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Moncloa acelera un pacto con STC para una entrada amistosa en Telefónica

El Gobierno quiere cerrar las condiciones de la entrada de Saudi Telecom antes de que finalice este mes de diciembre

Moncloa acelera un pacto con STC para una entrada amistosa en Telefónica

Moncloa acelera un pacto con STC para una entrada amistosa en Telefónica. | Ilustración de Alejandra Svriz

Moncloa acelera para conseguir un acuerdo con Saudi Telecom (STC) y cerrar su entrada en el capital de Telefónica antes de que acabe el año, según ha podido confirmar THE OBJECTIVE con fuentes cercanas a estas conversaciones. El Ejecutivo de Pedro Sánchez quiere obtener las garantías necesarias de que la compañía asiática no tendrá ninguna injerencia en los negocios ni contratos vinculados con Defensa, lo que daría vía libre para asegurar el desembarco de la teleco y del Estado en el accionariado de la operadora española.

El Gobierno ya ha asumido que la entrada de STC en Telefónica es inevitable y que éstos mantendrán inalterables los términos en los que plantearon su desembarco en septiembre (entrada en el consejo y 9,9% del capital), por lo que ahora los esfuerzos se centran en conseguir un acuerdo que les permita vender ante la opinión pública la idea de que se protege la seguridad nacional de eventuales injerencias de la monarquía saudí. Y todo en un marco de cordialidad que garantice la convivencia en un futuro puzzle accionarial en el que también estará el Ejecutivo a través de la SEPI.

Las fuentes consultadas por este diario indican que se juegan días claves para sacar adelante la doble operación que cambiará completamente el accionariado de Telefónica tal como lo conocemos. Moncloa mantiene firme su interés de entrar en la compañía, pero quiere hacerlo a la vez que se concrete el desembarco de STC y para ello llevan semanas negociando para ajustar el proyecto a todos los intereses involucrados, incluso los de los accionistas españoles: Caixabank y BBVA.

Mohammed Al Faisal, presidente de STC, empresa que aspira a ser el primer accionista de Telefónica.
Mohammed Al Faisal, presidente de STC, empresa que aspira a ser el primer accionista de Telefónica. | Alejandra Svriz

Consejo de administración

En el Gobierno la negociación la ha asumido en solitario la Oficina Económica de Moncloa, a cargo de Manuel de la Rocha, para que el presidente Pedro Sánchez pueda seguir lo más cerca posible todo el proceso. Desde hace semanas, el Ministerio de Economía no está siguiendo el tema y ahora que se ha confirmado la salida de Calviño al Banco Europeo de Inversiones (BEI) no se prevé que se vuelvan a incorporar a las conversaciones.

Después de que -según revelara El Confidencial– el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, viajara a Riad para reunirse con STC y directivos de Caixabank se desplazaran al país asiático, las negociaciones han quedado en manos exclusivas del Gobierno para intentar desbloquear un acuerdo final en las próximas semanas. Un pacto que además incluye templar los ánimos y dar tranquilidad a Caixa y BBVA en su condición de únicos accionistas españoles.

Hasta la fecha, Moncloa se había centrado en bloquear la entrada de STC al consejo de administración de Telefónica y asegurarse un compromiso mediante el cual STC renunciara a sus derechos políticos, algo que garantizaba que no tuviesen ninguna injerencia en la gestión de la compañía y que estuviesen alejados de cualquier vínculo con los contratos de Defensa y de la seguridad nacional.

STC y Telefónica

Sin embargo, STC se ha negado a realizar cualquier concesión en este sentido y -pese a que mantiene su compromiso de no injerir en Telefónica- no renuncian a un sillón en el consejo ya que consideran que es la única manera de vigilar su inversión en su condición de primer accionista con el 9,9%, si es que finalmente el Gobierno autoriza la conversión de derivados equivalente al 4,9%. Saudi Telecom tampoco se plantea reducir su peso en el accionariado.

En este sentido, este diario ha podido saber que Moncloa podría aceptar ceder este sillón en el consejo a cambio de que se establezcan compromisos explícitos de no injerencia y de que no tengan acceso a los contratos firmados con Defensa. Si se mira desde un punto de vista estrictamente inversor parece difícil articular una fórmula que bloquee al primer accionista de una compañía cotizada, por ello cerrar este tipo de detalles es clave para que la operación salga adelante.

Por otro lado, THE OBJECTIVE ya ha publicado que Telefónica ha transmitido al Gobierno de los inconvenientes que tendría no aprobar la operación, tanto desde el punto de vista operativo como del daño para la imagen que se trasladaría a los inversores, por lo que desde Moncloa se decidió que la única manera de hacer frente a STC era que el Estado entrase en la operadora española y así equilibrar el consejo de administración, dando a Pallete la llave de la gobernanza.

Entrada del Gobierno

Es por ello por lo que ahora todo se juega a una carta: la entrada de STC respetando su proyecto original, pero con las máximas limitaciones posibles. Y siempre con la idea de que el Estado equilibre esta participación accionarial. Cuando se llegue a un pacto, se espera que pronto, STC enviará su solicitud para subir hasta el 9,9% y empezará a correr el reloj de tres meses para la aprobación por el Consejo de Ministros, un proceso que se espera sea rápido dado el nivel de profundidad de las negociaciones sostenidas hasta la fecha.

En paralelo, el Gobierno activará la operación de entrada en Telefónica –en solitario tras fracasar sus contactos con otras empresas españolas– probablemente con el 5% y con un sillón en el consejo de administración. Para ello deberá dotar a la SEPI de los fondos necesarios, aproximadamente unos 1.000 millones de euros que saldrán de los Presupuestos Generales del Estados (PGE) o de un mayor endeudamiento de la sociedad pública.

El caso es que se espera que las dos entradas (la de STC y la del Gobierno) se resuelvan casi al mismo tiempo y que todo esté resuelto al finalizar el primer semestre de 2024, tras cerrar todos los flecos administrativos y burocráticos. Nadie canta victoria por el momento, pero internamente se reconoce que se está más cerca de un acuerdo definitivo.

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