THE OBJECTIVE
Lo indefendible

En defensa de que los niños celebren los cumpleaños en casa

«Los cumpleaños y los velatorios ya no se celebran en casa porque hemos externalizado la muerte y el tiempo»

En defensa de que los niños celebren los cumpleaños en casa

Un niño sopla las velas de su tarta de cumpleaños. | TO

Macarena, la mayor, se levantó el otro día y me dijo: «He hecho las cuentas y he vivido 4.414 días». Le pregunté si le parecían muchos o pocos y se sonrió elípticamente antes de darse media vuelta. Once años hace desde que aquel cinco de octubre vino al mundo dando las once de la mañana en todos los benditos relojes, Madrid, sol, calor y viento del sur, como lo de Ignacio y Federico, pero al revés. «A mí me parece que fue ayer», le respondí, pero ya no me estaba escuchando.

Mucho rollo con las fotos del Instagram y los selfies del disfrute, pero llegado un momento, las fiestas de cumpleaños de los críos son de las pocas oportunidades que tiene uno para subirse en marcha al tren de la felicidad, ese que quizás hayas perdido para siempre ahora en que hay días en que, yendo las cosas tan bien, miras alrededor y, sin una razón aparente, vives en el primer verso de «Calle Melancolía».

La cosa es que la niña iba a cumplir años y para celebrar estas cosas la oferta ha crecido hasta lo inimaginable. Se puede celebrar en un parque infantil, escalando en un rocódromo, en un parque de aventuras, bosque vertical, ciudad en miniatura, discoteca, karaoke, acuario, bautizo de buceador con escafandra, escuela de modelos y princesas; solo faltan cumpleaños como de diputadas de Podemos, pero llegarán. Dicen que esto sucede porque los chicos quieren divertirse haciendo cosas -teniendo experiencias, dicen los content creators-, aunque en realidad lo que pasa es que los padres no quieren limpiar la casa después de la fiesta.

«El cumpleaños en el hogar supone la reivindicación de la casa como un espacio en el que la dicha es perfectamente posible sin necesidad de ir a otra parte»

Las opciones para el cumpleaños se han diversificado casi tanto como las ofertas para los funerales: cristianos, paganos, ritos de la Tierra, etc. En uno que estuve yo en Asturias para despedir a un buen amigo, la caja salió de una trampilla y emergió gracias a no sé qué mecanismo del mismo suelo de la capilla -o lo que fuera aquello- como desenterrándose, y podías pedir que, en lugar de oraciones, una paisana tocara un arpa. Porque ahora los entierros y las bodas parece que los dirige Francis Ford Coppola. Los cumpleaños y los velatorios ya no se celebran en casa porque hemos externalizado la muerte y el tiempo. 

Me alegré cuando, esta vez, al ser preguntada por dónde le apetecía celebrar los once años, Macarena pensó en todas las opciones durante un rato y al fin respondió: «En casa». Al cierre de esta columna, del techo del garaje cuelgan banderolas y digo yo que estará tomando forma la geometría de los artesonados de sándwiches de paté, nocilla y jamón y queso.

El cumpleaños en el hogar supone la reivindicación de la casa como un espacio en el que la dicha es perfectamente posible sin necesidad de ir a otra parte. La fiesta debe poder anidar en los territorios de la rutina como debemos poder ser felices un jueves en Madrid cuando «los pájaros visitan al psiquiatra y las estrellas se olvidan de salir». Sin necesidad de barcos alquilados en Mallorca o atardeceres entre las palmeras de la isla de Tórtola. No: hay que poder ser felices aquí y ahora y los niños deben poder celebrar el cumpleaños en casa para aprender que podemos -¡que debemos!- buscar la dicha en los espacios de siempre, entre las paredes de siempre, con los mismos juguetes de siempre. Ese mundo doméstico de broncas y de deberes, puede transformarse, si uno quiere, en escenario perfecto del jolgorio, el desenfreno y la felicidad aunque se derrame la Fanta y Javier dibuje en la pared con el emparedado de Nocilla. No pasa nada. Mañana limpiaremos.   

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D