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Viento nuevo

Adiós a los bancos

«Recortes de plantilla, caídas de ingresos, falta de operaciones… el desierto está aquí con seguía crónica y erial eterno»

Adiós a los bancos

La fachada del edificio que alberga el Banco de España. | Europa Press

Los bancos fueron algo más que entidades financieras que solucionaban la vida de la gente. El director de una sucursal, tanto en pedanías como en grandes urbes, de un modo u otro, formaba parte de la familia. Sabía todo de sus clientes, ingresos, condiciones, hijos, propiedades y factores añadidos o inconvenientes sobrevenidos. Se acudía a una banca familiar, próxima, cercana, sí, a pedir un crédito para el vástago que iba a estudiar fuera, como trampolín para un negocio soñado o tapar agujeros negros sin la menor dificultad. Los propios empleados llegaban a tener quince y dieciséis pagas anuales, con buenos pluses, según cuenta de resultados. Muere, en trazo grueso, la banca familiar para dejar paso a casas comerciales donde nadie conoce a nadie y llegan a no pagarse intereses, el dinero siempre a la baja y sin rédito. 

Repasemos el año pasado: 60.000 empleos suprimió la banca global de sus filas. Es raro, por cualquier ciudad, no ver algo insólito: locales que antes fueron sucursales con el letrerito correspondiente en venta o alquiler. Quiebran los bancos, o se maquillan, para estupor entero del patio de butacas. Entra uno en una sucursal y mete miedo, uno o dos empleados en locales enormes, casi museos, eriales donde llega a pasar una enorme bola de polvo, como en el lejano Oeste. Hablamos de «banca global» porque en todas partes están igual. La crisis financiera del 2008 fue el primer asalto y la pandemia otra muerte. 

Los bancos de inversión, según estadísticas, sufren el segundo año consecutivo de caída en comisiones, agotadas todas las operaciones, así el gigante Wall Street fue el primero en sacar la tijera recortar personal y reducir lo más posible márgenes de plantilla. La adquisición de Credit Suisse por parte de UBS supuso, de un solo golpe, la eliminación de 13.000 puestos en el banco combinado: rondas de despidos contagiosas y fusiones que llevaron al paro a miles. Uno de los grandes propietarios de la mejor firma de servicios financieros, Lee Thacker, se expresó al natural: «No hay estabilidad, no hay inversión, no hay crecimiento en la mayoría de los bancos, y es probable que haya más recortes de empleos». El Financial Times calculó en 60.000 los empleos borrados en los veinte bancos mayores del mundo. En la crisis del 2008 desaparecieron 140.000 solo en Wall Street. Los tipos de interés bajaron a límites históricos en la Europa de 2015 y 2019. 

«Marcha atrás» son las órdenes que reciben desde arriba entidades de todo pelaje. «Marcha atrás» en contrataciones, ideas, proyectos, prospectivas y perspectivas.  El brote verde de la llamada «demanda reprimida de operaciones corporativas y de mercado de capitales por la guerra de talento entre los bancos de inversión» quedó en nada. La digestión del banco rival (absorción o fusión) acaban todas en congestión. A las pocas horas del rescate de Credit Suisse, la fusión bancaria más importante tras la crisis financiera, llegaron miles de recortes de toda laya. Pensaron unos 9.000 empleos caídos, pero UBS acabó en un par de mordiscos con duplicidades y la liquidación completa del banco competidor. Tiempo después, ese mismo noviembre, ya había deglutido 13.000 empleos dejando la plantilla en 116.000. En este año en curso, 2024, según, por ejemplo, el consejero delegado Sergio Ermotti, será un año crucial en integración de bancos. Wells Fargo dijo el año pasado, a comienzos, que iba a reducir su plantilla en 12.000 puestos, y en diciembre llevaba 230.000 empleos (gastó 186 millones de dólares sólo en indemnizaciones y tenía un cupo hasta mil millones de dólares para seguir en la brega carnicera a troche y moche). 

«El día que el monopolio crediticio deje de estar solo en los bancos, y uno pueda pedir un crédito en Amazon, se acabó lo que se daba»

Seguimos con más reducciones en bancos internacionales: Citigroup (5.000), Morgan Stanley (4.800), Bank of America (4.000), Goldman Sachs (3.200), JP Morgan Chase (1.000). Los sabios de la tribu –Thacker entre ellos- dicen que no solo hay una reducción económica, digamos, sino también política: «Si diriges una división y tu jefe te pide ahorros, recortas o te despiden».  Christian Sewing (Deutsche Bank) alertó como la competencia para contratar personal elevaba sin tregua los costes de remuneración en Wall Street donde los salarios aumentaban todos los años un 15%. Dos años después, ante la falta de operaciones, no queda otra para los bancos que racionalizar inversiones. 

Recortes de plantilla, caídas brutales de ingresos, falta de operaciones… el desierto está aquí con seguía crónica y erial eterno. Metro Bank, en Reino Unido, anuncia la eliminación de una quinta parte de su fuerza laboral, tras haber sido rescatado con 925 millones de libras, sin que el Banco de Inglaterra autorizase una reducción en las hipotecas, que era su buen sueño. Conclusión: agujero negro. Solución: ahorrar: 50 millones de libras esterlinas al año con el cierre de sucursales y la salida de 800 empleados. Y el diablo, a todo esto, espera en la esquina: el día que el monopolio crediticio deje de estar solo en los bancos, y uno pueda pedir un crédito en Amazon u otros portales digitales, cercanos a entidades serias y solventes y no prestamistas, se acabó lo que se daba. Miguel Ángel Fernández Ordóñez empezó a contar el infierno en un librito curioso: Adiós a los bancos (Taurus). Tampoco hablamos de jubilados ni brecha digital ni curreles que quieren tener el dinero debajo de la cama porque no entienden de botones ni pantallas. Muere la banca clásica y llegan los comerciales (24/7) de la nada. DEP.  

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