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Los críticos de Garamendi confían en que las elecciones le hagan más sensible a las pymes

A dos semanas de las elecciones patronales, la pyme planta cara al presidente y le invita a la reflexión cuando firme acuerdos que atañen al tejido productivo

Los críticos de Garamendi confían en que las elecciones le hagan más sensible a las pymes

El presidente de CEOE, Antonio Garamendi. | Europa Press.

A dos semanas de las elecciones en la patronal CEOE, a Antonio Garamendi le sobrevienen las críticas de las pymes por su negociación con el Gobierno y los sindicatos durante la pandemia -en cuestiones como los Ertes y los sueldos- y por la subida de cotizaciones y el aumento del salario mínimo interprofesional (SMI).

Como ha podido saber THE OBJECTIVE, a la candidatura de Virginia Guinda, de Foment del Treball, se suman otras asociaciones como Faconauto -cuyo máximo dirigente, Gerardo Pérez, pensó ser el exponente de la rivalidad-, Acogen y la Asociación Profesional Nacional de Gestores Administrativos, recientemente incorporada en Cepyme.

El descontento oficial en esas facciones de la CEOE que tienen a la empresa tipo española como centro de su discurso proviene de que consideran que la pyme, la pequeña y mediana empresa, mayoritaria en este país, en el entorno del 95%, está infrarrepresentada en las negociaciones laborales y que sus aspiraciones decaen ante cualquier gran acuerdo que ataña a la gran empresa.

La CEO de Iberboard y vicepresidenta de la patronal catalana Foment del Treball, Virginia Guinda, a su llegada a la presentación de su candidatura a la presidencia de la CEOE.

Entre Foment del Treball, Faconauto, Acogen y los gestores administrativos suman 57 avales en la votación, frente a los aproximadamente 700 que entran en juego el 23 de noviembre en la cita electoral de la patronal de la gran empresa. Pero, como ha investigado este periódico, dado que no hay disciplina de voto -deliberadamente abandonada por las asociaciones críticas- puede haber sorpresas el día de la votación que reduzcan la mayoría de Garamendi al punto de conducirle a otro tipo de relación con el Diálogo Social, más acorde a las bases de la patronal.

Candidatura alternativa

De modo que Garamendi ya no solo no es candidato único, como de inicio se pensaba, sino que puede encontrarse con votos en contra de la disciplina de cada organización participante. De hecho, los díscolos están dispuestos, según trasladan a este periódico, a, si fuera necesario, pedir urnas en votaciones ulteriores.

Fuentes críticas con la gestión del presidente de CEOE trasladan a este diario que el más vulnerable ante cualquier crisis es el pequeño negocio, y que sienten que se ha velado «bastante poco» por la integridad de la pyme. No hemos percibido una defensa de nuestras causas, aducen, aunque las pymes sean el primer contratador de empleo del país.

Por todo ello, la victoria, quizá pírrica, de Garamendi, surge para las pymes como una oportunidad para reivindicar sus aspiraciones a partir del 23 de noviembre, pedir más sensibilidad a sus demandas, y para que se considere que su unión en votos es superior a la de la gran empresa, que tampoco se ha visto realmente defendida en hitos clave como la creación del impuesto a la banca y las eléctricas.

La pyme, en el foco

Fuentes de las asociaciones que plantan cara a Garamendi trasladan a TO que apoyarán a Guinda, exponente de la pyme catalana, para que «se alce un pelín la voz», para que las subidas «indiscriminadas» de costes para la pequeña empresa derivadas de medidas negociadas en el Diálogo Social tengan más en cuenta al tejido productivo mayoritario en España y para que «los más de tres millones de empresarios mileuristas» no tengan, por ejemplo, que enfrentarse a periodos de cobro superiores a 60 días por parte de la gran empresa.

La candidatura de Virginia Guinda se torna «idónea» para las formaciones que defienden la pyme, dado que la alternativa de Faconauto conllevaba a grandes empresas del motor y podía diluir la crítica mayoritaria al actual presidente de la CEOE.

La base, trasladan los críticos a este diario, es poner en tela de juicio la legitimidad para adoptar acuerdos con el Gobierno y los sindicatos de un dirigente que no representa, a su juicio, a las bases de la patronal. Si bien apoyan muchas de sus gestiones, las pymes prefieren un apoyo proporcional a su peso en el tejido productivo.

Por eso los críticos avisan de que la victoria de Garamendi el día 23 de noviembre será un acicate para que las pymes sigan en su papel de defensa y se avenga a practicar una «reflexión seria sobre el camino que debe seguir».

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