Guía de uso del colorete: conoce todos los secretos para conseguir el rubor perfecto

Una de las cosas que más nos gusta del verano es cuando nuestra piel adquiere ese rubor después de tomar el sol que aporta un aspecto muy saludable y natural. Sin embargo, si no quieres abusar del sol o no te encuentras en plenas vacaciones, lograr ese deseado efecto tiene truco: un buen colorete. 

El colorete es ese producto indispensable en cualquier maquillaje, incluso en ese diario con el que solo queremos un efecto buena cara. El colorete lo que hace es darle ese toque ligeramente sonrosado a las mejillas y mejorar las facciones al potenciar los pómulos y conseguir un tono natural, sano y jugoso.

Uno de los grandes secretos de un maquillaje profesional no está en la base, ni en el iluminador, ni en unas pestañas tamaño XXL. El verdadero secreto para un maquillaje perfecto y un rostro definido reside en aplicar un buen colorete. Hay que tener en cuenta dos aspectos fundamentales, aplicarlo para que favorezca a tu forma de rostro y escoger el tono adecuado para tu tipo de piel.

El colorete tiene la capacidad de desviar la atención del rostro a las mejillas, lo que lo convierte en el aliado perfecto para disimular imperfecciones y facciones prominentes. Como se ha convertido en un básico de belleza, y en un paso imprescindible de la rutina de maquillaje, desde THE OBJECTIVE te damos las claves que tienes que tener en cuenta a la hora de utilizarlo. 

Cómo elegir tu tono ideal

Desde el principio de la historia, la mujer ha querido mejorar su aspecto, adornándolo o maquillándolo para adaptarlo a los cánones de belleza vigentes en cada momento. El colorete, como muchos otros productos de belleza, surgió en el Antiguo Egipto. Para lograrlo, mezclaban semillas, frutos y ocre rojo para cambiar el tono de labios y mejillas. En la época greco-romana llevar los pómulos con colores fuertes era símbolo de salud, pero en la Edad Media, y hasta el siglo XX, la moda de un rostro pálido con aspecto de porcelana era la tendencia predominante ya que transmitía ser de una clase social alta que no tenía que trabajar bajo sol.

A partir de 1900 llevar los labios rojos y el colorete rosa era un símbolo de poder y libertad, una tendencia que aumentó tras la Segunda Guerra Mundial. En pleno siglo XXI… ¿cuál es el tono de maquillaje más recomendado? Pues lo más importante a la hora de escoger el colorete es tener claro que según el tono de piel nos favorecerán unos más que otros.

Las mujeres con pieles claras deben elegir tonos rosas. Las pieles de un tono medio tiene la opción de elegir entre el rosa o un tono más melocotón. Por último, las pieles más oscuras deberán optar por tonos tierra para conseguir el efecto deseado.

Así se aplica

Aplicar rubor a las mejillas es uno de los pasos más complejos en una rutina de make up. «El colorete ya no es aportar solo un toque de color al rostro para dar un aspecto saludable. Ahora va mucho más allá y lo utilizamos para crear dimensión al pómulo», explica la maquilladora Cristina Lobato.

Los rostros ovalados son el canon de belleza ideal. En estos casos el colorete debe centrarse en la mejilla y difuminar suavemente hacia los contornos. Por el contrario, las caras cuadradas necesitan que el colorete les endulce las facciones así que la parte alta del pómulo es la idónea para ellas. En ambos casos, se debe aplicar con movimientos circulares.

Los rostros redondeados son los que más atención deben prestar a la aplicación con el fin de conseguir un efecto visual más alargado. El colorete se debe aplicar siempre desde debajo del hueso del pómulo hacia la sien en sentido ascendente. Los rostros alargados necesitan el efecto contrario, redondear ligeramente el rostro. Para ello tenemos que aplicar el colorete siempre en horizontal desde las aletas de la nariz hacia las orejas.

Si queremos marcar los pómulos, el colorete se debe aplicar en la zona central de las mejillas, donde encontramos la manzanita, rozando la piel a pequeños toquecitos hacia la parte alta del hueso del pómulo. Nos podemos ayudar con la esponja de silicona y difuminar hacia arriba para evitar que queden golpes de color demasiado marcados. Recuerda no aplicar el colorete en la zona de las aletas de la nariz o el rictus porque daría un efecto visual de flacidez.

Colorete en polvo

Hay distintos formatos de coloretes. El más común es en polvo donde podemos destacar los de la firma Maminat porque están realizados por completo con ingredientes naturales. Con ellos podrás darle una mayor definición al rostro y vienen en un estuche de madera con espejo incluido que resulta muy práctico, tanto para aplicarlo como para retocarlo vayas donde vayas.

Desde la firma sugieren mezclar varios tonos para potenciar los pómulos. Una de las opciones es mezclar el tono tierra con alguna opción más rosada y así conseguir una piel con efecto jugoso e iluminado y un aspecto sedoso. Además, este maquillaje es apto para las pieles más sensibles gracias a los componentes naturales y ecológicos con los que se ha formulado.

Colorete en crema

Aunque el formato clásico en polvo es el más conocido, el colorete en crema es otro de los más sencillos de aplicar, sobre todo si no dominas el arte de las brochas. Los puedes encontrar en infinidad de tonos, mates o con efecto glow, y además se pueden usar también en labios y ojos.

Desde Maybelline New York te lo ponen fácil con su colorete en crema y textura gel Cheek Heat. Gracias a su fórmula ligera a base de agua, se difumina de forma muy rápida y sencilla en las mejillas consiguiendo un rubor de alto impacto.

Podrás utilizarlo también en los párpados a modo de sombra de ojos, e incluso en los labios como gloss con color. Está disponible en cinco tonalidades diferentes para que escojas la que mejor se adapta a tu piel. Una vez elegido, aplícalo en tres puntos sobre cada mejilla y difumínalo a toquecitos con el dedo. Para los párpados y labios bastará con un punto de color.

Un problema habitual del colorete es que suele desaparecer bastante rápido de la piel. Para solucionarlo, los nuevos Long Lasting Infinity Blush de Camaleon Cosmetics contienen pigmentos que reaccionan a la humedad e hidratación de la piel, desarrollando un color exclusivo para cada persona. Están formulados en textura crema para aplicarlos fácilmente y se fijan en las mejillas durante todo el día.

Este colorete está disponible en cuatro tonos vivos, disimula los signos de cansancio y deja sobre las mejillas un color sutil que proporciona un aspecto radiante. La fórmula tiene una textura suave y aterciopelada que es perfecta para evitar que se marquen los poros, como ocurre con algunos coloretes en polvo. 

La técnica Blush Lifting

¿Habías pensado alguna vez en esculpir tu rostro con colorete? Es lo que se llama Blush Lifting y consiste en perfilar el rostro y destacar las facciones. Para llevarlo a cabo hay que usar tres productos: polvo bronceador en un color similar al tono de la piel que nos ayudará a crear profundidad, un iluminador para dar volumen y el colorete para aportar color.

Una vez maquillado el rostro con la base, aplicamos un iluminador en crema. Este formato líquido es mejor que la opción en polvo ya que se funde mejor con la piel y queda muy natural. Después aportamos dimensión al rostro con la ayuda de un bronceador. Éste se aplica desde la mitad del pómulo aproximadamente, justo por debajo del hueso, y vamos marcando en dirección a la parte alta de la oreja. Debes escoger un tono que sea bronceado pero natural, que vaya en armonía con el subtono de tu piel.

A continuación, aplica el colorete en la parte inicial del pómulo, no demasiado próximo a la nariz. Si queremos una piel luminosa y jugosa, apostaremos por colores que tengan color y luminosidad. La maquilladora Cristina Lobato recomienda aplicar el colorete de forma muy sutil, como acariciando la brocha sobre la piel, para que quede un aspecto de rubor súper natural.

Tips profesionales

Los trucos de experta para multiplicar el efecto Blush Lifting son los siguientes:

• Dos tonos de colorete en la misma gama de color: aplicamos el tono más claro en la zona central del pómulo y el más oscuro en la zona más cercana a la oreja y a la sien para realizar un contouring muy natural.
• Tonos que se adapten muy bien al subtono de la piel: Las pieles frías deben de optar por rosados o melocotón, mientras que las cálidas elegirán marrones, ocres, bronces, naranjas o corales.
• Buscar la naturalidad: aunque la elección del colorete va en cuestión de gustos, lo más deseable es que quede muy natural. «La idea es aplicarlo de modo que dé un toque de color lo más similar posible a cuando nos ruborizamos de forma natural», puntualiza la maquilladora Cristina Lobato.
• Elige brochas biseladas: son las mejores para aplicar el colorete.
• Usa esponjas: si optas por el colorete en crema, se puede aplicar con una esponja tipo Beauty Blender en tamaño mini. Son perfectas para dar un toque sutil de color en las mejillas. «Una buena opción para verano, si no llevas base de maquillaje, es aplicar el colorete en crema con la esponjita ya que se funde mejor que el polvo y queda más natural», recomienda la maquilladora.

Pasa a la acción y deja que el colorete sea tu mejor aliado para lograr un rubor perfecto que te dé un aspecto saludable y natural como por arte de magia.