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La ópera está de moda

El Teatro Real tiene más de 20.000 abonados. Conversamos con el propulsor de este auge, Ignacio García-Belenguer, director general de la institución cultural

La ópera está de moda

El Teatro Real por dentro. | Javier del Real

Ignacio García-Belenguer (Zaragoza, 1967) permanece como capitán del Teatro Real desde abril de 2012. Cuando él llegó había 12.000 abonados y ahora el número ronda alrededor de los 21.000. En esos casi once años ha realizado varios cambios en la gestión del coliseo madrileño. Entre estos, destaca el desarrollo de las nuevas tecnologías, como las óperas en streaming, o la creación de una comunidad –Amigo Real Joven– de entre 18 y 35 años para promover el género lírico entre este sector de la sociedad. El pasado mes de enero fue nombrado presidente de la asociación Ópera Europa, que representa más de 200 teatros del mundo.

En 2021 le fue otorgado el Premio Personaje del Año de la Revista Fuera de Serie, en reconocimiento a la labor llevada a cabo por el Teatro Real durante la pandemia, el mismo año en el que recibió el galardón de Hombre del Día de la revista Forbes. Además, el coliseo madrileño fue galardonado con el premio de mejor compañía de ópera del mundo (uno de los premios más importantes) en los International Opera Awards 2021, los llamados Oscars de la lírica, que fueron entregados en una ceremonia virtual. THE OBJECTIVE ha conversado con el director general sobre su labor de gerente de una de las instituciones culturales y artísticas de referencia en España, el estado actual del teatro y de la importancia del género operístico en nuestros días.

PREGUNTA.- El Teatro Real tiene un director artístico, técnico, musical, de coordinación artística… ¿A qué se dedica exactamente un director general en el Teatro Real?

RESPUESTA.- El director general se ocupa de diseñar y desarrollar el proyecto a partir de una visión global y estratégica de la institución, tanto de lo que se refiere a su día a día como a los planes de largo recorrido. En ese cometido es esencial la conexión total con el presidente del Teatro, Gregorio Marañón, que es quien lidera la marcha del Teatro, y con nuestro director artístico, Joan Matabosch.

Ignacio García-Belenguer, director general del Teatro Real. | Javier del Real

P.- Lleva más de diez años en el cargo de director general del Teatro Real. Por tanto, se ha convertido en la persona que más tiempo ha ostentado el cargo. ¿Qué evolución ha visto en todos estos años? ¿Cuál le gustaría que fuera su legado?

R.-En este tiempo el Teatro Real –gracias al trabajo del que hablaba antes– ha ganado en el acercamiento a la sociedad civil, en compromiso con la sociedad, en sintonía con las tres administraciones –estatal, autonómica y municipal– que sustentan el Teatro, en internacionalización de la marca Teatro Real, en armonía laboral, en flexibilidad para adaptarnos a retos como el que supuso el Covid, en emprendimiento y visión de futuro… Creo, en cualquier caso, que ser parte de todo ese trabajo sería mi legado. El Teatro Real somos todos los que trabajamos en él pero es de toda la sociedad.

P.- Ha sido nombrado por unanimidad presidente de Opera Europa, tras haber ejercido como vicepresidente de la asociación durante el periodo 2021-2023. ¿Qué supone para Usted este nombramiento?

R.- El nombramiento fue una decisión del board de dirección de Opera Europa que deberá ratificarse en su Asamblea General el próximo mes de abril. En esta asociación están representados más de 200 teatros y festivales líricos de 42 países europeos y no europeos, entre ellos Nueva Zelanda, Japón, China, India, Israel, Omán y Sudáfrica. Está claro que son muchas sensibilidades distintas y lo importante es seguir velando juntos por el desarrollo y difusión de la ópera en todo el continente y en los países que citaba. Para ello, el compromiso y las zonas de consenso son esenciales. Iniciativas como el Día de la Ópera son idea de esta asociación y ese es un camino que quiero seguir explorando. Para ello contamos con una estructura estable muy potente, que dirige eficazmente Karen Stone, lo que nos permitirá realizar y desarrollar nuestros proyectos de la forma más eficaz posible.

P.- ¿Cuál es «el estado de salud» del género lírico en Europa?

R.- Opera Europa impulsó la organización de la primera reunión de teatros de ópera del mundo, el World Opera Forum, celebrada en el Teatro Real, con un gran éxito de convocatoria. En ese encuentro, tras interesantes jornadas de debate y mesas redondas, se acordó desarrollar una estrategia colectiva en defensa de la ópera, tanto desde el modelo de gestión como de concepción artística, y se fijó el 25 de octubre como Día Mundial de la Ópera. Toda la familia lírica está empeñada en que este arte, el más completo de los que existe, sea un patrimonio de las siguientes generaciones. La cultura es un derecho para los ciudadanos y un deber para quienes gestionamos las instituciones. No podemos abdicar de esa importante tarea.

Teatro Real de Madrid | Javier del Real

P.- En los últimos años, aproximadamente el 25% de la financiación del Real provenía de los organismos públicos. ¿Cómo ha afectado esto la pandemia? ¿Le parece que debería tener más protagonismo público?

R.-La aportación pública es de un 25%. Eso no ha variado. El Teatro Real tiene uno de sus más importantes activos en el apoyo que le da la sociedad civil. El aumento de patrocinadores y mecenas durante estos años es la prueba de ello. No podemos estar más agradecidos a todos cuantos consideran que es un deber con el futuro ser parte de este proyecto. Los trabajadores, los artistas, el público, nuestros patrocinadores y las administraciones hacen un equipo compacto, dinámico y proactivo que hacen que el Teatro Real pueda presumir del lugar internacional que ahora ocupa y en el que seguiremos trabajando.

Por supuesto que la pandemia ha tenido un coste importante, como en cualquier otro sector, pero el apoyo sin fisuras de administraciones, patrocinadores y público nos hizo capear el temporal con relativa fortuna.

P.- Se ha hablado mucho de la buena gestión del Teatro Real en tiempo de la covid. Por ejemplo, tras haber estado cuatro meses cerrado a causa de la pandemia, tuvo la iniciativa de ser el primero en volver a «la normalidad» (aunque con muchas precauciones) entre los teatros operísticos. En julio del 2020 se doblaron las funciones de La Traviata para llegar con el aforo limitado a los mismos ingresos sin que los cantantes cobraran más. ¿Cómo afrontó estos momentos?

R.-Fueron momentos de incertidumbre, vértigo y emociones encontradas, pero teníamos claro que no podíamos hacer lo que otros teatros de Europa que, con más del 80% de subvención pública, permanecerían cerrados muchos meses. Creímos que teníamos la obligación de afrontar el desafío más importante que se nos había planteado nunca y que para salir victoriosos era preciso desarrollar un plan de seguridad sin fisuras. Ser pioneros suponía también que no había ningún modelo que imitar, que todo lo que hiciéramos sería la primera vez que se hacía. Fueron muchas horas, muchos desvelos, mucho esfuerzo de todos, pero cada montaje que pusimos en escena nos mostraba que habíamos hecho lo correcto.

La pandemia nos ha hecho más resilientes, nos ha descubierto que nuestras estructuras son mucho más flexibles que en cualquier otro lugar y que en la adversidad nos crecemos.

El último acto de ‘Arabella’, la ópera que se representa actualmente en el Teatro Real | Javier del Real

P.-¿Por qué una parte de la población sigue asociando el género operístico solo a las clases pudientes cuando actualmente es un arte accesible para todos?

R.-¿Quién lo asocia? Creo que esa es una afirmación que se sustenta en el desconocimiento. Muchos textos de Galdós se refieren a las representaciones del Real desde miradas diversas, en las que estaban representadas todas las clases sociales de la época y era un lugar vivo y de interés general. La ópera, la música y la cultura son patrimonio de todos y, en eso, el Teatro Real puede estar orgulloso de haber recuperado esa presencia y estar a la cabeza de las instituciones comprometidas con la sociedad civil, procurando que a sus salas puedan acceder todos los públicos. Las entradas a 17 euros para un estreno de temporada son una realidad, aunque aprovechemos esa ocasión para que nuestros mecenas puedan ejercer su patrocinio y adquieran localidades a precios más elevados, pero lejísimos de lo que cuesta, por ejemplo, La Scala en su noche de apertura y que, por otra parte, llenan igualmente porque se entiende que es una forma de contribuir a ese arte.

P.- Desde que llegó al cargo, ha apostado siempre por las nuevas tecnologías… Además, apostó por la creación del «Real Joven» para «Amigos del Real», una iniciativa con la que se pretende acercar a la ópera a los espectadores de entre 18 y 35 años. ¿Ha habido una afluencia mayor tras este plan de actuación por esta parte de la población?

R.-Es una realidad que esos proyectos funcionan. Es una gran satisfacción para todos ver cómo los preestrenos para jóvenes, de los que hay un mínimo de tres cada temporada, son una cita que está en la agenda cultural de la ciudad y para la que se venden todas las entradas. Cada vez que alguien viene por primera vez a la ópera, nuestra ilusión es que se convierta en un aficionado. Por eso nos comprometemos a fondo en que tengan una experiencia completa y satisfactoria. Que quieran repetir es señal de que esta iniciativa es un total acierto. 

El segundo acto de ‘Arabella’, la ópera que se representa actualmente en el Teatro Real | Javier del Real

P.- Para terminar, una pregunta más personal. Conoce el MET, La Scala, el Liceu, entre otros muchos teatros de ópera. ¿Por qué ópera del mundo siente más debilidad o guarda un afecto más especial? ¿Qué creador y composición son sus preferidos?

R.-Mi teatro es el Real. No lo cambiaría por ningún otro aunque admiro, y mucho, a todos los que en cualquier lugar del mundo levantan el telón y defienden con su esfuerzo el género lírico y la cultura en general. Mi ópera y mi compositor preferido son los que se están representando en cada momento en el Teatro. Ahora es Arabella, de Strauss, y a partir del 17 de febrero será Aquiles en Esciros, de Corselli. Disfruto con cada título y me emociona pensar en el esfuerzo titánico que supone llegar al momento de escuchar y ver en escena una obra.

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