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La mirilla

Sánchez empieza la precampaña en la CEOE

Garantiza que no perderá el tiempo en gestos vacíos y buscará una investidura que respete la letra de la Constitución

Sánchez empieza la precampaña en la CEOE

Antonio Garamendi y Pedro Sánchez, ayer en la CEOE. | Europa Press

La política en España es un puro bullicio. El complicado resultado electoral del 23-J y la ecuación de colar una amnistía para salvar a los condenados por el procès catalán, a cambio de la investidura de Pedro Sánchez, tiñe la información general con un bucle que llega a cualquier rincón del país, por muy recóndito que sea.

Y con ese rulo machacón, el presidente del Ejecutivo en funciones se presentó este viernes en la patronal de los empresarios, CEOE, en la madrileña calle de Diego de León, para -además de esbozar lugares comunes sobre la propuesta que la presidencia española de la UE hace en este semestre con el fin de fortalecer la autonomía estratégica de Europa- poner como hoja de perejil al candidato a la investidura, el dirigente popular, Alberto Núñez Feijóo. Un ataque furibundo, desafortunado e impropio del lugar, queriendo defender que «no hay tiempo que perder, ya que España tiene cosas muy importantes que resolver».

Parapetado por cinco ministros (Política Territorial, Transición Ecológica, Industria, Exteriores y Agricultura) y algún exministro con responsabilidades eléctricas, el aspirante -si recibe el encargo del Rey y decae la investidura de Feijóo- aprovechó el cierre del acto organizado por la patronal de empresarios para garantizar que él sí promoverá una «investidura auténtica», «sin gestos vacíos», una investidura de «diálogo con las fuerzas políticas, de progreso y convivencia y, plenamente coherente con la letra y el espíritu de nuestra Constitución».

Una retahíla de garantías y compromisos que sonaron a risa, pero que dio la impresión de que Sánchez sigue en campaña por si tiene la necesidad de volver a las urnas. Todo, en medio de un discurso plagado de guiños liberales, en busca de un aplauso de una concurrencia que se quedó traspuesta. Y es que todo ocurrió en un día en el que, con el PNV en Waterloo, como informa THE OBJECTIVE, para trajinar apaños, supimos que los costes laborales campan a sus anchas en España, y cosechan cifras insoportables para el crecimiento económico y para el empleo. Un día, en el que, tal y como publicó THE OBJECTIVE, el Gobierno ha vuelto a suspender con creces la ejecución de los fondos Next Generation, en lo que va de año, ya que apenas ha logrado consumar el 12,8% de los pagos realizados. Eventualidades, por cierto, pasadas por alto en ese foro, y que desde luego no robustecen la idea de la gran admiración que Sánchez puede sentir por el presidente norteamericano Benjamin Franklin, quien llegó a defender el postulado protestante de ‘el tiempo es oro’, ‘the time is money’.

Entretanto, y a pocas calles de allí, frente al Parque del Retiro y la Puerta de Alcalá, el vilipendiado expresidente del Gobierno, José María Aznar cerraba el Campus de Faes de 2023, junto a Alberto Núñez Feijóo, desconocedor en ese momento de los piropos que Sánchez le estaba propinando desde la sede de la CEOE, a la que acudía, según el programa, para hablar del fortalecimiento de la autonomía estratégica de Europa que dará a conocer en Granada a principios de octubre.

Llamada a la prensa a última hora

Llamaron la atención en este evento las notables ausencias en el principal salón de actos de la CEOE por parte de algunos miembros de la organización empresarial, un salón desde el cual, el presidente de CEOE no solo se alegró del fin de la dolencia de Sánchez -quien recientemente ha sufrido la covid-. Además le recordó que esa casa, la patronal, «era la suya»; trato al que el líder socialista devolvió con otro halago dirigiéndose al primer espada de la CEOE como «querido Antonio».

Pero si las ausencias no pasaron desapercibidas, tampoco pasó que una vez más, Moncloa haya aguantado hasta última hora de la tarde del jueves para confirmar su asistencia a las jornadas Resilient EU2030, en las que los medios de comunicación apenas tuvieron 11 horas para poder acreditarse, cerrando las puertas a estos a partir de las 7 y media de la mañana del viernes, si bien el acto comenzaba a las 9 y el presidente no llegó a la CEOE antes de las 11. Eso sí, con cinco ministros, y ninguno con factura podemita ni de Sumar.

Lo cierto es que Sánchez no hizo canutazo, no habló con la prensa, no tomo el vino español, después, con los empresarios, y por tanto, allí ni mencionó el término amnistía. Al menos en ese escenario no se atrevió a decir ni una palabra. Y tras ello, apareció con su esposa en la Fashion Week. ¿Estará ya de campaña?

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