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Murcia II, la cárcel más sangrienta de España: «Los trabajadores piden irse, no aguantan más»

En menos de un año la prisión ha registrado asesinatos, estrangulamientos, agresiones, incendios, motines…

Murcia II, la cárcel más sangrienta de España: «Los trabajadores piden irse, no aguantan más»

La cárcel murciana de Campos del Río. | TO

El clima que se respira desde hace al menos un año en la prisión murciana de Campos del Río (Murcia II) es de continua tensión. Una atmósfera propiciada por toda una serie de capítulos violentos que se han ido produciendo, prácticamente a diario, en el penal. No solo entre presos, sino también contra los funcionarios de prisiones. Asesinatos, muertes violentas, intentos de degüello a trabajadores, envenenamientos, palizas, agresiones, motines… Han convertido a este centro penitenciario en uno de los más sangrientos del país. 

Este escenario ha propiciado al mismo tiempo una ‘fuga’ de funcionarios a otras prisiones. Temen por su vida, denuncian. Son conscientes del peligro que conlleva su trabajo, pero, advierten, la situación en la cárcel era insostenible. «Muchos han pedido o están gestionando su traslado a la prisión de Murcia I, es menos conflictiva y tiene menos presos. No aguantaban más aquí», aseguran a THE OBJECTIVE fuentes de este centro penitenciario. 

En las últimas estadísticas elaboradas por Instituciones Penitenciarias, Murcia II figuraba entre las prisiones con más agresiones graves a los trabajadores por parte de los reclusos. Las causas de esta ola de conflictividad, según denuncian los sindicatos, se deben al perfil de internos, más peligroso, que han ingresado al centro en los últimos meses; pero también «a una pérdida de autoridad por parte de los trabajadores». «Los presos tienen cada vez más garantías, y nosotros más restricciones para hacer nuestro trabajo», advierten. 

Los trabajadores reclaman más medios personales y materiales, así como formación para enfrentarse a todas estas situaciones que se vienen dando en el penal de Murcia, donde cumplen condena o están a la espera de ser juzgados cerca de 1.000 presos. «Los conflictos son cada vez más frecuentes y es necesario que esta situación se revierta». 

Asesinato por una deuda de tabaco

El último episodio en la cronología de fechorías de Murcia II se registró el pasado lunes. Un preso asesinó presuntamente a su compañero de celda tras una discusión por una deuda de tabaco. La víctima debía unos cigarros al agresor y tras negarse a dárselos, este último se abalanzó sobre él hasta acabar con su vida, según señalaron a este periódico fuentes próximas a la investigación, liderada por la Guardia Civil. 

Este suceso, sin embargo, no quedó ahí. Tras cometer el asesinato, el recluso, de origen búlgaro, trató de estrangular sin éxito a dos funcionarios de prisiones. Y previamente, una vez ingresó en el módulo de aislamiento, trató de quitarse la vida. Desde la prisión murciana advierten que se trata de un ‘futuro Igor el Ruso’. 

Envenenamiento

Hace poco más de tres semanas, el centro penitenciario de Campos del Río también fue noticia por el envenenamiento de funcionario a manos de cuatro presos. Los internos adulteraron un café con Diazepam, Pregabalina y Alprazola para «darle una lección al trabajador». Sufrió una intoxicación y, aunque pensó que pudo haber sido envenenado, no lo comunicó a la dirección. La voz de alarma la dio otro preso que escuchó la conversación de los reos que prepararon el brebaje

«Vamos a reírnos de él y que le den por culo», dijeron los presos mientras preparaban le preparaban el café al funcionario. Tras dárselo, los internos permanecieron en el patio «viendo y esperando que el funcionario se tambaleara y riéndose de él». El afectado sostuvo ante sus superiores que unas horas más tarde, comenzó a sentirse con «poca fuerza y algún mareo, a la vez que notaba cómo le costaba leer con claridad la planilla de celdas». Lo primero que pensó es que podía tratarse de un golpe de calor o de una hipoglucemia. Más tarde, en el hospital descrubrió que, en realidad, habían intentado acabar con él.

Semana trágica en abril

A mediados del pasado mes de abril, en cuestión de una semana, se concatenaron una muerte, una pelea a puñetazos en el patio protagonizada por dos de los internos más peligrosos, el destrozo de una celda y un intento de motín, según publicó La Opinión de Murcia. Todos ellos en la zona de aislamiento del penal, uno de lo módulos más conflictivos. 

Primero se halló el cuerpo sin vida de un interno, con un golpe en la cabeza. Después, dos presos se pelearon de forma salvaje. Uno de ellos había quemado poco antes su celda porque no le daban tabaco, y, dos años atrás, había intentado matar a un jefe de servicios de la prisión de Cuenca clavándole dos cristales en el cuello. Tras esto, el miércoles, tres reclusos protagonizaban un intento de motín negándose a volver a sus respectivas celdas. 

Presos peligrosos

A estos incidentes les siguen otros tantos meses atrás. Entre ellos, la paliza de una presa en febrero a una funcionaria, a la que propinó varias patadas e incluso llegó a arrancarle mechones de pelo, o el intento de asesinato a otro trabajador a manos de otro interno, que le cortó el cuello con un envase metálico. Todo porque se le negó conocer la cantidad de dinero que tenía en el peculio. 

Entre tanto, la presencia de presos potencialmente peligrosos también han fomentado una sensación de mayor inseguridad en la prisión. Además del recluso citado anteriormente, en la prisión murciana también cumple pena el que, hace tres años, atravesó con el pelo de una escoba el cuello de un compañero en mitad de una discusión por un cigarro. «Con la medicación controlada, es un niño grande. Pero, si no, puede ocurrir lo peor», advierten. 

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