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Un exjefe de Borràs en la UB denuncia su mala praxis con los fondos públicos

El catedrático Jordi Llovet explica en una carta cómo la presidenta del Parlament desvió presuntamente dinero en su etapa en la universidad

Un exjefe de Borràs en la UB denuncia su mala praxis con los fondos públicos

La decisión de Laura Borràs de no abandonar la presidencia del Parlament -en contra del criterio de sus socios independentistas de ERC y la CUP- ha reabierto el debate sobre su conducta. La dirigente nacionalista está procesada por cuatro delitos (malversación, prevaricación, fraude y falsedad documental) por presuntamente fraccionar contratos durante su etapa al frente de la Institución de las Letras Catalanas. No obstante, ella mantiene su inocencia y ha manifestado ser víctima de «la represión del Estado».

En plena pugna por no abandonar la institución, un catedrático de Literatura en la Universidad de Barcelona (UB) y ex superior suyo, Jordi Llovet, ha publicado una carta en las redes sociales en la que sin pretender vulnerar el principio de presunción de inocencia hasta que haya sentencia, sí arroja luz sobre las maneras que tenía Borràs de actuar en su etapa académica. Y sus ganas de medrar tanto en los ambientes académicos como políticos.

Llovet explica que «tuvo que incorporar a Laura Borràs a su equipo de profesores de la UB» para que el departamento que dirigía tuviera una cátedra de Literatura Comparada, especialidad de Llovet. «Era una condición sine qua non», añade. Esas órdenes, explica, llegaron dese arriba, de la profesora Anna María Mussons, «que estaba encantada con Laura Borràs». Pero la decepción no tardó en llegar.

Borràs, en la carta de Jordi Llovet

Politizar la universidad

Un miembro de la comisión universitaria que tenía que elegirla decidió abstenerse de la sesión porque «no podía votar a una persona que había hecho una tesis doctoral de Filología Románica Medieval sin saber ni latín, ni provenzal, ni francés ni catalán antiguos».

El catedrático añade que al cabo de los años Borràs se presentó a unas oposiciones para ser profesora titular, junto con su colega David Viñas, «y la sesión fue turbulenta. David Viñas fue muy superior, presentando una memoria y un proyecto docente mucho más sólidos que los de Laura Borràs».

Borràs no estuvo satisfecha con el resultado y movilizó a los sectores nacionalistas del gremio universitario para que denunciaran el «apaño» que supuso que la plaza fuera para Viñas. «En el fondo de la sala, en la Facultad de Letras, había una delegación de la familia de la política independentista que estuvo abucheando y blandiendo pancartas que decían que aquel tribunal estaba amañado y que estábamos cometiendo una injusticia al otorgar la plaza a David Viñas». «Pude llamar al servicio de seguridad para que desalojaran a los llamativos, pero no lo hice», concluye a este respecto.

Posteriormente, Borràs empezó a asistir con más frecuencia a ágapes y eventos de la extinta Convergència. Llovet retrata las comidas en el restaurante Lázaro de la calle de Aribau, con la «vieja guardia» de CiU como son los  los exconsellers Francesc Sanuy, Joan Guitart y Macià Alavedra.

Como afirma su exjefe en la UB, sus relaciones sociales no la hacen culpable de nada. Pero sirve para describir cómo ante el escaso éxito académico que tenía («sabía muy pocas cosas de literatura» y viendo que su especialidad en «el uso de la informática en el aprendizaje de la literatura» producía «verdaderos escalofríos en todos los miembros de mi equipo de profesores, que eran gente muy preparada») empezó a buscar una salida.

Mala praxis en la UOC

De acuerdo con la carta de Llovet, fue así como la ahora presidenta del Parlament recaló en la Universidad Oberta de Cataluña (UOC). «Se fue a completar la docencia en la UOC, donde creó, en colaboración con la UB, el centro llamado Hermeneia, en el que empezó a trabajar con la asistencia de Isaías Herrero, la persona que al cabo de los años siguió las instrucciones de Laura Borràs para la elaboración de contratos supuestamente ilegales cuando Laura Borràs era directora de la Institución de las Letras Catalanas (ILC)».

El informático Isaías Herrero ha sido condenado a cinco años de cárcel por tráfico de drogas. Fue también el beneficiario de los contratos de Borras en el ILC, como demuestran varios mails entre él y Borràs. Como informó THE OBJECTIVE, la investigación a Borràs se originó por una denuncia por un caso de drogas contra Herrero. Y a raíz de este caso llegaron a su nexo con la dirigente de Junts en la ILC. Fue una investigación de la unidad de anticorrupción de los Mossos d’Esquadra.

En la UOC, apunta Llovet, «las cosas se le torcieron porque, supuestamente -conste que de esto no tengo pruebas- desvió impropiamente un dinero hacia la entidad que había fundado, Hermeneia. No se lo quedaba ella, que yo sepa -estoy seguro de que nunca se ha apropiado de ningún dinero público a título personal-, pero fue una operación que disgustó a las autoridades de la UOC. También, según noticias que no puedo demostrar, fue despedida de la UOC, de la que, por lo que también me contaron, tuvo que ser desalojada con la colaboración de los guardias de seguridad. La UOC nunca ha comentado aquellos hechos: así se tapan siempre las vergüenzas las universidades, en general».

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