parejas con el objetivo de focalizar este problema de la mano al ser de especial relevancia para la pareja.

La profesional relata que suelen acudir a ella tras varios intentos fallidos, lo que suele provocar un duelo en el paciente que necesita ser superado de alguna forma y que puede aliviarse y mitigarse. Añade, además, que también es común que se presenten ante ella mujeres que viven el conocido como «duelo genético»: madres que deben renunciar a que, por ejemplo, su hijo se parezca a ella al tener que seleccionar otras células sexuales por la imposibilidad de haberlo conseguido con las de ambos progenitores.

Natalia Romero, profesional del Instituto Bermabeu.
Natalia Romero, profesional del Instituto Bernabeu.

Un negocio boyante en España

Las terapias de reproducción asistida son un negocio boyante de gran efectividad. El deseo de la maternidad o la paternidad es parte de la naturaleza humana y muchas veces los problemas físicos impiden que pueda llevarse a cabo de forma natural, por lo que es necesario acudir a un profesional para poder cumplir con ello y recibir esta ayuda extra que puede facilitar el proceso. En 2023, España cuenta con 439 clínicas públicas y privadas que practican este tipo de terapias.

En 2021, última fecha de la que se tiene registros, nacieron en España 40.638 niños gracias a estos procesos médicos. La Sociedad Española de Fertilidad (SEF) y el Ministerio de Sanidad informaron de que se llevaron a cabo 165.453 ciclos de Fecundaciones In Vitro (FIV) y 33.818 Inseminaciones Artificiales (IA), lo que para los primeros supone un incremento del 11,7% con respecto a los datos del 2019 y un 29,8% con respecto al año previo (que se habían reducido a 127.420 debido a la pandemia).

De esta forma, un 11% de los niños que nacieron en España en 2021 fue a través de técnicas de reproducción asistida, siendo en su mayoría descendientes de ciudadanos españoles que realizaron estos tratamientos. También se ha reducido el número de embarazos múltiples, uno de los principales temores de los pacientes al someterse a estos tratamientos, gracias a la depuración de las técnicas y la mejora de la calidad de los centros españoles. La SEF ha situado esta cifra en el 10% y afirma que todo ello ha permitido no tener que utilizar dos o más embriones para obtener un  resultado positivo. 

Un trabajo previo

La profesional del centro especializado en las técnicas de reproducción asistida sostiene que más que un trabajo posterior al fallo en el proceso médico, también existen formas de conseguir una gestión emocional positiva durante los tratamientos médicos a través de un sencillo decálogo que recomienda a todas las madres primerizas que estén acudiendo a clínicas de reproducción asistida y que comienza por una gestión adecuada de las expectativas, ajustadas a la realidad para no lanzarse de cabeza a la decepción si algo no sale según lo esperado. «Las expectativas no siempre son reales y no siempre se consigue un éxito en el tratamiento a la primera, sino que muchas veces llega más tarde», relata. Este paso debe ir acompañado de la importancia de no adelantar escenarios futuros, sean buenos o malos, para ajustarse a la realidad y no a las expectativas.

También considera que las madres deben ser conscientes de las emociones que sienten durante todo el proceso para poder transmitirlas y así gestionarlas en pareja. Se debe tener en cuenta que un embarazo es, de por sí, un proceso muy complejo que supone unos cambios físicos y hormonales notorios para los que una no suele estar preparada. Son momentos de muchas emociones, como la rabia cuando no se consigue que el proceso sea exitosa o el miedo de que nunca vaya a lograrse. También puede devenir en un desequilibrio emocional que afecte a la relación, para lo que pide trabajar en pareja y permitirse sentirse mal los días que sea necesario. «Si no quieres ir a este u otro evento, no tienes que obligarte», recomienda la profesional Romera. Para esas ocasiones en las que una tromba de emociones se nos viene encima, recomienda una serie de ejercicios mentales pautados y adaptados de la mano del terapeuta que pueden ayudar a superar este bache.

¿Y qué hacer con nuestro entorno? Poca gente entiende las dificultades de estar viviendo un proceso de reproducción asistida que no está saliendo como esperábamos. ¿Cuántas veces escuchamos de nuestro entorno comentarios que nos hacen daño?, frases tan frecuentes como ¿y para cuándo el bebé? pueden hacer sentir incomprendida a la madre. Romera recomienda aprender a empatizar con el entorno como recurso para comunicar mejor las emociones, sin esperar la comprensión de los demás.

Es importante también encontrar espacios personales para cada uno, realizar actividades placenteras, que ayuden a distraer las preocupaciones y que al mismo tiempo beneficien la salud mental emocional y mental del paciente. Bastan unos 15 minutos diarios, según la profesional, para notar un bienestar.

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