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Bruselas busca desactivar las divisiones en la UE sobre migración en una reunión de crisis

Los mandatarios de 16 países europeos se reúnen este domingo para intentar desactivar la crisis política surgida en torno a la acogida de migrantes, que enfrenta gobiernos y puso en jaque al propio ejecutivo de coalición alemán.

Bruselas busca desactivar las divisiones en la UE sobre migración en una reunión de crisis

Los mandatarios de 16 países europeos se reúnen este domingo para intentar desactivar la crisis política surgida en torno a la acogida de migrantes, que enfrenta gobiernos y puso en jaque al propio ejecutivo de coalición alemán.

Aunque la Unión Europea vislumbra la protección de sus fronteras como respuesta para enfrentar la llegada de migrantes, su acogida los divide y la negativa de Italia y Malta a dejar atracar barcos con migrantes, como el Lifeline, aumenta la tensión.

Para intentar desbloquear la situación y apaciguar los ánimos, la Comisión Europea ha convocado una «reunión informal» este domingo en Bruselas, antes de una cumbre con los 28 países de la UE el jueves y el viernes consagrada sobre todo a la migración.

Desde de las 15:00, los líderes de Italia, Grecia, España, Malta, Alemania, Francia, Austria y otros 11 países más abordan la cuestión. El grupo de Visegrado, contrarios a la acogida de migrantes, descartaron participar.

Las discusiones se anuncian complejas. «Por desgracia, tengo pocas esperanzas puestas en un resultado importante«, avanzó el viernes el canciller austríaco, Sebastian Kurz, alineado con los países contrarios al asilo de refugiados.

Una fuente diplomática reconoce que «no se decidirá todo el domingo, ni en la cumbre», pero advierte que, más allá de la cuestión migratoria, está en juego el espacio de libre circulación europeo Schengen y la propia UE «en caso de fracaso».

Con la llegada de migrantes a las costas europeas en franco retroceso desde 2015, la Comisión Europea busca frenar las actuaciones unilaterales de algunos países, como Italia, que cerró sus puertos a barcos de oenegés como el Aquarius.

«No puede haber una respuesta unilateral», «la política migratoria tiene que tener una respuesta común, europea», ha declarado en una entrevista a El País el mandatario español, Pedro Sánchez, que permitió desembarcar a los 630 migrantes del Aquarius por motivos humanitarios.

Italia, dirigida actualmente por una coalición con ultraderechistas y a cuyas costas llegaron casi 500.000 migrantes desde 2015, impide desembarcar a buques de pabellón extranjero con migrantes socorridos y reclama más solidaridad europea.

Roma quiere modificar el Reglamento de Dublín, una legislación europea que estipula que el primer país que pisan los migrantes a su llegada a la UE es el encargado de gestionar las solicitudes de asilo. Respecto a los llegados por mar, afecta principalmente a Italia, Grecia y España.

Más el norte, la canciller alemana, Angela Merkel, que abanderó la política de acogida en 2015, enfrenta una rebelión de sus aliados de coalición política, que amenazan con rechazar en su frontera a los migrantes que accedan desde otro país de la UE.

El objetivo inicial de la reunión en Bruselas era «ayudar a Merkel», influyente líder de la primera economía de la UE, mostrando a sus socios que la UE ponía fin a los «movimientos secundarios» de migrantes, según una fuente diplomática.

Bruselas había preparado así un documento centrado en frenar el desplazamiento de los solicitantes de asilo en la UE desde los países de entrada, a los que además recordaba sus obligaciones para hacerse cargo de estas personas si le son devueltas.

 

‘Centros cerrados’

El texto enfadó al gobierno italiano, contrario a acudir a una reunión con un resultado predefinido. Y, aunque este escollo se solventó en una charla entre Merkel y su homólogo italiano, Giuseppe Conte, Roma se enfureció de nuevo, en este caso con París.

El mandatario francés, Emmanuel Macron, y su par español presentaron el sábado su propuesta para la reunión: la creación de «centros cerrados» para migrantes en sus países de entrada, donde se examinarían sus demandas de asilo.

«Si la arrogancia francesa piensa transformar Italia en un campo de refugiados para toda Europa, (…) se equivoca completamente», respondió el ministro italiano de Interior, el ultraderechista Matteo Salvini.

Su aliado de coalición, Luiggi di Maio (M5S), precisó en Facebook que su propuesta pasa por establecer centros para demandantes de asilo «en los países de origen y tránsito de los migrantes» y calificó a Macron como «enemigo número uno» de Italia en la cuestión.

La propuesta de Bulgaria, que preside hasta fines de mes la UE, aboga por crear centros de acogida fuera del bloque, «próximos a zonas de conflicto», según una fuente diplomática.

El aspecto exterior de la migración, que incluye la devolución a sus países de origen de quienes no obtengan protección, se impone así a la reforma de la política de asilo, todavía sin solución y que debía ser objeto inicialmente de la próxima cumbre.

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