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Año nuevo, misma vida para Vinicius

Si «se llevan años luchando contra el racismo», como reza el comunicado, pero no logran atajarlo, ¿no será que algo se está haciendo mal?

Año nuevo, misma vida para Vinicius

Vinicius en el Estadio José Zorilla de Valladolid el pasado viernes. | Europa Press.

A este recién estrenado 2023 solo le pido una cosa: que termine la perpetua persecución contra Vinicius Jr. No es tan difícil ‘señores’ aficionados; dejen de insultar al brasileño, cesen los ataques racistas, paren de intentar justificar sus actitudes y, sobre todo, trajeados gestores de nuestro cada vez más denostado campeonato: ¡pongan soluciones reales y contundentes a esta esperpéntica situación! Brasil y el mundo entero nos miran con atención y estamos dando una imagen de cavernícolas.

Vinicius está tocado

Me cuentan que Vini «sigue tocado» anímicamente. El motivo es el enésimo capítulo de racismo que vivió el pasado viernes, en esta ocasión, en el Estadio José Zorilla de Valladolid. Corría el minuto 88. Modric entra en su lugar y el canarinho se ve obligado a recorrer medio perímetro del recinto por la torpe decisión de Munuera Montero, que no le permite salir por la banda habitual (habiéndoselo pedido el jugador), la de los banquillos. En dicho recorrido, desde la tribuna, se escuchan las siguientes lindezas por parte de algunos ‘aficionados’: «Negro, cabrón», «Negro de mierda», «Mono» o «Vete a la jungla». Vinicius responde con sonrisas forzadas, pateando un objeto que le lanzan desde uno de los fondos y celebrando el segundo gol de Benzema mirando al graderío. Esa fue su actitud corporal, la que vimos todos, pero por dentro se lo llevaban los demonios.

Y es que Vini Jr. alberga un sentimiento de amplia «frustración». No puede entender que cada vez que sufre uno de estos desagradables episodios se le tilde de «provocador», se desvíe el foco de los xenófobos y estos se vayan de rositas. Así lo ha destacado en un tuit desde su cuenta oficial, en el que pide explicaciones a LaLiga: «Los racistas siguen yendo a los estadios viendo de cerca al club más grande del mundo, pero LaLiga sigue sin hacer nada. Continuaré con la cabeza alta, celebrando mis victorias y las del Real Madrid. Al final, la culpa es MÍA«. Así, tirando de ironía en mayúsculas.

¿Hace LaLiga todo lo posible?

Llegados a este punto debemos plantearnos lo mismo que se preguntan Vinicius, su entorno y el propio Real Madrid (todos menos LaLiga): «¿Por qué no vivimos sucesos similares en la Champions League ni en el pasado Mundial de Qatar? El jugador es el mismo, la persona y sus actitudes también, sus regates y filigranas idénticos… ¿Es un problema de parte de la sociedad española? ¿O es una cuestión de permisividad de nuestro campeonato local? Al presidente Javier Tebas le indigna el solo hecho de pensarlo. De hecho, se despachó con un tuit respondiendo al de Vini: «En LaLiga llevamos años luchando contra el racismo. Vini Jr. es muy desafortunado, injusto y no es cierto publicar que LaLiga no hace nada contra el racismo. Infórmate mejor. Estamos a tu disposición para que todos juntos vayamos en la misma dirección».

Coincidiremos en que el tono del tuit no es el más acertado, pero huyamos de formalismos y vamos al meollo del asunto que tanto indigna a Vinicius: ¿hace LaLiga todo lo posible por evitar los episodios racistas? Repasemos los que atañen al jugador merengue: En ‘El Clásico’ de 2021 en el Camp Nou un padre y su hijo bajan las escaleras gritándole «macaco», las cámaras lo graban claramente. La Fiscalía de Barcelona archiva la causa por «no lograr identificar al responsable». Septiembre de 2022. Derbi madrileño en el que cientos de seguidores colchoneros se dan cita en la puerta del Metropolitano para cantar «Vinicius eres un mono». Dentro del recinto corean «Vinicius muérete», realizan sonidos guturales imitando a los de un simio, le tiran mecheros y hasta una botella de Ron Barceló que no le impacta. La Fiscalía de Madrid archiva también la causa «por producirse en un contexto de máxima rivalidad» y «durante solo unos segundos». Más recientemente, el jugador del Cádiz Iván Alejo, con el que tuvo un pique en el partido de noviembre, le dedica un tuit aprovechando la eliminación de Brasil en el Mundial con varios emojis de un bailarín y dos figuras de un mono haciendo referencia al famoso «Baila, Vini». Después se arrepiente y lo borra. El último capítulo de este repugnante show lo experimentamos el viernes en Pucela.

El patrón es claro. En los casos del Camp Nou, Metropolitano y José Zorrilla denuncia ante la Comisión Antiviolencia y la Fiscalía por parte de LaLiga «por delito de odio» y a partir de ese momento se lava las manos. Pagan unos pocos si hay suerte. No se cierran los campos ni parcialmente y el castigo económico no hace más que cosquillas a los clubs. De ahí el tremendo mosqueo del menino. Porque da la impresión de que no hay un ánimo implacable de atajar el problema. A partir de aquí, ¿qué tiene planeado LaLiga para evitar que esto vuelva suceder? ¿Han pensado que sería bueno sancionar a personajes como Alejo? ¿No deberían trabajar con la RFEF (si no anduvieran a palos) la inteligencia emocional de los árbitros para evitar lo que todos veíamos venir en Zorrilla? ¿Endurecerán las penas económicas? ¿Apoyarán a Vinicius sin ‘peros’ la próxima vez? Si «se llevan años luchando contra el racismo», como reza el comunicado, pero no logran atajarlo, ¿no será que algo se está haciendo mal?  Seguro que el señor Tebas tiene un tuit ingenioso para responder a este artículo, pero no quiero tuits, quiero soluciones. Y Vinicius, también.

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