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Tragedia en la prisión de Murcia: un preso mata a otro con una escoba porque le debía cigarros

El agresor, que intentó suicidarse tras ingresar en aislamiento, trató después de estrangular a dos trabajadores

Tragedia en la prisión de Murcia: un preso mata  a otro con una escoba porque le debía cigarros

La prisión murciana de Campos del Río. | TO

Tragedia en la prisión murciana de Campos del Río. La Guardia Civil investiga el presunto asesinato de un preso a manos de su compañero de celda tras una discusión entre ambos. Al parecer, al motivo de la riña habría sido una deuda de tabaco. La víctima debía unos cigarros al agresor y tras negarse a dárselos, este último se abalanzó sobre él hasta acabar con su vida, según indican a THE OBJECTIVE fuentes próximas a la investigación. 

A la espera de los resultados definitivos de la autopsia, las mismas fuentes señalan a este diario que el supuesto asesino habría matado al otro interno a golpes con una escoba que había en el interior de la celda. En el lugar del crimen, según varios testigos, había restos de sangre y un palo de madera partido. Otras fuentes señalan, no obstante, que el agresor habría utilizado la técnica del mataleón para quitarle la vida, esto es estrangulándolo con ambos brazos. 

Los hechos tuvieron lugar el lunes sobre las 08.40 horas, una hora después del recuento de reclusos, cuando estos últimos deben bajar al patio, en el módulo 5 de la citada de prisión. En esa primera inspección, relatan las fuentes, no se registró ningún incidente entre los internos. Sesenta minutos más tarde, no obstante. ocurrió lo peor. Cuando les tocaba salir del módulo, uno de los más conflictivos, el presunto asesino, de origen búlgaro, mató a su compañero en cuestión de minutos. Tras la agresión, los facultativos de la prisión intentaron reanimar sin éxito a la víctima durante una hora.

Trifulca en el comedor

En paralelo, tras acabar con la vida del preso, el recluso salió corriendo por las escaleras del penal hacia el comedor, donde otros internos estaban desayunando. Una vez allí, familiares de la víctima, que también convivían en el mismo módulo, intentaron «vengar» al preso enfrentándose al agresor tras enterarse de la noticia, cuentan distintas fuentes de la prisión murciana.

Un objetivo frustrado, pues la trifulca concluyó, en realidad, con un funcionario de prisiones herido tras mediar entre los presos. El presunto asesino cogió al trabajador por el cuello y posteriormente le dio un golpe en la cabeza. Por suerte, logró zafarse y ser atendido en el módulo la enfermería. El suceso, sin embargo, no quedó ahí. Horas después de ser trasladado al departamento de aislamiento por orden de la dirección del penal el preso intentó suicidarse.

«Un futuro ‘Igor El Ruso’»

En una rápida actuación, los funcionarios de prisiones evitaron que el recluso lo consiguiese. Fue cuando el médico determinó que debía ser recluido en el módulo de enfermería. Allí, sin embargo, intentaría de nuevo matar a otro trabajador. Según relatan fuentes penitenciarias, cuando los funcionarios trataron de cambiarle de celda por última vez, el agresor se abalanzó sobre uno de los trabajadores y trató de estrangularle. Sus compañeros lograron salvarle, pero la fuerza que ejerció, indican las mismas fuentes, fue tal que incluso dobló las esposas.

«Los funcionarios de la enfermería se han temido lo peor. Por suerte, la última víctima ha sabido llevar la situación. Posiblemente estamos ante un futuro ‘Igor el Ruso’», advierten desde Murcia II. 

Envenenamiento

Hace dos semanas, el centro penitenciario de Murcia II también fue noticia por el envenenamiento de un funcionario a manos de cuatro presos, según publicó THE OBJECTIVE. Los internos adulteraron un café con Diazepam, Pregabalina y Alprazola para «darle una lección al trabajador, que sufrió una intoxicación y, aunque pensó que pudo haber sido envenenado, no lo comunicó a la dirección. 

La voz de alarma la dio otro preso que escuchó la conversación de los reos que prepararon el brebaje. Este último relató al agente que había presenciado y escuchado cómo cuatro internos adulteraban el café en el economato de la prisión. Los responsables de la intoxicación advirtieron que el funcionario se encontraba realizando su turno en la cabina del patio. A media tarde, un preso le preguntó desde fuera del despacho, a través del cristal, si le apetecía tomarse un café, a lo que el empleado público accedió.

El reo afirmó que estaba sentado enfrente de ellos, a dos metros de distancia, y que estaban «colocados», esto es, bajo los efectos de las drogas. Mientras añadían los medicamentos a la bebida iban haciendo comentarios. Uno de los participantes en el complot aportó 25 miligramos de Diazepam «previamente machacado», otro hizo lo propio con otros 300 miligramos de Pregabalina y un tercero incluyó dos miligramos de Alprazolam. El funcionario, que llegó a sufrió taquicardias, tuvo que ser atendido en el hospital. 

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