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Sánchez y Robles pactaron la destitución de la jefa del CNI en una cita hace días en Moncloa 

La decisión no se tomó este martes en el Consejo de Ministros, como defendieron fuentes de Moncloa. Se adoptó días atrás entre el presidente y su ‘intocable’ ministra de Defensa.

Sánchez y Robles pactaron la destitución de la jefa del CNI en una cita hace días en Moncloa 

La decisión de destituir a la directora del CNI, Paz Esteban, no se tomó este martes durante el Consejo de Ministros, como defendieron algunos de sus miembros. Según ha podido saber THE OBJECTIVE, se cerró «hace días» en una reunión entre Pedro Sánchez y Margarita Robles en el Palacio de la Moncloa. En ella, la ministra de Defensa comunicó al presidente del Gobierno «la decisión que esperaba escuchar», que Robles tenía que tomar y que el presidente «no le llegó a pedir». No hacía falta porque, según sus cercanos, en la relación de confianza y afecto que une al presidente y su ministra de Defensa no es necesario verbalizar algunas cosas que se dan por sentado. 

«Margarita es muy buena política y es consciente de que era necesario asumir esa responsabilidad», explican fuentes gubernamentales sobre el cese de la directora del CNI, Paz Esteban. No era su decisión, aunque la asumiera como propia como sacrificio para salvar la legislatura, garantizar la estabilidad del Gobierno y recuperar a los socios de ERC, que a pesar de todo siguen pidiendo su cabeza. Y así lo dejó claro en su comparecencia en Moncloa, tras el Consejo de Ministros, en la que el núcleo duro tenía claro de antemano que se movería en el difícil equilibrio de no atribuirse la autoría del cese y marcar su impronta personal en la elección de su sucesora. 

«Veremos a ver cómo justifica su decisión», esperaban expectantes en Moncloa aquellos que la defienden y auguran sin duda alguna que mantendrá su condición de ‘intocable’ en el gabinete. Y no la justificó. Robles no dio los motivos de un «cambio en la dirección del CNI» al que no se refirió como cese ni destitución: «no es una destitución sino una sustitución». Una forma de negar responsabilidad alguna de los servicios de inteligencia y de defender el buen hacer de «los 3.000 profesionales del CNI» y de su responsable saliente: «son personas preparadas y cualificadas y eso no supone un desvalorizar lo anterior».  

Intento por aplacar el enfado en el CNI

La responsable de Defensa enmarcó la decisión en la necesidad de dar «un impulso» al CNI y no a los errores que «claro que se producen y se seguirán produciendo» . Además, quiso mandar un mensaje a sus profesionales y al malestar que acarrean después de que el Ejecutivo, de la mano del ministro de presidencia, Félix Bolaños, pusiera a los espías a los pies de los caballos el pasado lunes aireando la brecha de seguridad en los dispositivos móviles del presidente Sánchez y la ministra Robles. 

«Es una sustitución de una funcionaria del centro por otra funcionaria del centro», explicó Robles en un aparente intento de sacar pecho por frenar una imposición de Moncloa. Fuentes cercanas al presidente del Gobierno señalaron hace días en este periódico que el sustituto de Paz Esteban sería el director del departamento de Seguridad Nacional, el general Ballesteros. Un militar, ajeno al centro, pero con «línea directa con el presidente». Fuentes gubernamentales sostienen hoy que Ballesteros está enfrascado a la tarea ingente de preparación de la cumbre de la OTAN, pero que había otros candidatos de Moncloa que se han quedado en meros aspirantes porque la decisión ha sido solo de Margarita Robles. 

Ella ha sido la responsable de poner a Esperanza Casteleiro, en un intento por aplacar el descontento del CNI y defender su autonomía, mermada por entregar la cabeza de Esteban, a quien defendió vehementemente hace apenas cinco días en la comisión de Defensa del Congreso: «La directora del CNI está teniendo que aguantar estoicamente imputaciones que no se corresponden con la realidad».

«Aquí manda el presidente»

Robles defendió con fervor al presidente Sánchez, de quien dijo: «Llevo muchos años trabajando con el presidente del Gobierno, al que conozco, admiro y respeto. Y eso no me lo va a quitar nadie en la política. Siempre he encontrado el apoyo del presidente y lo voy a seguir encontrando». Un sentimiento mutuo del que dan buena fe en Moncloa y Ferraz a THE OBJECTIVE: «Pedro adora a Margarita, en lo personal y en lo profesional».

Y sabe que es un enorme activo político, «una excelente ministra de Defensa, que hace bien su trabajo» y que además le cubre al PSOE un flanco en la frontera con el centro derecha que evita una fuga de votos del votante más moderado. E igualmente valora el sacrificio de Margarita Robles al ejecutar una decisión que no comparte pero que Sánchez necesita. «Aquí siempre manda el presidente», insisten sus más estrechos colaboradores, aunque a veces la autoridad inspire decisiones que no hace falta siquiera verbalizar. 

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