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Cultura

Un libro desvela que Hitler iba colocado el 'día D' y que fue vagabundo en su juventud

El periodista e historiador Jesús Hernández Martínez desvela en su obra anécdotas inéditas sobre la vida del dictador

Un libro desvela que Hitler iba colocado el ‘día D’ y que fue vagabundo en su juventud

Jesús Hernández Martínez posa con su obra 'Esto no estaba en mi libro de Hitler'. | TO

Jesús Hernández Martínez, licenciado en Historia Contemporánea y en Ciencias de la Información, ha escrito Esto no estaba en mi libro de Hitler. A través de esta lectura, el autor aporta datos, anécdotas, curiosidades sobre el dictador alemán Adolf Hitler, con el fin de mirar más allá de la imagen terrorífica que representa en la actualidad, fijándose en su juventud y en sus relaciones previas a llegar al poder absoluto y emprender el Holocausto con la aniquilación de 11 millones de personas.

En la obra se relata el proceso evolutivo que llevó a Hitler a convertirse en el führer antisemita, a pesar de haber tratado durante su juventud con muchos judíos con los que llegó a compartir amistad. Así como su pasado amoroso, sus encaprichamientos de mujeres casadas y comprometidas y épocas duras de su vida como fueron el alcoholismo que sufría su padre o la muerte prematura de su madre… La parte más privada de Hitler. Tal y como lo define su propio autor: «Un retrato poco usual de uno de los hombres más despiadados y crueles de la historia». THE OBJECTIVE ha entrevistado a Jesús Hernández Martínez a propósito de su nueva obra, ya disponible en librerías convencionales y en puntos de venta online.

PREGUNTA.- ¿Asusta escribir sobre Hitler en pleno siglo XXI?

RESPUESTA.- Hitler es una figura histórica tabú, la cual nadie se atreve prácticamente ni a nombrar. Me ha ocurrido en mi propio Facebook que he buscado ‘Hitler’ y me han restringido la cuenta durante tres meses. Ahí aprendí que por el mero hecho de mencionarle en redes sociales, pueden llegar a bloquearte tus perfiles. Lanzarse a escribir un libro sobre la vida de Hitler siempre es algo arriesgado, ya que se trata de una figura controvertida. Precisamente lo que hay que conseguir, con su caso y otros similares, es «normalizarla». Se debe estudiar en profundidad cómo era verdaderamente.

P.- ¿Cree que precisamente para eliminar los tabúes es necesario aportar datos antes no publicados, anécdotas… que la sociedad no sepa sobre este tipo de personajes?

R.- Hay que estudiar la figura y no quedarse en el mito. Es decir, no debemos olvidar que detrás de estos villanos históricos hay un ser humano que tiene sus defectos, sus temores, sus frustraciones… todo lo que tiene en la vida cualquier persona y que por lo tanto, si no estudiamos, no podemos tratar de comprender lo que esa persona hizo durante su actividad. Es lo que trato de mostrar en mi libro: cómo era Hitler, cómo se comportaba en su intimidad con sus amigos, con las mujeres que amó…

P.- ¿Qué puede conocer la gente sobre Hitler en esta lectura que no se haya sabido previamente?

R.- Son muchas las biografías de Hitler, pero no entran realmente en cómo era su persona en el día a día. Creo que mi obra resulta muy cercana, porque en ella recurro a testimonios, documentos que los historiadores nunca han incluido antes en sus piezas. Me he encontrado con anécdotas interesantísimas que son ignoradas sistemáticamente por los biógrafos. Podemos decir que el lector va a conocer la figura de Hitler como nunca antes la había visto.

P.- En su obra menciona que Hitler tuvo un contacto muy estrecho, incluso de amistad, con muchos judíos en su infancia, algo más que llamativo.

R.- Sí. Esto es una de esas cosas sorprendentes que no aparecen en sus biografías. Me he cerciorado de que durante su juventud, el trato con los judíos fue completamente normal. Durante la época que estuvo en Viena, tenía un buen amigo que era judío, el cual le ayudaba a vender los cuadros que el propio Hitler pintaba. También tuvo otro, un cerrajero rumano, con quien mantuvo una buena relación de amistad. Otra curiosa anécdota es que la primera chica de la que se enamoró tenía un nombre de origen judío. Se trataba de una joven que fue todo un amor platónico para él, con quien no pudo llegar a estrechar lazos. En definitiva, no creo que él tuviera ningún tipo de problema con esta etnia antes de los años 20, a pesar de que todo lo que vino después cambió el panorama por completo.

P.- Menciona en el libro que sus compañeros de armas le llamaban ‘Adi’, y le define como un «lobo solitario». ¿Qué diferencias tenía ‘Adi’ con respecto al temible führer que todos conocemos actualmente?

R.- ‘Adi’ era un lobo solitario que a veces soltaba peroratas políticas, al cual nadie hacía caso. Una persona más bien retraída, todo lo contrario a un líder carismático. Nadie podría haber dicho por aquel entonces que fuese a llegar a ser la figura en la que se convirtió. Unos pocos años después, aparece la figura del führer, un personaje que arrastra multitudes, que pronuncia discursos y que levanta el ánimo y las esperanzas de miles de personas.

P.- ¿Era una persona muy enamoradiza?

R.- Era alguien que se enamoraba perdidamente de manera rápida y fácil. Al menos, durante los años 20, en la década de los 30 ya fue diferente, pero durante su segunda juventud, era alguien que se enamoraba de mujeres con las que no tenía ninguna oportunidad. Mujeres normalmente casadas o comprometidas. Incluso la hija de tan solo 18 años de un amigo suyo… Siempre buscaba aquello que, a la postre, tuviera el peor pronóstico posible. Por ejemplo, se ponía de rodillas y cogía las manos de estas mujer casadas, mientras les rogaba que huyesen con él. Sin duda, unas imágenes que ahora no podemos ni imaginar.

P.- Otros de los temas más importantes que aborda en su libro es el de su relación con las drogas, y que Hitler llegó a vivir como un vagabundo en la calle. ¿Cómo sucedió esto?

R.- Durante su estancia en Viena, estuvo viviendo durante un año y medio en la calle. Dormía en un banco de un parque, y más tarde vivió en diferentes albergues para personas sin hogar. Partiendo de esa base, él no tenía relación con su familia. Resulta una progresión increíble, cuando llega a Alemania se convierte en un personaje histórico prácticamente inigualable, siendo alguien sin estudios, sin trabajo. Con respecto a las drogas, en aquella época no se tenía el conocimiento que se tiene ahora sobre ellas, y su doctor, el señor Morell, le inyectaba metanfetamina y derivados, opiáceos, heroína e incluso cocaína.

P.- ¿Esto afectaba en la intensidad de sus discursos mientras fue el líder de la Alemania nazi?

R.- Por supuesto. Sin ir más lejos, el día que se produjo el desembarco aliado durante la Segunda Guerra Mundial, él estuvo consumiendo y se encontraba en un estado de calma absoluta. Seguramente si hubiera estado en plenitud de sus facultades, habría reaccionado de una manera diferente. Además, habitualmente, para paliar ciertas molestias físicas, esnifaba cocaína, lo que le llevó un día a sufrir una sobredosis, estando a punto de morir. Imaginémonos si esto llega a haber sucedido, cómo habría cambiado el transcurso de la historia europea y mundial en los años posteriores, incluso en la actualidad.

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