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Shinzo Abe se defiende de un escándalo de supuesto favoritismo

El primer ministro japonés Shinzo Abe se ha defendido de las acusaciones de favoritismo y de falsificación de documentos en una transacción inmobiliaria, que han provocado una caída de su popularidad y están empañando su presidencia.

Shinzo Abe se defiende de un escándalo de supuesto favoritismo

El primer ministro japonés Shinzo Abe se ha defendido de las acusaciones de favoritismo y de falsificación de documentos en una transacción inmobiliaria, que han provocado una caída de su popularidad y están empañando su presidencia.

El líder japonés ha tenido que enfrentarse a estas acusaciones en el Parlamento, y ha explicado a los diputados que no había dado la orden a ningún funcionario de modificar los documentos oficiales relativos a una venta de terrenos. «No nunca pedí ninguna modificación», ha declarado.

El escándalo concierne a un lote que habría sido vendido a un décimo de su valor en el mercado en 2016 al gerente de un jardín infantil. Allí se debía instalar una escuela primaria y el director había decidido nombrar a la esposa de Abe como directora honoraria del establecimiento.

El primer ministro dijo con posterioridad que su mujer había aceptado el nombramiento «a regañadientes» y que después había «renunciado». Este caso, que salió a la luz el año pasado, ha vuelto a generar polémica tras la revelación de cambios en los documentos relativos a la transacción.

Los extractos de los documentos originales y sus versiones modificadas, publicadas por parlamentarios de la oposición, parecen mostrar que los nombres de Abe y referencias a su mujer Aki y al ministro de Finanzas, Taro Aso, fueron suprimidos.

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El ministro de Finanzas japonés, Taro Aso, durante su comparecencia en el Parlamento. | Foto: Kazuhiro Nog/AFP

Por otra parte, Aso ha responsabilizado a «algunos miembros de la plantilla» de las instituciones públicas de estas modificaciones.

Abe ha dicho este lunes que él mismo vio los contratos originales y que nada indica una implicación suya, ni de su esposa. «Si se observan los documentos antes de la modificación, está claro que no hay ninguna prueba de que yo o que mi esposa estuviéramos implicados en la venta de terreno público o en la aprobación de la construcción de la escuela», declara Abe.

Este caso está minando su popularidad y debilita las posibilidades que tiene de ser reelegido a la cabeza del Partido Liberal Democrático en septiembre, tras lo cual podría convertirse en el primer ministro más longevo de la historia de su país, informa AFP.

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