“Siempre y cuando lo escribas regularmente, nada puede herirte realmente”—Shirley Jackson
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Detrás de una buena –o mala– serie hay un guionista, y detrás del guionista la mayoría de las veces hay un escritor que ya estuvo a cargo de crear la historia original con la claridad del papel y la tinta. Así sucede con uno de los últimos estrenos de terror de Netflix: La maldición de Hill House, adaptación de la novela del mismo nombre escrita por la autora estadounidense Shirley Jackson.
Jackson, quien murió a los 48 años de una insuficiencia cardiaca en 1965, es sin duda una de las escritoras del género de terror más alabadas e imitadas -aunque en vida su pluma no fue reconocida con la misma efusión- y a pesar de ser recordada por La maldición de Hill House especialmente ahora que Netflix revive el libro, la novelista como voz de un género cuenta con una bibliografía mucho más extensa y original de la que pudiera parecer a simple vista.
Con ironía, humor negro y mucho sarcasmo, Jackson logra transmitir el tedio de la clase media interrumpido por lo inexplicable. La parálisis de las rutinas sociales y la reclusión de la mente para crear con recursos carentes de sangre y fantasmas de sábanas blancas historias de terror absolutamente modernas y impermeables al pasar de las décadas.
Autora de seis novelas, cientos de relatos cortos, ensayos e incluso cuentos infantiles, la suya es una pluma que se aferra a lo cotidiano para crear monstruos y ficciones de terror. La especialidad de Jackson es el terror doméstico, un baile de casas y habitaciones intransitables, un desasosiego que se aferra a la normalidad para incitar un rastro de miedos y una serie de venganzas que todo ser humano es capaz de llevar a cabo en las circunstancias adecuadas.
Sus historias están protagonizadas por mujeres, casi la totalidad de su obra utiliza como foco al género femenino para hacer frente a la oscuridad del mundo y la mente de sus propios personajes. Y a propósito de la última adaptación de su trabajo, en The Objective te presentamos un abrebocas de su obra que querrás leer si La Maldición de Hill House es tu estilo de serie.
Siempre hemos vivido en el castillo
Esta es la última novela de la escritora, así como una de las más inquietantes y terroríficas. Como factor común en sus historias existe una casa vieja y encantada y dos mujeres protagonistas del encantamiento. Jackson escribe la vida de las hermanas Blackwood y su aislamiento del pueblo en el que residen gracias a leyendas y rumores claustrofóbicos. Recluidas y en compañía de un gato y un anciano paralítico las hermanas, huérfanas gracias a una fatal noche que termina de vislumbrarse en el relato, establecen una rutina al límite de la realidad en donde cocinan platos intrincados y letales.
El pueblo sabe que algo está mal en la casa de los Blackwood, los Blackwood se auto condenan a la rutina de un castillo que esconde los fantasmas de sus familiares muertos y en el intermedio Jackson crea un entretejido de agudos, irónicos y divertidos diálogos que sellan su estilo con estándares difíciles de igualar.
La lotería
La lotería es la historia que puso a Shirley Jackson en el mapa. A pesar de no ser ni su primera novela ni su primera publicación en una revista es el relato que marcó su estilo como una autora ácida y dispuesta a incomodar al lector con ficciones no tan inverosímiles. Publicada en The New Yorker en 1946 y causante de cientos de cartas de lectores ofendidos y desconcertados por aquella historia de domingo, en La Lotería los habitantes de un pequeño pueblo americano interrumpen su rutina para participar en un evento especial y mortal.
Como una burla a la cotidianidad que se asienta en la sociedad, los personajes de esta historia: niños, madres, familias, solteros y casados entablan conversaciones corrientes y evocan preocupaciones diarias mientras se preparan para conocer al ganador de la gran lotería de ese año. Y por lotería se entiende un sangriento ritual de pueblo que busca liberar endorfinas y justificar la normalidad con una anarquía esporádica.
Con este relato simple, preciso, repleto de espacios comunes y conversaciones cotidianas Jackson creó uno de los cuentos más inquietantes e inteligentes jamás publicados en The New Yorker. Un pueblo, un número y un montón de piedras como únicos espectros en la historia.
El nido del pájaro
Esta es la tercera novela de Jackson y en ella relata las historias de Elizabeth, una tímida secretaria que esconde múltiples personalidades bajo su fachada de chica común. Jackson desenreda un relato de cuatro personajes totalmente diferentes unidos en una cabeza desequilibrada y atormentada.
Migrañas, síndromes de paranoia y cuatro personalidades autodestructivas se juntan para crear un diagnóstico en donde lo aterrador no es el desorden de múltiples personalidades que le diagnostican a Elizabeth al llevarla al doctor, sino el escenario en donde una misma persona se amenaza inconscientemente y crea una vida marcada por la tensión y el desasosiego de estar atrapada en su propia cabeza.
Aparentemente no solo durante el proceso de la novela sino en su vida diaria Jackson también sufría de insomnio, paranoia y dolores de cabeza similares a los que afligen a su personaje principal. Y ya que la autora tenía por costumbre escribir a sus monstruos, es obvio el porqué de la similitud entre su protagonista y su creadora.
Un día ordinario
Más que novelas Jackson escribió relatos cortos, cientos de ellos, hasta dominar el arte de narrar en unas cuantas páginas complejas y obscuras historias. Existe más de un tomo recopilatorio de sus ficciones cortas pero Just an Ordinary Day o Un día ordinario muestra precisamente el lado de Jackson menos conocido, el que no solo va de casas encantadas y familias injuriadas, sino que es capaz de mezclar géneros e historias con la misma intensidad con la cual creó sus más terroríficos cuentos.
En Un día ordinario lo que sucede es lo que indica el título: lo ordinario y lo mundano. Son historias simples y precisas: un amor universitario, una mudanza inesperada, una amistad resguardada por normas o una mañana cotidiana en la ciudad de Nueva York; sin embargo, todas contienen ese sarcasmo único que utiliza Shirley Jackson para sabotear la realidad y confirmar su irreverencia.
La maldición de Hill House
Finalmente La maldición de Hill House, un libro sobre casas embrujadas y noches paranormales. La última adaptación producida por Netflix y dirigida por Mike Flanagan no es la única de este libro que se ha llevado a término, ya que tanto en 1963 como en 1999 la novela fue llevada a la pantalla grande por diferentes directores. Pero la re interpretación de Flanagan, aunque adictiva y sutil, no es la misma historia que la que cuenta Jackson originalmente.
En la novela aunque Hauntig Hill sigue siendo el escenario embrujado que pone en contexto a los personajes, la historia se centra en una reunión inusual de individuos afectados en algún momento de sus vidas por situaciones paranormales. Eleanor Vance, esclava de su madre; Theodora, artista bohemia y Luke el heredero de Hill House son convocados a la mansión por el doctor John Montague, un investigador de lo sobrenatural. Durante su estancia en la casa esta cobra vida y los lleva al límite de la realidad.
Aunque la casa actúa como el principal ente en el relato y en la serie, los personajes y el contexto se voltean completamente así que si ya viste Hill House no te preocupes por los spoilers. A la historia original todavía le quedan cientos de fantasmas y pasillos laberinticos por revelar.
