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Verstappen se lo lleva todo en Qatar: carrera, 'hat trick' y tercer título consecutivo

Alonso terminó sexto y Sainz no pudo ni salir por una fuga de combustible

Verstappen se lo lleva todo en Qatar: carrera, ‘hat trick’ y tercer título consecutivo

El piloto neerlandés Max Verstappen. | Qian Jun (ContactoPhoto)

Se acabó. Max Verstappen y Red Bull ya se lo han llevado todo. El neerlandés se hizo con la pole position en el Gran Premio de Qatar, logró la vuelta rápida y ganó la carrera; hizo lo que se denomina un Grand Chelem. Lo mejor no fue eso, sino que salió del circuito de Losail con una corona bajo el brazo, la tercera consecutiva, lograda el sábado con los puntos recabados en una prueba al sprint en la que quedó segundo. 

A lo de Red Bull este año le quedan solo cinco carreras para clonar, y posiblemente superar, la temporada más exitosa de todos los tiempos en la Fórmula 1. En 1988 McLaren ganó quince de dieciséis citas, y a los austriacos se les está poniendo la cara, porque en el emirato se han llevado justo la dieciséis de diecisiete disputadas hasta hoy. En las cinco citas restantes nadie espera que haya un desfallecimiento, o que el equipo azul dejen algo para los demás. Su dominio desde el minuto uno ha sido tan arrollador, que solo han sido vencidos en una ocasión este año, por el Ferrari de Carlos Sainz en Singapur.

Poca fortuna hispana

La prueba se empezó a torcer para la armada española apenas media hora antes de arrancar. Las gradas llenas, las luces encendidas —por ser carrera nocturna—, y todo listo menos el Ferrari SF-23 de Sainz. Un mecánico se dio cuenta de que el bólido encarnado perdía un líquido del que emanaba un olor característico, y los encargados de mantener el coche empezaron a corretear por el box italiano. La fuga era de combustible, y la dirección del equipo, ante la gravedad de la falla y la imposibilidad de encontrar una solución de garantías, decidió retirar el coche antes de la salida. Carlos Sainz partiría desde la decimotercera posición en parrilla, sin apenas posibilidades, pero su motor ni arrancó. 

Su amigo Fernando Alonso lo tuvo algo mejor. Partía cuarto, al lado de Lewis Hamilton, que la lió a base de bien en una salida en la que se llevó por delante a su compañero George Russell en la primera curva. A resultas de la colisión, Sir Lewis quedó fuera de carrera, y Alonso recabó un puesto. De poco le sirvió. En una prueba extraña, no especialmente divertida, y algo confusa, terminó sexto. De manera habitual, Alonso tiende a avanzar en carrera, algo que no ocurrió en Qatar, pero le pasó algo extraño. A partir de la mitad empezó a quejarse de que su asiento le estaba quemando. A la hora del cierre de esta redacción se desconoce la causa; quizá fuese por excesivos rozamientos de los bajos de su monoplaza con el suelo, o una derivación eléctrica en unos asientos de fibra de carbono que son conductivos de la electricidad. Lo que sí dio la sensación es que el asturiano estaba incómodo en su Aston Martin, lo que puede que fuera la causa de alguna salida de pista, algo poco acostumbrado en él.

Carrera extraña 

El destino de la prueba se empezó a forjar el viernes. Los límites de pista cataríes, los llamados pianos, son muy altos. Es una tendencia reciente en MotoGP, y esta es una pista donde el motociclismo disputa su campeonato desde hace años; la Fórmula 1 va desde hace menos. Los técnicos de Pirelli determinaron que los neumáticos se deterioraban con una velocidad inusitada debido a lo agresivo de la pista. El ente regulador (FIA) decidió repintar el asfalto para alejar las líneas blancas ochenta centímetros del peligro. La idea era que los participantes achicasen la pista para eludir los posibles daños. 

El sábado se repitió la situación, y ante el peligro de falla estructural de las ruedas, se tomó la determinación de limitar a 18 vueltas el límite máximo de giros rodados con un juego. Si hubiera coches que fuesen capaces de hacer 30 o 40, daría igual, solo 18, ni uno más. Esto obligó a todas a realizar al menos tres paradas en boxes, lo que dinamitó cualquier estrategia establecida. De paso, todos se veían obligados a usar los neumáticos que tuvieran disponibles, que son limitados en número, y que cuando empezaron a usarlos en entrenamientos no contaban con esta situación. La prueba estuvo protagonizada por multitud de paradas sin mucho sentido, cambios del orden inesperados, y una situación algo confusa. De paso, al ceñir más las trayectorias con el repintado del asfalto, muchos corredores se excedían y se pasaban de los límites establecidos, con las sanciones correspondientes. El resultado fue raro. 

Atmósfera agotadora

La carrera nocturna se caracterizó por varios elementos propios de su geografía. Mucho polvo en pista durante todas las sesiones, y sobre todo, un calor sofocante que hizo sufrir a los pilotos. El estadounidense Logan Sargeant, corredor de Williams, empezó a remitir preocupantes mensajes por radio a su equipo. Se sentía verdaderamente mal, estaba mareado y casi perdía el sentido. En su escudería se preocuparon y casi le ordenaron detener un coche del que podría perder el control. En la vuelta 42 lo llevó hasta boxes a ritmo lento, y le costó ayuda salir del cockpit, deshidratado y con problemas para moverse una vez fuera. Tres pilotos acabaron en la enfermería, o Lance Stroll, que se bajó de su monoplaza, y se fue directamente a una ambulancia, a pedir ayuda. En la sala de enfriamiento postcarrera y antes del podium, Max Verstappen y Oscar Piastri estaban tan agotados, que prefirieron tirarse en el suelo, a estar sentados en las sillas de director de cine que dispone la organización. No parecían llegar de una carrera de coches, sino de un escenario bélico.

Muy reseñable la consolidación en el avance de McLaren, un equipo que quiere alcanzar a los de arriba. A día de hoy puede que tengan el segundo o tercer mejor coche, y en sus planes entran superar a unos Aston Martin abonados a lo que haga Alonso; su compañero Lance Stroll parece estar muy lejos de lo deseable y apenas recaba puntos. Dentro de McLaren, brilla con luz propia el australiano Oscar Piastri, que protagonizó una tumultuosa salida de Alpine el año pasado, y acertó al irse al equipo naranja. El sábado venció la prueba al Sprint, la primera vez que pasa primero por meta, aunque no tenga el caché de un Gran Premio; eso es el domingo… pero al día siguiente, en carrera, fue segundo. En el seno de su escudería esperaban que Piastri, sin duda el novato del año, superaría al excelente Lando Norris en el último tercio de la temporada, al menos los sábados. Está siendo ya pauta habitual, tanto sábados como domingos. Sin duda un tipo a seguir muy de cerca al que acaban de amarrar en McLaren hasta 2026. 

Próxima cita, 22 de octubre en el Gran Premio de Estados Unidos.

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