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Lo que esconden las lágrimas de Mery Perelló al darse cuenta de que Rafa Nadal se había 'roto'

El tenista balear tuvo que retirarse del Open de Australia por una lesión y su mujer no pudo reprimir el llanto

Lo que esconden las lágrimas de Mery Perelló al darse cuenta de que Rafa Nadal se había ‘roto’

Mery Perelló | Gtres

Como si de un ángel de la guarda se tratara, Mery Perelló ha estado junto a Rafa Nadal en los buenos y en los malos momentos, en la salud en la enfermedad y en todos los escenarios que plantean los juramentos de lealtad y respeto tan típicos de las bodas. Y quizá su mayor mérito haya sido hacerlo en un elegido segundo plano, cediendo todos los focos al maestro de la raqueta.

Allá donde juegue el tenista manacorí, bastará con echar un ligero vistazo a las gradas para ver a su mujer en el palco. Desde su asiento ha visto a Nadal hacer historia, apoyándolo en todo momento, pero tratando de no transmitir demasiadas emociones, ya sea voluntariamente o no. A menudo, su rostro ha permanecido hierático, pero, como siempre hay una excepción que confirma la regla, esta vez no ha podido ocultar sus emociones.

Ha sido en el Open de Australia, que se disputa estos días en Melbourne, donde hemos visto la versión más sensible de Mery Perelló. La mallorquina rompió a llorar en el momento en el que Rafa Nadal notó que algo no iba bien en él. El deportista sufrió un pinchazo muscular durante su encuentro de segunda ronda con Mackenzie McDonald.

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La cara de preocupación del entrenador de Nadal, Carlos Moyá, reflejaba la gravedad del asunto, pero el balear, corajudo como pocos, quiso acabar el partido, aunque ya era demasiado tarde para pensar en una victoria: «He notado algo en la cadera y se acabó. No puedo decir que no estoy mentalmente destrozado porque estaría mintiendo», declaró él, con mucha sinceridad.

Las lágrimas de Mery Perelló que lo dicen todo

La realización del torneo buscaba la reacción de Mery Perelló a la lesión del actual número 2 del mundo y lo que se encontraron fue a su esposa secándose unas lágrimas que escondían sentimientos encontrados. Por un lado, lógicamente, la impotencia del infortunio sufrido por Rafa y la preocupación por el alcance que pudiera tener la dolencia, pero no solo eso.

Detrás del llanto había un componente puramente emocional. ¿El motivo? Era la primera vez que su hijo de tres meses lo acompañaba a un campeonato, algo que producía una alegría sin parangón en el tenista: «Agradecido de tener la oportunidad de que estén- su esposa e hijo- aquí conmigo en Australia. Ayuda mucho». Lamentablemente, no pudo ser talismán y a Mery Perelló le quedó un sabor muy amargo por ello.

Rafa Nadal, con gesto contrariado. Gtres

Fue el pasado mes de octubre cuando Rafa y su mujer dieron la bienvenida a su primer hijo, un niño muy deseado. Una situación que ha supuesto un punto de inflexión para él. Sabedor de que su retirada es una opción que lo sobrevuela cada vez más cerca, separarse de su pequeño cada vez que se tiene que ir a jugar es demoledor para él, algo que no esconde: «En esta etapa de mi carrera, imaginarme meses fuera de casa siendo padre sería una situación difícil». Normal que agradeciera la presencia de su familia en Australia.

Rafa y Mery, una pareja hermética

El matrimonio siempre ha mostrado un gran blindaje para hablar de su vida privada. Pero esto ha cambiado parcialmente con el nacimiento de su bebé. Rafa no esconde el orgullo que siente como padre primerizo: «Es una de las cosas más bonitas de la vida, sin ninguna duda. Estoy disfrutando de este nuevo momento, pasándolo bien, súper feliz», comentó recientemente. Con un periodo de recuperación por delante de en torno a 6-8 semanas, podrá dedicar más tiempo todavía a cuidar y disfrutar de su hijo.

Mery Perelló y Rafa Nadal. Gtres

En este compás de espera, su mayor apoyo será una vez más Mery Perelló, la (única) mujer de su vida. Su relación comenzó cuando ambos eran adolescentes y más de dos décadas después han logrado mantener prendida la llama del amor, desafiando a todos los obstáculos. Por ejemplo, a mezclar amor y trabajo ya que ella es directora de proyectos de la fundación a la que el tenista da nombre.

Dentro de la sólida historia de amor de Rafa Nadal y su esposa hay varios puntos de inflexión, pero dos que brillan con luz propia: su idílica boda en la lujosa Bahía de Pollença de Mallorca (19 de octubre de 2019) y el alumbramiento de su primer hijo en común, en el mismo mes pero tres años más tarde, tal y como te contamos en THE OBJECTIVE. Son momentos que dan forma a la parcela más privada del carismático tenista, esa que nos muestra con cuentagotas.

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