Argentina, 'here we go'
Si Milei puede romper la espiral inflacionaria, también España debería romper su tendencia hacia el estancamiento
Ilustración de Alejandra Svriz.
La economía española, cuyo valor resulta de la suma de todas las decisiones de los diferentes agentes económicos (familias, empresas y administraciones públicas), se encuentra en una situación complicada y compleja. Analizar el resultado o valor agregado de todas estas decisiones de forma porcentual nos permite comparar la economía. En primer lugar, compararla consigo misma y analizar las variaciones que ha experimentado a lo largo del tiempo; y, en segundo lugar, poder compararla con otros países, ya sea en sus valores actuales o su evolución en el tiempo. Esta evolución en el tiempo no sólo mira al pasado, sino que nos puede dar una idea de hacia dónde se dirige la economía española o qué les ha sucedido a otros países que anteriormente habían presentado datos como los que nosotros presentamos ahora.
La deuda pública de Argentina es del 80,93% del PIB y el déficit un 4,33%, en el caso de España la deuda pública es del 111,6% y el déficit del 4,73%. En lo que se refiere al desempleo, en Argentina este es del 8,5%, mientras que en España es del 12%. Hoy Argentina lo tendría más fácil que España para cumplir los criterios de convergencia de Maastricht y entrar en el euro, aunque ninguno de los dos países lo lograría.
Si nos fijamos en estadísticas de índole más social, en Argentina hay 6,3 suicidios por cada 100.000 habitantes, mientras que en España son 8,4 por cada 100.000. En su relación con el exterior, la balanza comercial Argentina es positiva (exporta más de lo que importa) en un 3,03% del PIB, mientras que en España la misma tasa es negativa del -5,3% del PIB. La presión fiscal que soportan los agentes económicos argentinos es del 29,1%, mientras que la de los españoles es del 38%.
¿Por qué comparar con Argentina? Porque a raíz de la victoria de Javier Milei, en un breve período de tiempo podremos analizar qué sucede con su economía en relación con la nuestra, en un contexto de muchos cambios para Argentina. Se va a iniciar un proceso de dolarización de la economía, quizá más abrupto por no estar sujeto a unos criterios de convergencia, pero similar a nuestra adopción del euro, cuando una moneda débil como la peseta, fue reemplazada por una moneda fuerte, el euro, inspirada en la fortaleza del marco alemán. Y la experiencia fue positiva, con matices, pero globalmente positiva. Los principales escollos para la economía argentina son la elevada inflación, del 142% en los últimos datos registrados, y el elevado porcentaje, cercano al 40% de la población, que vive bajo el umbral de la pobreza.
No digo que nos vayamos a convertir mañana en la Argentina de hoy, ni que mañana Argentina se convierta en la España de hoy, pero sí que las tendencias van en un sentido y en otro, y que el resultado futuro dependerá en buena medida de las tendencias actuales de ambas economías. Así como Argentina puede romper su tendencia de espiral inflacionaria, también España puede (debería) romper su tendencia hacia el estancamiento y la irrelevancia internacional. España no es Argentina, pero se puede acercar. Argentina here we go.
