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Manolo Yllera: «La fotografía de interiorismo me da mucha oportunidad para crear» 

Conversamos con Manolo Yllera, el fotógrafo interiorista de España más renombrado en la escena internacional

Manolo Yllera: «La fotografía de interiorismo me da mucha oportunidad para crear» 

Manolo Yllera | Foto cedida por el entrevistado

Manolo Yllera es el fotógrafo interiorista de España más renombrado en la escena internacional. Comenzó explorando la fotografía documental de la mano de los maestros del reportaje social. Se entregó de lleno al retrato interiorista después de haber transitado por varios géneros. Su conocimiento y precisión fotográfica lo hace ser un reclamo entre los diseñadores más famosos del mundo. 

PREGUNTA: ¿Cómo te inicias en la fotografía?

RESPUESTA: A los veinticinco años era mi hobbie. Trabajaba en la empresa familiar de diseño textil, muy relacionada con el diseño e interiorismo. Al principio llevamos fotógrafos profesionales para hacer los catálogos, me encantaba ver cómo trabajan, cómo creaban la iluminación. Poco a poco fui adquiriendo mi propio equipo para yo hacer los catálogos. Paralelamente, como a casi todo el mundo, me gustaba mucho viajar, por lo que empecé a hacer reportajes de mis viajes con un enfoque un poco periodístico y los publicaba en revistas. 

P: ¿Qué tipo de revistas te publicaban?

R: Revistas femeninas, aunque también empecé haciendo retratos para la publicación Casa y Campo. Montse Cuesta era la directora en ese entonces, luego pasó a ser la editora principal de la AD española. Junto a ella trabajé mucho, la revista llegó a ser la número uno en su rubro a nivel internacional, la más vendida en los quioscos de los aeropuertos. 

Manolo Yllera
Interiorismo de Vincenzo De Cotiis fotografiado por Manolo Yllera. | Imagen cedida por Manolo Yllera.

P: ¿Cuándo te diste cuenta que la fotografía había llegado a tu vida para quedarse?

R: A los veintisiete años salí de la empresa de mi familia por discordancias familiares. No sabía muy bien qué hacer, pero como ya publicaba en revistas, pensé que por ahí debía ir. Es ahí cuando empiezo a estudiar fotografía y a tomármelo plenamente en serio. Me interesó mucho la fotografía documental, admiraba a Henri Cartier-Bresson, a Sebastião Salgado, la manera de hacer fotografía activista. Hice cursos en la National Geographic y en Magnum, con fotógrafos como Antoine D’Agata o David Alan Harvey. Hice muchas asignaturas de documental social, lamentablemente cada vez empezaron a haber menos publicaciones, esta disciplina ya es casi es inexistente. 

P: ¿Fue entonces cuando te metes de lleno a la fotografía interiorista?

R: Sí, hacía muchísimos viajes  y terminé muy cansado, porque el enfoque de los reportajes eran sobre temas como el shopping, «restaurante con encanto», «la mejor ruta de bares», todo muy turístico. El interiorismo en cambio me encantaba y me daba mucha oportunidad para crear. Creo que mi forma de encuadrar, viene un poco del documental. Me gusta considerar el primer termino, el segundo y el tercero, como se suele hacer con el gran angular para componer las escenas. Son fotos que registran muchas capas donde van ocurriendo multiplicidad de situaciones, los elementos pueden estar cerca pero sin  tocarse, entonces puedes ir leyendo todo lo que va ocurriendo desde las imágenes.

Otras veces, en cambio, mis composiciones pueden ser muy gráficas, muy planas. Cuando hago interiorismo, no veo una mesa o una lámpara, veo una recta o un volumen y juego, no trato de describir un espacio, sino hacer lúdicos los volúmenes y colores. Recuerdo que en ese entonces me gustaba mucho la revista Côté Sud, tenía una manera de componer maravillosa, una vez me fui a Marrakech con la revista bajo el brazo,  a los mismos hoteles donde habían estado para ver cómo habían puesto la cámara y hecho la foto.  

interiorismo manolo yllera
Interiorismo Kelly Wearsler fotografiado por Manolo Yllera | Foto cortesía de Manolo Yllera.

P: ¿Intervienes la composición de los elementos?

R: Mucho, sino no tendría mérito. Tengo que moverlo todo para que las cosas encajen y que haya mucho equilibrio. Algunas veces los decoradores son reticentes de que les cambies cosas, yo suelo llevar una pantalla grande que coloco al lado de la cámara para ir explicando lo que voy componiendo. Creando ese diálogo, creo que logro hacerles entender que mi intención es fomentar su trabajo y de alguna manera elevarlo. Si tengo viejos clientes es porque confían en esa manera de organizar el espacio. Es un poco la clave.

P: También has hecho muchos retratos y producciones de moda…

R: Me encanta el retrato, aunque casi siempre responda a una orden editorial y eso pueda terminar siendo poco estimulante. El enfoque en revistas femeninas a mi parecer, suele ser bastante obsoleto. La fotografía de moda en cambio es muy creativa, te permite tocar los colores, los encuadres pero creo que no puedo ser lo suficientemente bueno en este rubro porque yo no consumo moda. Sino estás en el mercado es difícil entender y hablar el mismo idioma o lenguaje actual. 

Hay muchos códigos, de peinado, de maquillaje de posturas que van pasando de moda. Lo mismo ocurre con el interiorismo, hay términos de composición, de estilización  y hay cosas que ya no se usan. Se nota mucho cuando alguien que no conoce el tema hace un reportaje de interiorismo, se nota enseguida. Lo mismo ocurre en el mundo de la moda. A mi me gusta mucho la decoración, me interesa y me informo constantemente, eso me permite poder tener diálogos con los interioristas, no es que pueda hablar de igual a igual pero si comprendo el lenguaje .

Manolo Yllera fotografía a los artistas Gilbert and George | Foto cedida por Manolo Yllera.

P: ¿Hay tendencias en interiorismo?

R: Son más sutiles y mas longevas en el tiempo. También dependen de las publicaciones y surgen momentos de acción y reacción.  Hay revistas que ponderan la luminosidad, lo ecléctico o eléctrico, otras muestran imágenes más suaves, de penumbra. A mi me cansa cuando se enquistan en una tendencia porque hay casas en las que eso puede funcionar pero otras en las que no. Deben haber varios tipos de lenguajes, de color e impresión no puede ser todo igual. Muchas veces notas cómo las publicaciones se hacen militantes de su propio estilo y a veces su  perfeccionismo es su propia muerte. Por ser modernos muchas veces se deja de explorar. Eso no quita que me gusten las editoriales con personalidad y carácter propio. Creo que es un poco el futuro de las revistas, que tengan sello propio pero que no sean productos únicamente comerciales. 

P: Has trabajado con los más grandes interioristas del mundo, como Peter Marino o Kelly Wearstler. Ambos hoy dictan las pautas del mundo del lujo. ¿Cómo es una jornada con ellos?

R: Es curioso porque cuando llego a Estados Unidos, siempre noto una mirada condescendiente. Los americanos tienen un presupuesto y una manera de trabajar muy grandilocuente con grandes equipos, yo casi siempre voy solo. Cuando Kelly Wearstler me vio llegar, estaba con mi mujer, creo que le dije que era también la estilista, probablemente no me creyó, de hecho no había estado en una sola sesión en su vida. Fui a hacerle un reportaje para una revista, le fui mostrando desde la pantalla que coloco en la cámara lo que iba haciendo y fuimos componiendo y creando juntos. En esta interacción creo se dio cuenta que tenía una mirada muy personal y que la sabía defender. 

 Retrato del artista Not Vidal. Cortesía Manolo Yllera.

P: ¿En qué consiste esa mirada?

R: Creo que es algo que he aprendido con los años, nunca hablar de si algo me gusta o no me gusta o si lo quiero o no lo quiero, ni siquiera hablo en términos de decoración  sino en términos de composición. A mi me suelen preguntar si prefiero que se coloque la silla de moda o la antigua, la cara o la barata, y yo nunca entro en eso. Veo los contextos y lo que funciona mejor, no hablo desde el mundo interiorista, ni entro en rivalidad a no ser que sea en términos de composición o fotográfico. Además tengo la educación española de poder trabajar muy rápido y con poco presupuesto. Yo he hecho sesiones en  Bélgica en seis horas, teniendo que regresar a Madrid, sabemos trabajar muy rápido, resolver y hacer muchas fotos. El reportaje que hice para Wearstler me tomó siete horas y logré cincuentaicuatro fotos, me contó que otros fotógrafos habían hecho en dos días la mitad de fotos.  Hice más del doble en la mitad de tiempo y además mis fotos le gustaron más. Eso es por el entrenamiento que tengo, los americanos van con muchos ayudantes, repiensan todo mucho. 

P: Se trata de personajes que son además una marca en sí…

R: Sí, pasa con muchos arquitectos americanos, son además celebrities y detrás de ellos hay un proceso de branding. Peter Marino es el caso más representativo. Su relaciones públicas dice que su marca es el cuero, su manera de vestir. Marino fue portada de Vogue Italia, él se jacta de haber sido el único arquitecto del mundo de haber salido en esta tapa. Cuando se vestía de manera anodina nadie lo conocía pese a que ya había trabajado para los mejores, ahora que se viste de esta manera estrafalaria se ha convertido en un icono. 

Peter Marino se jacta de haber sido el único arquitecto en haber llegado a la portada de Vogue Italia, nos cuenta Manolo Yllera | Retrato por Manolo Yllera | Cortesía de Manolo Yllera.

P: ¿Cómo empieza tu relación con él?

R: Le hice una sesión de fotos para la AD. El vestía por ese entonces muy Tom Wolfe, con un estilo preppy, siempre con chaquetas y pajarita en colores pasteles. Yo estuve en su transición al cuero, creo que fue una suerte para mí. Las fotos se las hice en su estudio de Nueva York, lo retraté junto a cuatro pinturas de Warhol, con dos butacas, hice una composición muy simétrica colocándolo a él al medio  y lo hice posar de manera un tanto tosca. Le entusiasmo mucho, luego de la publicación quiso comprarla y pese a decirle que no estaba a la venta, negoció y se hizo con la foto. Desde aquel momento iba todos los años a Manhattan a hacerle retratos. 

P: ¿Cómo ves actualmente el interiorismo en España?

R: Muy determinado por la clientela, que arriesga poco si la comparas con el mercado americano o chino, que se prestan a locuras o a ser verdaderamente más eclécticos. De alguna manera es un mercado que tampoco permite ninguna vanguardia ni experimento, y los decoradores hacen lo que pueden. Si hablamos de los focos Cataluña y Madrid, veo dos mundos porque tienen distintos tipos de clientes. A los catalanes no les gusta mucho el color, les gusta los muebles de madera, los cremas, tierras. El diseño catalán siempre ha sido austero y conceptual, a mí gusta mucho. Madrid por tradición ha sido siempre más conservador, tradicional. Es paradójico porque el publico catalán ha conseguido que ese estilo que era nuevo hace un tiempo, se convierta también en un clásico y no quiera salir de ahí. Siento que hay cierto prejuicio a la antigüedad. Ahora es más fácil encontrar diseño contemporáneo en Madrid, pero es una visión personal. 

 Proper Hotel en Santa Mónica, California, fotografiado por Manolo Yllera. | Foto: Cortesía Manolo Yllera.

P: El interiorismo madrileño ha cambiado mucho  en los últimos diez años…

R: El auge de los nuevos restaurantes, viene con el de la ciudad y el de sus visitantes. Salamanca se ha dinamizado muchísimo, uno camina y escucha distintos acentos y sonoridades. Yo fotografío muchos pisos de latinos y siento que han traído bastante alegría a la ciudad. Cuando empecé a hacer fotografía de interiorismo con la AD, tratábamos de encontrar casas diferentes y era muy difíciles encontrarlas, luego fueron apareciendo por todas partes. 

P: ¿Que es lo principal, aparte de la composición, para que un espacio salga bien retratado? 

R: La luz, pero qué luz, no mucha luz. No importa si son las doce del mediodía y eso crea mucha luminosidad. Debe tener un efecto mágico,  que te evoque a querer estar ahí.  Hay muchas maneras de conseguirlo, a veces es abriendo ventanas, otras cerrándolas, a veces buscando una luz cegadora que trasmita  alegría o de penumbra que produzca melancolía. Intentar que la foto sea lo más emotiva posible con las herramientas que tienes, la fotografía de decoración engaña porque puede parecer un ejercicio de descripción de lo que hay, pero al mismo tiempo puede ser muy difícil. Es muy personal porque tiene muchas dificultades, hay que ser sutilmente creativo y manejar pequeños detalles para conseguir algo distinto. Tiene que ser descriptivo pero con encanto.

 Interiorismo tienda Chanel en París fotografiada por Manolo Yllera. | Foto: Cortesía Manolo Yllera.

P: ¿Utilizas mucha tecnología en tu fotografía?

R: Sí y no entiendo el debate que se suscita muchas veces en torno a su utilización. Todas son herramientas creativas, el mundo digital  ofrece mucho, es una manera de jugar. También entiendo que te guste lo analógico por lo que ofrece pero no por la militancia absurda. Yo hago retratos en analógicos y luego los retoco, es un proceso híbrido. Utilizo filtros, creo que se pueden usar con una buena finalidad. La expresividad de las fotos pueden mejorar mucho con el retoque digital sin que eso sea una trampa. Entiendo que la moda tenga otras intenciones, y que el retoque este visto como peyorativo por ese ideal de belleza que se impone y transforma a la persona. En el mundo del diseño te ayuda a jugar con colores, con brillos y con elementos que potencian la expresión de la foto. Trabajo con dos ayudantes para ello, la idea es que no se note, el ojo humano ve diferente al de la cámara. 

P: ¿Para cuándo una exposición personal?

R: Es el eterno proyecto, al final estoy inmerso en mi trabajo comercial. Tengo varias ideas vinculadas al la fotografía de interiorismo. Me gusta mucho el wabisabi, esa belleza fugaz, perecedera, imperceptible, imperfecta u ocasional. Tengo muchas ganas de poner el foco en ideas que he venido planteando a lo largo de mi trabajo. Ojalá se puedan concretar pronto.

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