Aulart, la plataforma que conecta a 30.000 alumnos con la 'crème de la crème' musical

¿Cuánto habría dado la típica banda de barrio compuesta por universitarios melenudos por enviar su maqueta a un sello discográfico de primer nivel? Hace apenas unos días, uno de los alumnos de Aulart firmaba su primer contrato gracias a esa fórmula mágica habilitada por la tecnología. 

Aulart es una edtech volcada con la industria musical. La funda en 2017 el empresario y DJ Marc Marzenit con un propósito en mente: conectar a los mejores profesionales del sector con personas de todo el mundo para compartir sus secretos de la forma más dinámica y atractiva. 

«Intérpretes, representantes, productores y compositores nunca han visto la enseñanza como una actividad excitante en sus carreras», admite Marzenit, pero la vuelta de tuerca de Aulart ha convencido a figuras como Rik Simpson (productor de Coldplay), Scott Scorch (Kanye West, Ice Cube) o Alizzz (Rosalía, C. Tangana). 

Se trata de una plataforma 100% online «donde sólo se aborda música que incorpore tecnología para su creación». «No enseñamos a tocar el piano o la trompeta —matiza el CEO—, pero sí, por ejemplo, a mezclar música clásica y electrónica. Es una visión 360 de la industria musical que incluye branding para artistas, contenido para emprendedores dedicados al software de audio, cómo se gestiona una emisora de radio o cuál es el funcionamiento de los estudios». 

La plataforma dispone de 100 profesores y 30.000 alumnos de 104 países. En contra de lo que pudiera parecer, más del 80% de los suscriptores se adentran en esta esfera como aficionados, circunstancia que no impide milagros como el descrito en el párrafo inicial. 

Connect Club es el producto estrella: desde 35 euros al mes y con un mínimo de un año de permanencia, el estudiante accede a un nivel superior donde es común la clase en directo o la presencia de sellos internacionales que evalúan su trabajo. Aulart selecciona apenas 15 demos a la semana y paga al sello para que aporte su feedback. «La propuesta de valor es incalculable porque el compositor/productor vive a menudo aislado en el estudio». 

Modestia aparte

Las cifras de Aulart son discretas si se atiende a su facturación (medio millón de euros) o al capital levantado (800.000 euros en una ronda liderada en 2021 por 4Founders). Marzenit expone su postura: «Competimos contra empresas que han captado mucha más inversión. Con menos recursos, estamos en ebitda positivo desde hace seis meses. Crecemos en EEUU, que es nuestro principal mercado, y nuestros alumnos provienen sobre todo de allí y de Alemania, Reino Unido, Francia y Canadá. Este año cerraremos nuestra segunda ronda para acelerar esta expansión». 

Viento a favor

Goldman Sachs resalta que éste es el momento con más músicos, DJs y productores de la historia. Spotify prevé que durante los dos próximos años haya en el planeta 50 millones de artistas musicales, una población superior a la de España. «La humanidad depende mucho de la innovación tecnológica y la música también. Gracias a estas herramientas, ser independiente y autoproducirse es más fácil que nunca y marca tendencia», describe el emprendedor catalán. 

Promotor en paralelo de otra edtech llamada Classjay, Marzenit lanza un deseo: «Si pudiese incorporar a un profesor al porfolio, elegiría sin dudarlo ni un segundo a Rosalía. No sólo es una enorme cantante, es que además tiene unos conocimientos técnicos increíbles». 

Este cuerpo púrpura de docentes, por cierto, cobra por sus master classes, pero en absoluto se mueve por la plata. Steve Lobel, agente musical y productor de Common y Fat Joe, desvela en una de sus clases el camino a seguir: «Las redes sociales parecen haber impuesto que el éxito se mida por el número de seguidores. Los grandes artistas no buscan eso. Lo que buscan es el impacto emocional».