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Qatar, un Mundial bajo sospecha

El próximo Mundial de fútbol se celebrará en un país sin condiciones climáticas idóneas, donde no se reconoce la figura de la mujer o el movimiento LGTBI

Qatar, un Mundial bajo sospecha

Un trabajador camina frente al estadio Ras Abu Aboud, una de las sedes del Mundial de Qatar. | Hamad I Mohammed (Reuters)

Acaban de cumplirse 11 años desde que la FIFA designara oficialmente las sedes de los Mundiales del 2018 (ya celebrado en Rusia) y el 2022, que tendrá lugar en Qatar. El entonces presidente del máximo organismo del fútbol mundial –y ahora perseguido por la justicia–, Josep Blatter, era el encargado de anunciarlo. 

Una designación que desde entonces viene marcada por la polémica. En un territorio de apenas 11.400 kilómetros cuadrados y 3,2 millones de habitantes y con unas condiciones climatológicas adversas para la celebración de la gran fiesta mundial de selecciones. Llega a alcanzar temperaturas de hasta 50 grados que claramente desaconsejan la práctica deportiva. Tanto es así que el propio informe de la FIFA tildaba esta situación de un «alto riesgo para la salud». A todo esto se suma su historial de derechos humanos

Señalados por posible corrupción

Desde entonces, los dirigentes que entonces regían la cúpula de la FIFA han estado señalados por esta designación. Empezando por su presidente Joseph Blatter y una de sus figuras más próximas, el exjugador francés Michel Platini. Un Mundial que inicialmente estaba encarrilado en favor de Estados Unidos acabó decantándose en la última celebración en favor del país qatarí.

Distintas investigaciones periodísticas denunciaron esta posible trama. France Football lo tildó en el 2013 de Qatargate, aludiendo a un desayuno entre Sarkozy (entonces presidente de Francia), Platini y autoridades del país qatarí, donde se cerró este acuerdo. El Sunday Times, en el 2014, incluso cifró en 3,7 millones de euros la cantidad con la que habrían sido sobornados directivos africanos para votar a favor. También el New York Times se hizo eco de esta trama corrupta en abril del 2020. Hace ahora justo un mes, Joseph Blatter tildaba de «gran error» la adjudicación de esta cita mundialista al país qatarí. 

Un Mundial en invierno 

Justo ahora Qatar está siendo sede de la Copa de Arabia, un aperitivo de lo que será dentro de un año el primer Mundial que se celebre en Oriente Medio. Un torneo organizado por la propia FIFA para testar los estadios, organización de cara a la gran cita de finales del 2022.

Porque, por primera vez en la historia, un Mundial tendrá que celebrarse coincidiendo con el período invernal de buena parte del globo terráqueo. Solo en estas fechas es cuando las temperaturas en este país bajan a los 24 grados, alcanzando picos de 30. 

Nadie duda que en Qatar no se dan las condiciones climatológicas para acoger una cita mundialista. Esto ha obligado a realizar una obra faraónica en todos sus estadios para poder aclimitarlos para este evento. Así pues, en este dispendio de dinero, los estadios contarán con techo para abrirse o cerrarse cuando obliguen las temperaturas y rodeado de paneles solares, hoteles dentro de las instalaciones. El mejor ejemplo es el Estadio de Lusail, designado para la final del 18 de diciembre de dentro de un año, además de seis encuentros de la fase de grupos, uno de octavos, cuartos y una de las dos semifinales. Otro ejemplo es el Estadio de Al Bayt, donde tendrá lugar la inauguración del Mundial.

Vulneración de los derechos humanos

Unos mega estadios cuya construcción viene acompañada de una posible vulneración de los derechos humanos. En febrero de este mismo año, el diario The Guardian denunciaba que 6500 trabajadores procedentes de países como India, Bangladesh, Pakistán, Sri Lanka o Nepal habrían muerto desde que Qatar logró la concesión de esta cita mundialista.

Otro informe de Democracia Internacional cifraba esta cantidad por encima de estos números, a una media de 12 vidas por semana desde el 2010. Datos estremecedores que han llevado a pedir una intervención desde la FIFA.

El país qatarí cuenta en la actualidad con alrededor de dos millones de trabajadores procedentes de países externos, esto supone un 95% del total. Y se estima que un 40% se dedican a la construcción. Según este mismo informe, se les ha obligado a trabajar entre 16 y 18 horas diarias los siete días de la semana. Llegando a estar expuestos a temperaturas cercanas a los cincuenta grados. Un estudio reciente de la Organización Internacional del Trabajo encontró al menos 50 muertos y medio millar de lesiones graves entre trabajadores graves que llegan de fuera a trabajar en el 2020. 

La opresión a la mujer en Qatar

Otro elemento que acrecienta la incomprensible designación de Qatar para acoger una cita como es un Mundial de fútbol radica en el papel de la mujer. Un reciente informe de los Derechos Humanos de 94 páginas refleja la extrema situación en la que se encuentran.

Las mujeres está bajo el control absoluto del hombre, hasta el punto que deben conseguir su autorización para casarse, poder viajar al extranjero, acceder a empleos del gobierno o recibir formas de atención de la salud en tema de reproducción. Tienen prohibido poder tener la tutela de sus hijos, aún estando divorciados y teniendo la custodia. Medidas que violan el Derecho internacional. El hombre tiene un control absoluto sobre la mujer, favoreciendo y alentando las situaciones de violencia.

No se reconoce al movimiento LGTBI y prohibidos los gestos de afecto

Otra de las situaciones tiene que ver con el movimiento LGTBI. La homosexualidad no está reconocida en el país qatarí. El pasado 1 de diciembre el presidente del Comité organizador, Nasser Al-Khater, reconocía oficialmente esta oposición y prohibición al movimiento LGTBI. La celebración del Mundial no les ha dejado otra tesitura que permitir que puedan viajar para asistir en directo a la cita mundialista pero, eso sí, fijando una sorprendente norma: «Las demostraciones públicas están mal vistas y esto se aplica a todos». 

Las Ligas, obligadas a parar en invierno

Y luego está el aspecto de la competición y la situación excepcional de un Mundial en pleno invierno. Algo que no había pasado nunca antes y que obligará a todas las grandes ligas a tener que interrumpir sus competiciones la próxima temporada desde mediados de noviembre hasta finales de diciembre. En el caso de la Liga española, se trabaja en un calendario que obligaría a interrumpir el campeonato el 13 de noviembre, ocho días antes del comienzo del Mundial, hasta la finalización del mismo previsto para el 18 de diciembre. Lo que supone que no volvería la competición nacional hasta la vuelta de las Navidades. Una situación similar se producirá en el resto de ligas del mundo entero.

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