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Cultura

‘El arte del bien vivir’, un recetario epicúreo para alcanzar la felicidad hoy día

‘El arte del bien vivir’, la última obra del historiador e investigador Joaquín Riera Ginestar, aborda la filosofía epicúrea aplicada a los males del mundo moderno

‘El arte del bien vivir’, un recetario epicúreo para alcanzar la felicidad hoy día

Foto: Austin Schmid | Unsplash

«Hemos nacido una vez y no puedo haber un segundo nacimiento. Por toda la eternidad nunca más seremos. Pero tú, aunque no eres señor del mañana, pospones tu felicidad. Desperdiciamos nuestras vidas retrasando las cosas, y cada uno de nosotros muere sin haber realmente vivido». El primer planteamiento de El arte del bien vivir (Editorial Almuzara, 2022), una cita en el mosaico de Metrodoro del siglo II-III d. C. en el Museo Rolin de Francia, es ya un disparo certerísimo que apunta a lo que viene: todo un tratado sobre la eudaimonía que, en la Grecia clásica, remitía a la búsqueda de la felicidad. 

Epicuro ha sido uno de los pensadores que más y mejor han abordado el asunto de la eudaimonía. El pensador prometió a sus seguidores alcanzarla a través del placer (hedoné), la autosuficiencia (autarquía), la amistad (philía) y la calma mental (ataraxia), «ofreciéndose como medicina contra el dolor de la carne y los sufrimientos de la mente», tal y como dice la contra del ensayo de Joaquín Riera Ginestar.

«Nos bombardean con que hay que ser felices constantemente. Y ser felices todo el tiempo es muy difícil»

Joaquín Riera Ginestar, autor de ‘El arte del bien vivir’

En charla con él, le pregunto a las claras: «¿Qué nos pasa con la felicidad en la época moderna, por qué tanto recetario para conseguirla y tan poca gente que afirme que es, simple y llanamente, feliz?». «A lo mejor es que somos felices y no lo sabemos. Cuando uno va al médico y le dicen que le ha salido algo enseguida se da cuenta de lo que es la felicidad. Pero luego cuando te repones vuelves a tus quejas de siempre porque, por otra parte, nos bombardean con que hay que ser felices constantemente. Y ser felices todo el tiempo es muy difícil», argumenta el autor, que defiende que un impedimento para alcanzar la felicidad es que, a menudo, nos dejamos llevar por la idea colectiva de esta, cuando «cada uno es feliz a su manera». Y añade: «La felicidad es poder levantarse por la mañana y hacer cualquier actividad rutinaria y disfrutar de las pequeñas cosas. Pero nos bombardean con que hay que tener más y más cosas, ser más conocidos, tener más amigos… y eso hace que nos olvidemos de lo importante». 

El arte del bien vivir
Portada de ‘El arte del bien vivir’ (Editorial Almuzara, 2022).

Encajo el planteamiento, prometiéndome darle una vuelta más tarde, y sigo adelante con nuestra conversación preguntándole a Joaquín cuándo sintió el flechazo necesario con Epicuro para crear la presente obra, un profuso y profundo ensayo sobre el pensamiento del filósofo. Por un lado, me comenta, advirtió que el mercado literario de la Filosofía está «inundado de obras sobre el estoicismo, y la filosofía estoica está muy bien pero es un poco amargada, porque para ser estoico hay que ser un súper hombre» y, por otro, aún persistía en él el recuerdo de un profesor que, en la asignatura de Ética y durante sus años escolares, le hablaba mucho de Epicuro y del concepto de ataraxia, que viene a ser algo así como ‘paz mental’.

«Cuando uno se hace adulto y se complica un poco la vida busca precisamente eso, una paz pero que no sea no una paz aburrida, ni la resignación de los estoicos tampoco»

Joaquín Riera Ginestar, autor de ‘El arte del bien vivir’

«Cuando uno se hace adulto y se complica un poco la vida busca precisamente eso, una paz pero que no sea no una paz aburrida, ni la resignación de los estoicos tampoco». Además, dice, hace un tiempo adquirió un volumen sobre Epicuro y se dio cuenta de que tan solo era un compendio de artículos de diferentes autores «amalgamados, sin pies ni cabeza», por lo que se dijo que había que hacer algo sobre el epicureísmo de forma más estructurada. «Así que empecé mi investigación para explicarme a mí mismo y a todo aquel que le interese lo que esta filosofía puede aportar a la sociedad actual, porque este pensamiento se produjo también en un momento de crisis que, salvando las distancias, se parece mucho al nuestro». 

Es por eso que, en su obra, Riera ofrece una estructuración muy clara que, a grandes rasgos, podría dividirse así: por un lado, un resumen amplio del pensamiento del filósofo y de sus planteamientos teóricos; por otro, la aplicación práctica de estos al mundo de hoy día. Una especie de recetario epicúreo contra los males postmodernos, como escribe en su índice. «Sí, porque pensé que si quería, de manera modesta, colocar a este autor donde se merece había que empezar desde el principio, sin que se convirtiera en un tratado aburridísimo, pero sí dando un contexto. Y luego he querido demostrar que se puede aplicar su pensamiento, pero no hablando de mí en primera persona, sino a través de grandes problemas que nos siguen acuciando, como la muerte o las relaciones sociales, para que cada uno saque sus propias conclusiones».

Así, en uno de los apartados de El arte del bien vivir, el autor emplea la filosofía epicúrea para hablar de amor, y en un pasaje de este escribe: «El amor solo es posible cuando dos personas se comunican entre sí desde el centro de sus existencias y, por lo tanto, cuando cada una de ellas se experimenta a sí misma desde dicho centro. Experimentado en esa forma, el amor es un desafío constante y por ello tiene un elemento de conflicto. No es un lugar de reposo, sino un moverse, crecer y trabajar juntos». Sobre ese conflicto habló y mucho Epicuro, que nunca se casó ni tuvo hijos y para quien el amor, en su variante apasionada, «conlleva perturbaciones y aparta de la felicidad, siendo un tipo de amor que suele desatar el afán de posesión y la necesidad de dominar al ‘otro’». 

El arte del bien vivir
Joaquín Riera Ginestar, autor de ‘El arte del bien vivir’ (Editorial Almuzara). | Foto cedida por la editorial.

«Así es», comenta Joaquín, «es que el amor crea conflictos evidentemente, y perturba. Él no te dice que te vayas a un monasterio, él dice que hay que vivir y disfrutar, incluso del sexo, pero siendo consciente de que eso te puede provocar algunos daños colaterales. No te dice que no lo hagas, sino que escuches a tu cuerpo. Está comprobado por la experiencia que eso conlleva padecimiento, sufres por la otra persona, por perderla, porque deje de desearte… para evitarte estos problemas dice que ese amor no es recomendable. Es como una buena mariscada, quién te va a decir que no la tomes, pero igual pasas toda la tarde con acidez», añade con simpatía. 

Sin embargo, le comento, Epicuro sí defiende la búsqueda de la felicidad a través de la amistad (philía), pero los amigos también dan dolores de cabeza. ¿Cómo se come eso? «Es que claro sus amigos…», comienza reflexionando Joaquín, «ojalá existieran esos amigos, unos amigos con los cuales se puede compartir todo. Eso hoy en día es muy difícil porque nos ofendemos muy rápidamente y es difícil llegar a ese equilibrio. Cuando estás compartiendo algo sabes que lo haces al cien por cien y que la respuesta quizá no va a ser la que tú quieres», explica, aludiendo a que en el mundo actual nos cuesta ser interpelados profundamente por aquellos que nos quieren (no digamos ya por aquellos que no lo hacen). Lo de los ofendiditos, ya saben. 

«Con salud todo puede ser una fuente de placer y alegría, siendo más feliz un mendigo sano que un rey enfermo»

Joaquín Riera Ginestar, en ‘El arte del bien vivir’

Pero volviendo a la cuestión troncal de la felicidad, ¿cuáles serían entonces las claves fundamentales que Epicuro propone para alcanzarla? En primer lugar, la alegría de ánimo, esa disposición para encarar el presente con actitud. Después, necesitamos también salud física y tranquilidad («Con salud todo puede ser una fuente de placer y alegría, siendo más feliz un mendigo sano que un rey enfermo»). Y, en tercero, el acceso a bienes externos a nosotros, de los cuales solo apunta como indispensables la comida y la bebida (y el autor aquí añade el adjetivo de ‘básicas’, esto es, pan y agua), la ropa y la vivienda. 

En resumen, podría decirse que la vida es dura, una cuesta arriba constante, y que ante eso solo podemos tomar una actitud «proactiva que culmina en una afirmación de la existencia por la cual el hombre toma la vida como es y, además, sabe aprovechar con sensatez su escaso tiempo sobre la tierra», tal y como reza el libro. En palabras de Joaquín durante nuestra entrevista: «Epicuro está abierto a todo lo bueno que puede pasar, no vive como el estoico con el ‘cuidado, que lo voy a perder todo’ o ‘me van a dar por todos los lados’, no, él dice que si viene lo bueno debemos disfrutarlo. Está abierto a todo, no se cierra a nada, pero es consciente de que las cosas van y vienen. Y cuando está arriba está pensando que puede estar abajo y cuando está abajo está pensando ‘no está tan mal estar abajo’ y ‘quizá algún día estaré arriba otra vez’». 

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