THE OBJECTIVE
Rosa Cullell

Sánchez, el mejor español de la historia

«Por sus pactos y alianzas, merece Sánchez pasar a la historia. Nunca se había visto tamaño desvarío desde que Don Quijote se enfrentó a los molinos de viento»

Opinión
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Sánchez, el mejor español de la historia

Ilustración de Alejandra Svriz.

¿Quién será el mejor español de la historia? Depende de nosotros y de Televisión Española. Solo tenemos que votar on line y decidir entre una lista variopinta en la que conviven desde Miguel de Cervantes a Isabel la Católica, pasando por Pablo Picasso y Antonio Machado, pero sin olvidar a Mercedes Milá o Matias Prats. Yo estoy que no duermo ante la que se avecina. Quedan dos episodios. Aún estamos a tiempo de exigir que Pedro Sánchez, ese dirigente al que no olvidaremos, entre a concursar

Tengo, últimamente, la sensación de vivir en una fantasía tridimensional, donde la política y el entretenimiento se juntan para conformar un totum-revolutum. Entre luces y cámaras, es fácil pasar del todo es posible en domingo a un desastre jurídico y territorial como el que augura aprobar la amnesia colectiva. Hay momentos en que quiero pensar que todo acabará bien, quitarle hierro a este saco de intereses, de mentiras podridas y poder corrupto que convierte a matones de discoteca en asesores de ministros.

Estamos viviendo un episodio picaresco de los de Rinconete y Cortadillo, transportado al siglo XXI. Andamos perdidos, como esos personajes de Cervantes, diciéndonos: «Cosa nueva es para mí que haya ladrones en el mundo para servir a Dios y a la buena gente». Nos cuesta creer que tanto pacto con Junts y Bildu sea por el bien del país. 

No habría podido escoger Televisión Española peor momento para devolver a la vida el viejo formato internacional inventado por la BBC en 2002. En Gran Bretaña ganó Winston Churchill, tras ser elegido entre 100 personajes bien escogidos. La versión hispana muestra un triste 5,5% de audiencia media; transcurre entre chanzas, risas fáciles y tristes aportaciones de antiguas glorias que demuestran escaso conocimiento y demasiadas ganas de figurar. Pasarán a la historia del disparate las aportaciones de Mercedes Milá, que calificó a Hernan Cortés de «animal», para después equiparar a Jenni Hermoso con Agustina de Aragón.  

En Portugal replicaron el formato en 2007.  Antonio de Oliveira Salazar, el dictador que gobernó el país 36 años, fue el elegido: «Era un hombre admirado, economista, sencillo, hijo de agricultores… Y no robaba». Así me explicaron los portugueses, sin aspavientos, la decisión del público luso. A Franco, TVE no se atrevió a colocarlo en las listas. No estamos para sustos. 

«Puigdemont ha instado a sus seguidores a prepararse para una nueva etapa presidida por la ‘confrontación’ con el Estado»

Dice el CIS de Tezanos, aparato propagandístico del neorrealismo de izquierdas, que la amnistía y la autodeterminación sólo preocupan al 0,9% de la población. Pues, claro. A la gente le importa la educación, la sanidad, la economía…Y son muchos los que consideran absurdo perder el tiempo gobernando para quienes se saltan la ley; sólo les da ínfulas. Hace cinco días, en una reunión celebrada en la Catalunya Nord, Puigdemont instó a sus seguidores a prepararse para una nueva etapa presidida por la «confrontación» con el Estado y la vía unilateral. Ni siquiera tienen la cortesía de ahorrarle titulares incómodos a Sánchez. 

Recientemente, la trama de corrupción de dirigentes socialistas, junto con la amnistía que viene, ha enturbiado aún más esta última década histórica. Mal momento, sin duda, para recordarnos desde TVE que en siglos pasados y hasta hace muy poco —en la Transición que pactaron Adolfo Suárez, Felipe González, Santiago Carrillo, Manuel Fraga o Jordi Pujol— hubo consenso para grandes proyectos de Estado.

En RTVE llevan varias semanas hablando de los más grandes pintores, escritores, navegantes, médicos y monarcas de este país nuestro. Isabel de Castilla, que arrasó en su grupo y es finalista, se casó con Fernando II de Aragón (una Corona que en el siglo XV ya  incluía el Condado de Barcelona, Valencia, Mallorca, Sicilia, Nápoles…) para unir sus reinos. Aunque cada uno mandaba en el suyo, emprendieron distintas conquistas juntos (Granada, Navarra, Canarias…). Fueron los primeros en llamarse Reyes de España.   

Hoy vivimos en una sociedad empática, multinacional, ecofeminista, transgénero y más chiripitifláutica que nunca, pero  los bufones han tenido siempre un lugar en las Cortes y en los salones. En la reciente lista televisiva, del gremio de cómicos sólo ha entrado Emilio Aragón. Le han escogido por haber sido Milikito, además de por su trayectoria en el mundo audiovisual. Deberían haber designado a los Payasos de la Tele, a todos. Esos sí fueron famosos. Y nos representan.

«Andan los productores del invento preocupados por la paridad; sólo hay 10 mujeres entre los 50 escogidos»

El programa tiene momentos formidables. Yo me quedo con el instante en que una empática famosa de cuyo nombre no quiero acordarme se refirió a Isabel la Católica como «la Isabel». Iba a votarla, explicó, porque era una «mujer-power». Estamos entretenidos, en la tele, en la calle y en el Parlamento.  

Ojalá el programita acabe pronto y nos cueste poco. Espero que gane esa reina que fue trascendental para España y el mundo, la que envió a un italiano, a Cristóbal Colón, a descubrir América. Me temo lo peor, que acabe siendo escogida por ser mujer. Andan los productores del invento preocupados por la paridad; sólo hay 10 mujeres entre los 50 escogidos. Bastaría con explicar que las españolas votaron por primera vez en 1933. 

En la banal realidad social y política que nos ocupa, la tradicional picaresca hispana ha sido sustituida por el juego político de cambiar las sillas, dejando fuera al fiel ministro que (presuntamente) compraba y colocaba las mascarillas o al portero de noche que cerraba los tratos. Se trata de olvidar que llevaban años jugando con ellos al corro de la patata corrupta. 

El Gobierno socialista propone hoy, en el Congreso, una amnistía que servirá para avanzar unilateralmente hacia la nueva España plurinacional, dividida e identitaria del independentismo. Por sus contínuos pactos y alianzas, merece Pedro Sánchez pasar a la historia. Nunca se había visto tamaño desvarío desde que el ingenioso hidalgo Don Quijote se enfrentó, «en fiera y desigual batalla», a los molinos de viento. 

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