Entre los lances preferidos de Trueno y el Jabato, con gusto se habría colado un viaje por Siria, allí donde los terroristas del Estado Islámico sortean en 2015- mujeres infieles a los ganadores de un trivial acerca del Corán
El soldado, cansado, caminando por el centro de la vía de un tren que lleva al infierno. El niño en brazos, herido, la mano vendada. Y el mundo sigue su camino, y da la espalda a Siria, y a tantas Sirias que hay en el planeta.
Los hombres pueden comportarse mejor o peor. Pero está claro lo que se supone que deben hacer los cristianos. Y también está claro que los musulmanes deben hacer exactamente lo contrario.
Llevamos un tiempo con los primeros episodios de la III Guerra Mundial, la que enfrenta a las democracias occidentales contra el terrorismo islamista o como se llame. El penúltimo episodio es el bombardeo de los aliados de Estados Unidos contra el Califato o Estado Islámico.
En la Historia criminal hay que añadir una modalidad última. El asesino, uniformado de negro y encapuchado, se planta delante de una cámara de vídeo. La pobre víctima, revestida de una túnica naranja, aparece arrodillada y recita una acusación ininteligible.
Este autobús con la cara de Edward Snowden demuestra que la primera enmienda de la Constitución estadounidense protege en serio la libertad de expresión.
Asusta en verdad la imagen de los cinco terroristas con sendos Kaláshnikov M-47 en el regazo y con el Corán en la mano.