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¿Por qué la salida de Turquía del Convenio de Estambul pone en jaque el feminismo?

De madrugada y sin dar muchas explicaciones, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, decidió abandonar el Convenio de Estambul, que establece medidas de prevención y actuación contra la violencia de género, porque «intenta normalizar la homosexualidad, incompatible con los valores sociales y familiares de Turquía»

¿Por qué la salida de Turquía del Convenio de Estambul pone en jaque el feminismo?

Erdem Sahin | EFE

Fueron los primeros en firmar el Convenio de Estambul y, ahora, son los primeros en irse. Así lo decidió el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, cuando la madrugada del pasado sábado emitió un decreto para retirar a su país del primer documento internacional vinculante que lucha contra la violencia de género. Lo hizo deprisa y en plena noche, como solo actúan Batman o los ladrones. Pero la verdad es que Erdogan no es ni lo uno ni lo otro. Entonces, ¿por qué ha decidido este mandatario dar la espalda a la protección de las mujeres y qué implica esta decisión?

El Convenio del Consejo de Europa para la prevención de la Violencia contra las Mujeres y la Violencia Doméstica, coloquialmente conocido como Convenio de Estambul, es un tratado que nació en 2011 y que se ha aplicado hasta ahora en 37 países. En este sentido, establece un marco legal que, como su nombre indica, lucha contra la violencia de género en todas sus formas, tanto en el ámbito doméstico, como laboral, social y político. No solo reconoce el «desequilibrio histórico entre la mujer y el hombre, que ha llevado a la dominación y a la discriminación de la mujer por el hombre», sino que también obliga a los firmantes a emprender medidas legislativas para su prevención, que se aplicará «en tiempo de paz y en situación de conflicto armado», tal como recoge el texto. 

Si bien es cierto que incluso los países implicados están afrontando dificultades a la hora de implementar estos preceptos de forma tangible y completa, la confusión estriba en que fue la propia Turquía quien hospedó este importante evento en la ciudad transfronteriza -Estambul-, con Erdogan como primer ministro y, de hecho, fue la nación euroasiática la primera en estampar su sello en él y en ratificarla ante la Asamblea Nacional. 

Sin embargo, algunos años después y varias reformas islamistas más tarde, el Gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco) ha decidido abandonarlo. «El Convenio de Estambul, inicialmente concebido para promover los derechos de la mujer, ha sido secuestrado por un grupo de gente que intenta normalizar la homosexualidad, incompatible con los valores sociales y familiares de Turquía», según ha comunicado la oficina de prensa del presidente y tal como se emitió en el Boletín Oficial del Estado.

Así, parecería bastante obvio que la razón tras esta determinación es meramente una cuestión ideológica o represiva, pero lo cierto es que va mucho más allá. 

¿Por qué ha decidido abandonar el Convenio?

Antes de nada, conviene destacar que la plataforma Paremos los Asesinatos de Mujeres ha registrado en lo que va de año 80 asesinatos de género y 300 durante todo el transcurso de 2020. Así, sin ir más lejos, nada más abandonar el tratado y en menos de 24 horas, seis mujeres turcas fueron asesinadas por sus maridos o exmaridos, entre el 21 y el 22 de marzo. 

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Imagen: Erdem Sahin | EFE

Más allá de eso, no es ningún secreto que Erdogan no apoya la igualdad entre hombres y mujeres y, a decir verdad, lo ha admitido en más de una ocasión. No en vano, él es una extensión articulada de los ideales del partido islamista.

Así, sectores ultraconservadores turcos ya comenzaron a manifestar hace un año su reticencia para con el Convenio de Estambul, argumentando que sus principios actúan en detrimento de la concepción de familia y de heterosexualidad recogidos en el islam. En respuesta, el dirigente sentenció en agosto del año pasado que escucharía a su pueblo y actuaría en consecuencia a las peticiones que recibiera. 

Lo que obtuvo desde el lado opuesto fueron una serie de encuestas que mostraron que la sociedad turca era contraria o indiferente a darle la espalda al tratado y diversos grupos y movimientos feministas se manifestaron para evitar que Turquía lo abandonara e implantase, asimismo, medidas urgentes para frenar los feminicidios que se suceden a lo largo y ancho del país. 

Aunque para calmar los ánimos de aquellos contrarios a la decisión, ha asegurado que emitirá un proyecto propio para la protección de la mujer bajo una línea acorde con sus ideales. La oficina de prensa de la Presidencia anunció que «Turquía ha tomado muchas medidas concretas para apoyar y mejorar los derechos de las mujeres hasta ahora, y estos mecanismos aún están en vigor. Se implementarán nuevas reformas para combatir la violencia contra la mujer». 

Por su parte, la ministra de Familia, Trabajo y Asuntos Sociales, Zehra Zümrüt Selçuk, ha apoyado la decisión afirmando que «nuestra clara postura en la lucha contra la violencia hacia la mujer no puede reducirse a un texto discutido en otros países del Consejo por diversas razones».

Pero los colectivos feministas disienten y rechazan la decisión. En este sentido, Paremos los Asesinatos de Mujeres mantiene que «el Convenio de Estambul salva vidas» y una de sus representantes, Ege Çakmak, ha asegurado a The Objective que «la vida de las mujeres no puede ser un tema de negociación en la política, ni los derechos LGBTIQ+. No aceptamos y no aceptaremos una decisión de retirada que se tome a las 2 a.m. por una sola persona o por el consejo, especialmente en un periodo de tiempo en el que los feminicidios son uno de los grandes males del país».

Por todo esto, la razón más directa y evidente por la que Turquía ha abandonado el Convenio es por su fuerte rechazo a la comunidad LGBTIQ+ y a cualquier ápice de exaltación de la misma. Así lo demostró el presidente turco durante las protestas estudiantiles que estallaron en enero, cuando sentenció que «nuestra juventud no es una juventud LGBT», tras haber condenado el uso de una bandera multicolor como agravio al islam. 

Pero las razones profundas y, aunque no hayan sido anunciado de tal modo, parecen indicar que la decisión de abandonar el Convenio está motivada para satisfacer a sus seguidores y complacer a los sectores más religiosos e islamistas que comulgan con el partido. 

¿Qué consecuencias tiene la salida de Turquía del Convenio de Estambul?

Las consecuencias plausibles son muchas, pero las más inminentes son la deceleración del camino hacia el empoderamiento femenino y los derechos humanos y el alejamiento de la comunidad europea, así como el rechazo claro a unos valores reivindicados mayoritariamente por los sectores más jóvenes de la sociedad turca y la apuesta directa por los ideales del islam. 

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Imagen: Francois Lenoir | REUTERS

Todo ello bajo un marco de actuación que, poco a poco, pretende implantar en todas las esferas políticas y no políticas la influencia directa del presidente. Ejemplos recientes de esta afirmación serían la sustitución de varios rectores universitarios por personas simpatizantes con su partido, como es el caso de Melih Bulu en la Universidad del Bósforo; o el despido del gobernador del Banco Central turco también el pasado sábado, cuyo puesto ha sido ocupado por un exdiputado del AKP, Sahap Kavcioglu, nombrado expresamente por Recep Tayyip Erdogan.

En cualquier caso, la posición del Gobierno islamista frente a Europa y a sus relaciones internacionales ha sido tema de numerosos debates y, si bien es cierto que en los últimos años cada vez se ha alejado más de los estándares europeos, siempre ha intentado encauzar algunas de sus actuaciones en favor de la UE, como ha sucedido con la apuesta por los visados conjuntos. 

Sin embargo, la reciente salida del Convenio de Europa construye un muro más sobre este rumbo, acelerando la carrera hacia la cara más tradicional de su partido y apostando por la religión. De igual modo, supone un duro revés a la lucha por los derechos humanos, que parece ser la asignatura pendiente del país euroasiático, que acumula ya varias denuncias de organizaciones internacionales en esa línea. Así es el caso de Amnistía Internacional, quienes sentencian que, actualmente, hay decenas de personas encarceladas por defender la libre expresión, así como periodistas, manifestantes y presos políticos de la oposición.

Por ahora y, en respuesta a la salida del Convenio, la sociedad turca ha reaccionado saliendo a las calles y las manifestaciones se han extendido a lo largo y ancho del país. Desde Estambul a Antalya, en Esmirna y Esparta, en cada costa del mar Negro y pasando por Ankara hasta los límites mediterráneos, cientos de mujeres alzan pancartas para luchar por sus derechos y contra la salida de Turquía del Convenio de Estambul.

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