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Los funcionarios critican por «pardilla» a la jefa de la cárcel de León en un motín con 40 presos

La responsable decidió actuar personalmente con su equipo frente a decenas de presos amotinados. Entre amenazas, les retuvieron casi durante una hora

Los funcionarios critican por «pardilla» a la jefa  de la cárcel de León en un motín con 40 presos

La directora de la prisión leonesa. | EP

La intervención de la directora del centro penitenciario de Villahierro (León), Henar García, en el motín que protagonizaron el pasado martes 40 presos contra la propia responsable y su equipo en un módulo de la citada cárcel, a quienes intentaron secuestrar durante casi una hora, ha causado honda indignación entre los trabajadores. Fuentes de esta prisión, consultadas por THE OBJECTIVE, critican el «buenismo de la cúpula» con los internos y califican incluso de «pardilla» la actuación de García, al intentar apaciguar los ánimos de decenas de reclusos con la única ayuda de otros seis compañeros. 

«El proceder de la dirección fue de pardillos. Hay un enfado generalizado porque no puedes dejar ‘de rositas’ a los presos después de todo lo que pasó. Entiendo que intentase hablar con ellos, pero no puedes hacerles luego caso y dejarlos durante un día en su módulo como si no hubiese pasado nada… Ha quedado patente la falta de experiencia de los responsables», critica una fuente de dilatada experiencia en la prisión leonesa. 

Henar García, psicóloga de profesión, según las fuentes consultadas aprobó la oposición hace escasos dos años, y poco después fue designada como directora de la prisión. Desde entonces, según ha denunciado también el CSIF en un comunicado, los responsables han cogido el hábito de intervenir en «numerosos» incidentes o situaciones que se producen con los internos «con una aparente actitud conciliadora y colaboradora». Lo que, finalmente, termina con que sean los propios funcionarios quienes tengan que «resolver la papeleta de esa gestión ante los internos». 

Castigo a los amotinados

La dirección de la cárcel, ubicada en el municipio leonés de Mansilla de las Mulas, decidió sancionar entre el miércoles y el jueves a los seis cabecillas que protagonizaron el motín contra distintos funcionarios, entre ellos la directora, el subdirector de seguridad, dos jefes de servicio y otros tres trabajadores. La junta de tratamiento, además, ha pedido la regresión de los internos a régimen de primer grado por la gravedad de los hechos, señalan las mismas fuentes. Este es el sistema más restrictivo

La responsable, Henar García, lo hizo ya acorralada por las críticas a su gestión del suceso, que los funcionarios describen como uno de los más graves de la historia de las prisiones en los últimos años. Una trifulca iniciada a raíz de la muerte de un preso a primera hora de este martes, en la que el grupo de presos profirió constantes amenazas e incluso agredió a uno de los trabajadores presentes. 

Fuentes de la prisión también critican a la dirección porque un día después de que estallase el conflicto no había tomado ninguna medida disciplinaria contra los amotinados. Lo que provocó que, según estas mismas fuentes, «siguiesen revolucionados». «Fueron pasando las horas y no pasaba nada, estaban crecidos. Ellos siguieron en su módulo normal. Al día siguiente, ellos pidieron volver a ver a la directora; y el centro suspendió las actividades y se pidió que los funcionarios de prisiones entrasen lo menos posible», señalan a este periódico. 

Horas después, la responsable de la prisión de Mansilla de las Mulas dio la orden de enviar al módulo de aislamiento a los seis reclusos. Esa misma tarde se autorizó la «conducción especial» de dos de ellos a otra cárcel, y este jueves, según las fuentes consultadas, se ha trasladado al resto a otros centros penitenciarios. «Las medidas llegaron tarde. No puedes dejar sin castigo durante un día a presos que te han rodeado y amenazado. Debes actuar de inmediato, sacarlos uno a uno e iniciar medidas. Jamás se ha visto esto», critican fuentes penitenciarias

El motín

Todo se inició a raíz del fallecimiento de un preso de 38 años en su celda, en la que permanecía solo. Los ánimos comenzaron a caldearse. El grupo de presos responsabilizaba al equipo de dirección de su muerte por supuestamente haberlo desatendido médicamente —la falta de personal médico en las prisiones es un problema que denuncian sindicatos e internos desde hace varios años—. Al percatarse de los hechos, la responsable y el resto de funcionarios acudió el módulo en cuestión, el número 10. 

Acto seguido, varios de los internos comenzaron a destrozar el mobiliario: tiraron sillas y las colocaron a la entrada del módulo, para que nadie pudiese salir del recinto. De hecho, cuando los trabajadores de la cárcel y la directora, Henar García, intentaron huir, les cerraron el paso. «De aquí no se va nadie», les dijeron. 

A partir de ese momento, comenzó un tenso diálogo entre la responsable y 40 presos. Ellos pedían más consultadas médicas y tratamientos. Ella intentaba calmarlos. Tras varias promesas de intentar arreglar el problema sanitario y de no iniciar medidas disciplinarias contra ellos, incluida la agresión que los protagonistas causaron a un funcionario con el lanzamiento de un objeto, los reclusos claudicaron. 

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