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Diez muertos, entre ellos dos soldados de la OTAN, en un atentado talibán en Kabul

Un nuevo atentado suicida reivindicado por los talibanes, el segundo en menos de una semana, ha golpeado este jueves Kabul, causando 10 muertos, entre ellos dos militares de la OTAN, en tanto continúan las negociaciones entre Estados Unidos y los primeros, informa AFP. El ataque con coche bomba se produjo a media mañana en el barrio teóricamente bien protegido de Shash-Darak, cerca de la Zona Verde, y donde se encuentra la sede del NDS, servicios secretos afganos.

Diez muertos, entre ellos dos soldados de la OTAN, en un atentado talibán en Kabul

Un nuevo atentado suicida reivindicado por los talibanes, el segundo en menos de una semana, ha golpeado este jueves Kabul, causando 10 muertos, entre ellos dos militares de la OTAN, en tanto continúan las negociaciones entre Estados Unidos y los primeros, informa AFP. El ataque con coche bomba se produjo a media mañana en el barrio teóricamente bien protegido de Shash-Darak, cerca de la Zona Verde, y donde se encuentra la sede del NDS, servicios secretos afganos.

El atentado ha dejado 10 muertos y 42 heridos, indicó a la prensa el portavoz del ministerio del Interior, Nasrat Rahimi, mencionando inicialmente sólo víctimas civiles. Dos militares de la misión de la OTAN Resolute Support, un rumano y un estadounidense, figuran entre las víctimas mortales, ha indicado la organización en un comunicado. La muerte del soldado rumano había sido anunciada anteriormente por el Ministerio de Defensa de su país. Otro militar rumano había fallecido en otro atentado talibán el lunes. Rumania contaba en junio de 2019 con más de 750 soldados en esta misión de la OTAN.

Los talibanes han reivindicado el atentado, según ha indicado su portavoz Zabihulá Mujahid en Twitter, afirmando que el objetivo era un «convoy de invasores extranjeros», y que el ataque mató a «12 invasores y 8 miembros del NDS». La explosión tuvo lugar cerca de un puesto de control, según una fuente de los servicios de seguridad. El lugar de la explosión de este jueves está cerca de donde se produjo un atentado en abril de 2018, reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), y que costó la vida a nueve periodistas, entre ellos el fotógrafo de la AFP Shah Marai.

«Cubierta de sangre»

El dueño de un estudio de fotos cercano al lugar del ataque hadicho a AFP por teléfono haber visto a «al menos cinco personas heridas graves, una de ellas cubierta de sangre y que no se movía». «Estaba en la tienda con dos clientes, uno de ellos extranjero. Cuando se produjo la explosión me caí de la silla y todo se oscureció, por el humo y el polvo», ha explicado. «Salí tras el ataque, el borde de la carretera estaba recubierto de restos y cadáveres. Podía oír a gente herida gritar, llamando a sus madres y familiares», ha añadido.

En imágenes de un video que circula en Twitter se ve supuestamente el momento del ataque: una miniván gris intenta forzar el paso rompiendo una barrera, justo antes de una violenta explosión. Al menos un civil sale corriendo en ese momento, y al menos tres grandes vehículos tipo SUV blancos esperaban para entrar en el complejo del NDS.

Libertadas amenazadas

El lunes, la capital afgana ya fue escenario de un atentado que causó 16 muertos, también reivindicado por los talibanes. Según los analistas, la estrategia de los insurgentes consiste en aumentar su presión sobre Washington, justo cuando parece cercano el acuerdo de una retirada progresiva de las fuerzas estadounidenses de Afganistán. Este proyecto de acuerdo, en negociaciones desde hace meses entre los talibanes y Estados Unidos, busca poner fin a un conflicto de 18 años. El enviado especial de Estados Unidos, Zalmay Khalilzad, estuvo esta semana en Kabul y comunicó a los responsables afganos detalles de un acuerdo «de principio» negociado con los talibanes.

El acuerdo debe permitir una retirada de varios miles de militares estadounidenses del territorio afgano, a cambio de que los talibanes den garantías de que no albergarán a grupos extremistas, como la red yihadista Al Qaida, en el país. Pero numerosos afganos temen que los talibanes cambien las libertades públicas adquiridas y rechacen una repartición del poder con el actual gobierno.

El gobierno de Kabul se mostró el miércoles preocupado por este posible acuerdo. El consejero presidencial Waheed Omar lo reiteró este jueves ante la prensa, afirmando que «el pueblo de Afganistán fue mordido por la serpiente una vez y fue testigo de las consecuencias de acuerdos concluidos de forma prematura».

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