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El papa cree que la violencia contra las mujeres viene de una «cultura de opresión machista»

Francisco I ha defendido la necesidad de avanzar en ámbitos como la remuneración laboral, el compromiso social y la igualdad de funciones

El papa cree que la violencia contra las mujeres viene de una «cultura de opresión machista»

El papa Francisco I. | Guglielmo Mangiapane (Reuters)

El papa ha asegurado que la violencia contra las mujeres es «fruto de una cultura de opresión patriarcal y machista» al tiempo que ha denunciado las «brechas» que todavía impiden la paridad plena con los hombres en ámbitos como la remuneración laboral, el compromiso social y la igualdad de funciones.

«La violencia contra las mujeres es una herida abierta fruto de una cultura de opresión patriarcal y machista. Debemos encontrar la cura para sanar esta lacra, no dejar solas a las mujeres», señala el pontífice en el prólogo del libro al volumen «Más liderazgo femenino para un mundo mejor: el cuidado como motor de nuestra casa común», editado por Anna Maria Tarantola, ex directora del Banco de Italia y actual presidenta de la Fundación Centesimus Annus pro Pontifice.

En el volumen publicado en Italia por la editorial «Vita e Pensiero», cuyo prólogo ha publicado Vatican News, el Papa afirma que el «mundo será mejor si hay igualdad en la diversidad entre hombres y mujeres» y asegura que la igualdad no es que las mujeres «adopten comportamientos masculinos», sino igualdad porque «las puertas del campo de juego estén abiertas a todos los jugadores, sin diferencias de género (y también de color, religión, cultura…)».

«Si las mujeres pudieran gozar de plena igualdad de oportunidades, podrían contribuir sustancialmente al cambio necesario hacia un mundo de paz, inclusión, solidaridad y sostenibilidad integral», destaca en el libro que es fruto de una investigación promovida conjuntamente por la Fundación Centesimus Annus Pro Pontifice y la Alianza Estratégica de Universidades Católicas de Investigación (Sacru).

El papa se centra en la desigualdad

Francisco hace hincapié en las desigualdades, la violencia y los prejuicios que «aún caracterizan al mundo femenino» y señala «lo mucho que queda por hacer para la plena emancipación de la mujer».

Del mismo modo, asegura que Iglesia también puede beneficiarse de la valorización de la mujer: «No nos hemos dado cuenta de lo que significa la mujer en la Iglesia y nos limitamos sólo a la parte funcional […]. Pero el papel de la mujer en la Iglesia va mucho más allá de la funcionalidad. En esto debemos seguir trabajando. Mucho más allá».

Así asegura que no se puede «conseguir un mundo mejor, más justo, más inclusivo y plenamente sostenible sin la contribución de las mujeres». Por ello, llama a trabajar para abrir la «igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, en todos los contextos, para perseguir una situación estable y duradera de igualdad en la diversidad». Para el pontífice «el camino hacia la afirmación de la mujer es reciente, accidentado y, desgraciadamente, no definitivo. Se puede volver atrás fácilmente».

Francisco asegura que la paz nace de las mujeres, surge y se reaviva «con la ternura de las madres». «Creo que, como demuestran los estudios, la igualdad debe alcanzarse en la diversidad. Es lo que los economistas llaman diversidad eficiente. Es bonito pensar en un mundo en el que todos vivan en armonía y todos puedan ver reconocidos sus talentos y contribuir a un mundo mejor. La capacidad de cuidar, por ejemplo, es sin duda una característica femenina que debe expresarse no sólo en el seno de la familia, sino igualmente y con éxito en la política, la empresa, el mundo académico y el lugar de trabajo», manifiesta.

Sin embargo, aboga por que la capacidad de cuidar sea expresada por «hombres y mujeres». «Los hombres también pueden cultivar esta capacidad en la crianza de los hijos: qué hermosa es la familia en la que ambos progenitores, madre y padre juntos, cuidan de sus hijos, les ayudan a crecer sanos y les educan en el respeto a las personas y a las cosas, en la bondad, en la misericordia, en la protección de la creación», incide.

Finalmente denuncia que 130 millones de niñas en el mundo «no van a la escuela». «No hay libertad, justicia, desarrollo integral, democracia y paz sin educación», concluye.

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