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Argentina, humor para tiempos difíciles

La cultura tiene una capacidad enorme para florecer en los momentos más duros, sobre todo, a través del humor

Argentina, humor para tiempos difíciles

El actor Luis Brandoni en la película «Nada» | Filmaffinity

Quizá sea un poco exagerado hablar de una avalancha de series argentinas. Pero sí, al menos, debiéramos considerarlo un síntoma. En las últimas semanas, tres series notables han llegado a las plataformas con el sello del país latinoamericano. Tres que yo haya visto, porque el inmenso cajón de las plataformas cada vez se parece más a un pozo sin fondo. Las tres ofrecen un sentido del humor sutil, pasan por ser un retrato de la sociedad actual y tienen los mismos padres: Gastón Duprat y Mariano Cohn.

El primer aviso lo dio a finales del año pasado Nada (Disney). Cuenta la historia de un trasnochado crítico gastronómico, engolado y prepotente, que vive por encima de sus posibilidades. Una desgracia -la muerte de la criada que lo había cuidado durante los últimos cuarenta años- trastoca su metódica vida. Se ve obligado a contratar a una joven paraguaya, recién llegada de un lugar remoto, a la que ha de educar en sus exquisitas  manías de sibarita. Está protagonizada por el veterano actor Luis Brandoni y cuenta con la participación estelar de nada menos que Robert de Niro. 

De los mismos creadores, directores y guionistas, Duprat y Cohn, es El encargado (Disney, 2022). Relata las maquinaciones del portero de una finca de clase media con pretensiones, que ve amenazado su puesto de trabajo. Por un lado la comunidad planea construir una piscina en el ático, donde está ubicada la vivienda del portero. Por otro lado, quiere reducir costes y encargar el trabajo del encargado a una empresa de seguridad. El intrigante portero (Guillermo Francella) debe ganarse el voto de los vecinos para impedir el proyecto y asegurarse su trabajo. La serie recuerda mucho a las nuestras Aquí no hay quien viva y La que se avecina de los hermanos Caballero.

La última en llegar ha sido este mismo año Bellas Artes (Movistar), en realidad una serie española, pero con el aroma argentino que ofrecen otra vez la pareja Duprat y Cohn y su protagonista, Oscar Martínez, inolvidable en El ciudadano ilustre y Relatos salvajes. Esta ha tenido peores críticas que las anteriores. Tal vez porque es una sátira inmisericorde de las ridiculeces a las que ha dado lugar lo políticamente correcto en el mundo de la cultura. Narra la historia de un director de museo que ha de enfrentarse a situaciones absurdas y desternillantes con las rompedoras «obras de arte» que se exhiben: desde una beluga en fétida descomposición hasta una especie de belén viviente de veinte africanos que se hacen pasar por una instalación artística, cuando en realidad son refugiados que huyen de la trágica situación de su país y han decidido convertirse en okupas..

La dupla de Gastón Duprat y Mariano Cohn procede del cine experimental. Han hecho casi de todo en la televisión. En el cine han dirigido casi una decena de películas, entre ellas varios documentales y la comedia El ciudadano ilustre (2016), que les daría fama intencionalidad. En muchos guiones a la dupla se suele unir Andrés Duprat, hermano de Gastón.

Las series son solo una muestra del buen momento que vive la cultura argentina. A ellas habría que añadir en literatura fenómenos como el de Mariana Enríquez, convertida en una auténtica estrella de las letras, de gira por todo el mundo promocionando sus relatos de Un lugar soleado para gente sombría (Anagrama).

Resulta curioso que Argentina viva un momento de esplendor cultural justo cuando el país atraviesa una crisis política aguda con visos de convertirse en crónica. De hecho, se ha producido un divorcio nada amistoso entre el nuevo presidente, el populista Javier Milei, y las gentes de la cultura, a las que ha recortado drásticamente las ayudas. Como dice en una reciente entrevista Gaston Duprat, «el cine argentino es un desastre», pero bien es cierto que «no se puede atribuir todo al gobierno actual, sino a años y décadas de desidia, de mal manejo y de una administración pésima… y también de corrupción»,

No es un consuelo, pero la cultura tiene una capacidad enorme para florecer en los momentos más duros y, muy especialmente, a través del humor. Lo vivimos en España al final del franquismo con el cine de Berlanga, de Buñuel o de Saura,… Nada, El encargado y Bellas Artes son muy buenos ejemplos de la solidez de la cultura argentina, a pesar de los pesares, y de la capacidad de los argentinos de reírse de sus propias desgracias como sociedad.

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