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El fondo de rescate bancario remodela su cúpula directiva en pleno revuelo de la Sareb

El Frob, accionista mayoritario del ‘banco malo’, cambia a sus directores generales del área jurídica tras la marcha de su anterior responsable legal

El fondo de rescate bancario remodela su cúpula directiva en pleno revuelo de la Sareb

Paula Conthe, presidenta del Frob. | Frob

El fondo de rescate bancario (Frob) ha remodelado su cúpula directiva y lo ha hecho en pleno revuelo de una de sus dos participadas, la Sareb. El organismo dependiente del Ministerio de Economía ha tenido que cambiar recientemente los jefes de dos de sus cinco departamentos tras la marcha de la responsable del área jurídica, Amaia Rivas, que ha sido fichada a principios de marzo por el despacho de abogados Pinsent Masons.

La institución presidida por Paula Conthe ha tirado de cantera para llevar a cabo la reestructuración de la cúpula. Así, el que era hasta ahora director adjunto jurídico, Joaquim Hotalà i Vallvé, se ha convertido en director jurídico, y su silla ha sido ocupada por Mar Rodríguez Fernández de Castro, que era jefa de asesoría jurídica.

Estos cambios se producen en un momento en que la Sareb, de la que el Frob ostenta la mayoría del capital, va a ser clave para el desarrollo de los planes anunciados por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre el alquiler de viviendas públicas.

El Frob puede verse afectado por los planes del ‘banco malo’

Aunque en principio, el fondo de rescate bancario no tendría una responsabilidad directa sobre la evolución de dicho proyecto, podría verse afectado por diferentes cuestiones, entre ellas económicas y legales. Hay que tener en cuenta que la Sareb tendrá que llevar cabo una gestión más efectiva sobre sus inmuebles para que se cumpla el compromiso adquirido por Sánchez, de los que una parte están controlados por okupas, con la iniciación de desahucios.

Este hecho podría generar problemas jurídicos que podrían salpicar de manera indirecta al organismo público o podría requerir su asesoría para que su participada pudiera resolver cualquier tipo de eventualidad que se produjera en este sentido.

Tras los cambios, que han tenido ligar apenas semanas antes del impulso social de la Sareb, se mantienen en el cargo del Frob los directores de administración y control, Sara Ugarte; de resolución, Carla Díaz Álvarez; y de finanzas y entidades participadas, José Javier Ortega, además de Conthe en la presidencia.

El fondo de rescate es propietario del 50,14% de la Sareb desde hace un año tras efectuarse la toma de control de algo más de un 4% de capital. La intención del Gobierno es que el denominado banco malo ponga a disposición de los ciudadanos 50.000 pisos para arrendamientos baratos.

Sin embargo, en la actualidad la compañía inmobiliaria estatal solo tiene disponibles 9.000 viviendas disponibles. Unas 14.000 están okupadas, aunque una parte están alquiler social tras los acuerdos alcanzados con los inquilinos. Otras 14.000 necesitan una reforma para su habitabilidad. Y otras 15.000 deben construirse.

Este plan del Ejecutivo ha revolucionado a la Sareb, que tendrá que poner en marcha un plan que conllevará desalojos de inmuebles y que, previsiblemente, le supondrá una menor rentabilidad futura.

El Frob, organismo que se creó en la pasada crisis financiera para rescatar a las antiguas cajas, genera pérdidas año tras año. En 2021, las últimas publicadas, el agujero de la institución alcanzó los 1.352 millones de euros. Su papel en la actualidad es recuperar lo máximo posible las ayudas públicas que se destinaron entre 2010 y 2013 a las entidades.

Además de ser accionista mayoritario de la Sareb, el Frob es dueño hoy en día de algo más del 17% de Caixabank tras la absorción de Bankia. Los números reflejan que, a finales de 2022, el dinero que había recaudado era de 5.920 millones de los 58.711 millones que fueron destinados u otorgados en garantías a los diferentes grupos financieros.

En la Sareb, el Frob ha comprometido 2.200 millones de euros, que previsiblemente no podrán recuperarse, ya que se estima que seguirá sin rentabilidad positiva hasta que desaparezca. La legislación obliga a que a finales de 2027 tendrá que desaparecer, aunque no se descarta que su vida se amplíe.

Por tanto, la recuperación del rescate dependerá del dinero que logre con Caixabank, una vez se lleve a cabo la desinversión de la participación. Por el momento, el Gobierno no tiene prisa por desprenderse de las acciones que ostenta. En diciembre extendió el periodo para llevar a cabo la venta de los títulos hasta 2025. Hoy en día, el valor de la participación del Frob en la entidad asciende a 4.500 millones de euros.

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