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El ascenso de la AfD sacude Alemania: los conservadores también piden su ilegalización

Los sondeos les sitúan en segunda posición con un 21,5% del voto, ocho puntos por delante de los socialistas

El ascenso de la AfD sacude Alemania: los conservadores también piden su ilegalización

Manifestación celebrada el fin de semana contra AfD | Europa Press

El crecimiento del partido político alemán Alternativa para Alemania (AfD) — que se se define como nacional-conservador y euroescéptico— ha hecho que en el país suenen todas las alarmas. Coincidiendo con las numerosas manifestaciones iniciadas por trabajadores del campo que han paralizado la capital, el pasado sábado el presidente Olaf Scholz apoyó una marcha en todo el país que reunió a más de 800.000 personas que pedían incluso la ilegalización de un partido que consideran de «ultraderecha».

Sin embargo, no solo socialistas o verdes están apuntando en esta dirección. Cada vez son más los líderes de CDU —partido conservador tradicional en Alemania y parte del Partido Popular Europeo— que piden abiertamente la ilegalización de AfD. En concreto, el ministro presidente de Schleswig-Holstein y una de las voces más importantes de CDU, Daniel Günther, ha insistido en pedir la prohibición del partido antiglobalista que le pisa los talones en las encuestas, algo que ha molestado a parte de sus votantes ya que el 47% (según las encuestas) querría una coalición CDU-AfD a nivel estatal.

«La AfD es peligrosa en sus estructuras, gran parte del partido quiere eliminar nuestra democracia. Por eso me atrae la idea de iniciar un procedimiento de prohibición que debería ser preparado cuidadosamente por el gobierno federal», afirmó en televisión, añadiendo que una democracia debe utilizar sus instrumentos. Estas palabras no gustaron al entrevistador que, más tarde, a través de la red social X (antes Twitter), se pronunció: «Estoy bastante sorprendido por su comprensión sobre la democracia».

Por su parte, el presidente de la CDU, Friedrich Merz, no ha ido todavía tan lejos, aunque sí ha elogiado las protestas contra la AfD al considerarlas «una señal alentadora de una democracia vibrante»: «Es un dilema para todos tener que experimentar el fortalecimiento de un partido así», afirmó en la televisión ARD.

Merz defiende que la vía para recuperar a ese nicho de votantes no es insultarles: «Hay personas a las que ya no podemos llegar. Pero a otras muchas sí. Aunque el ‘clan nazi’ no ayuda a resolver este problema», concluye condenando una vez más las ideas «nacionalistas» de AfD.

Quieren un «Brexit a la alemana»

Por su parte, y con el objetivo de recuperar parte de su soberanía, AfD ha planteado la posibilidad de celebrar un referéndum sobre la permanencia del país en la Unión Europea en caso de llegar al poder si no hay reformas que permitan resolver el «déficit democrático» que existe en Bruselas.

Así lo ha planteado una de las líderes de la formación, Alice Weidel, en una entrevista en el Financial Times en la que ha aludido al caso de Reino Unido y su Brexit como «modelo» en cuanto a «decisiones soberanas»: «Si no es posible la reforma, si no logramos recuperar la soberanía de los Estados miembro de la UE, deberíamos dejar que la población decidiese, como hizo Reino Unido», zanja.

Scholz cede en materia migratoria

Por otro lado, y ante la caída del Partido Socialdemócrata en todas las encuestas debido al problema migratorio del que ha hecho bandera precisamente la AfD, el presidente Scholz se ha visto obligado a presentar un plan para repatriar con más agilidad a los solicitantes de asilo con peticiones rechazadas y otorgar más competencias a la policía. Una de las medidas que incluye la ley es la ampliación del periodo de detención de los migrantes de 10 a 28 días, a fin de que las autoridades puedan garantizar la deportación.

Con esta nueva medida también se ampliarán los poderes de la Policía para aclarar la nacionalidad del extranjero. Esto, por ejemplo, permitirá a los funcionarios registrar otras habitaciones en el caso de que el migrante viva en un domicilio compartido. Además, la norma incluye también que los delitos de odio por antisemitismo podrán ser considerados «graves» para proceder a una deportación. El mismo caso se aplicará por motivos racistas, xenófobos, de género u orientación sexual.

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