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El 'derecho a decidir' se gira contra el Govern: Vidreres vota celebrar el «correbous»

El alcalde de Junts per Catalunya incumple con el criterio de su partido y celebra una consulta popular para mantener esta tradición

El ‘derecho a decidir’ se gira contra el Govern: Vidreres vota celebrar el «correbous»

Imagen del 'correbous'. | Twitter

El municipio de Vidreres, en la provincia de Gerona, ha secundado por votación popular celebrar el correbous, una fiesta taurina tradicional en la que se sueltan las reses bravas sin que exista lidia de las mismas y que las asociaciones animalistas consideran otra práctica más de «maltrato animal». El alcalde de la localidad, Jordi Camps, de Junts per Catalunya, decidió convocar el referéndum el pasado 19 de diciembre en contra de la posición de su partido en este tema.

El edil se ha blindado con la delegación de esta decisión a los ciudadanos mediante el referéndum y el llamado derecho a decidir al que tanto han apelado los dirigentes de su partido para justificar el restablecimiento de esta tradición que se dejó de celebrar por la pandemia. El correbous se celebra en el marco de la fiesta mayor en septiembre y 991 vecinos votaron a favor de mantenerlo (el 53,5% de los sufragios) y 772 se opusieron (45,8% de los votos) de un censo de 6.983 personas.

El hecho de que solo haya participado un total de 1.685 personas ha propiciado que muchos de los detractores de esta práctica consideren que el Gobierno de la Generalitat debe imponerse por encima de esta voluntad popular expresada en las urnas. Recuerdan además que la Ley de Protección Animal aprobada por el Parlament en 2008 prohibió las corridas de toros en Cataluña. Si bien es cierto que el Tribunal Constitucional declaró ilegal la prohibición de las corridas en 2016, no se han vuelto a celebrar estos espectáculos de tauromaquia por falta de apoyo institucional.

Vox entra en campaña

Con la decisión de llevar a sufragio popular el futuro del correbous, el alcalde de Vidreres también ha ido en contra del criterio del líder simbólico de su partido, el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. El ahora eurodiputado se reunió recientemente en Waterloo con la Coordinadora para la Abolición dels correbous para dar su apoyo sin ambages a la celebración de esta práctica.

Quien también se ha lanzado contra el alcalde es una de las arietes de Puigdemont en el star system catalán. La tertuliana Pilar Rahola en su canal de Youtube afirmaba que «el maltrato no se puede debatir ni puede haber consulta». «Logra que vote menos del 25% de la población. Vox y compañía hacen campaña para mantenerlos, de tal manera que ahora que se ha ganado el sí se atribuyen la victoria. ¿Qué es toda esta vergüenza?».

Uno de los partidos que hizo campaña de forma más abierta a favor de esta tradición fue Vox. El diputado Alberto Tarradas informó a través de Twitter de que su partido «se moviliza para defender la fiesta popular». Una de las principales críticas al alcalde es que no hizo una campaña adecuada para informar sobre esta polémica cuestión y que solo fueron a votar en masa las personas más implicadas con el asunto, que en este caso suelen ser los aficionados y vecinos a favor de «mantener esta tradición».

El correbous en Vidreres es una tradición que se integra en la fiesta mayor tras el verano y se celebra desde hace 35 años. La tauromaquia tiene un gran arraigo en los pueblos mediterráneos, aunque el oficialismo nacionalista haya querido borrar este elemento tradicional en una tentativa más de desmarcarse de España y sus tradiciones compartidas.

Su práctica, que fue muy popular en la Cataluña interior, ha ido descendiendo. Roses, Olot o Torroella de Montgrí son algunos de los municipios que han cancelado estos eventos de sus programas festivos. Pero Vidreres resiste. Este festejo se cuestionó fuertemente antes de la pandemia, cuando en 2019 un toro hirió a alrededor de veinte personas tras saltar la valla. La irrupción de la pandemia, sin embargo, pospuso el referéndum, previsto inicialmente para marzo de 2020.

Si el asunto no adquiere mayores proporciones, el Govern no intervendrá y el próximo setiembre volverán los correbous en Vidreres. El alcalde, tras conocer los resultados, afirmó que hay que «escuchar la voz del pueblo» y convertirlo en «voluntad». Es decir, aunque la votación no es vinculante, está dispuesto a cumplir con ella. Pese a quien pese y con la excusa del derecho a decidir.

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