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Economía

El nuevo impuesto al plástico amenaza con dejar sin efecto la rebaja del IVA a los básicos

El nuevo impuesto a los plásticos de un solo uso costará 30 millones de euros a los supermercados y se podría trasladar a los precios

El nuevo impuesto al plástico amenaza con dejar sin efecto la rebaja del IVA a los básicos

Productos envasados en el lineal de un supermercado. | Inma Garrido

El 1 de enero entra en vigor el nuevo impuesto a los plásticos de un solo uso en medio del desconcierto entre el sector del gran consumo. El nuevo gravamen se calcula por el peso del plástico no reciclado, sin importar qué producto envuelve. Es decir, va a penalizar igual una bolsa de patatas que una de piñones. El tipo impositivo aplicable será de 0,45 euros por kilogramo de plástico no reciclado contenida en los productos objeto del impuesto.

Esta nueva medida gravará la fabricación, adquisición intracomunitaria e importación no solo de envases no reutilizables, sino de embalajes secundarios y terciarios que contengan plástico. Es decir, afecta a casi cualquier empresa y de forma destacada al sector del gran consumo y a la alimentación. Un nuevo impuesto que incrementa los costes del sector y que se trasladará finalmente a los precios, tal y como aseguran fuentes del sector.

Coincidiendo con la aprobación del sexto paquete de medidas urgentes para paliar los efectos de la guerra en Ucrania, el Consejo de Ministros, a petición del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), ha aprobado este martes el Real Decreto de Envases y Residuos de Envases, una revisión integral de la normativa española que además del impuesto incluye otras medidas como la ampliación de zonas de productos a granel. Los supermercados deberán destinar un 20% de su espacio a la venta de productos sin embalaje o a granel.

Estas medidas nacen con el desacuerdo de todo el sector del gran consumo que lamenta su puesta en marcha en un momento muy complicado y con los costes disparados. Las organizaciones de los principales sectores de consumo (ACES, ACOTEX, ADELMA, AECOC, AFEB, ANGED, APPLIA, ASAJA, ASEDAS, Cooperativas Agroalimentarias, FECE, FIAB, Foro Interalimentario, Marcas de Restauración y Stanpa) llevan semanas haciendo un llamamiento al Gobierno para aplazar su entrada en vigor al igual que han hecho el resto de países de la Unión Europea. 

Estas asociaciones estiman que el impacto directo del impuesto será de 690 millones de euros para toda la cadena de valor del envase en sectores de consumo, con una incidencia muy amplia en todo el sector agroalimentario. Solo para ASEDAS, donde se encuentran supermercados como Mercadona, Dia o Ahorramás, calculan que este impacto directo podría ser de unos 30 millones de euros al año. 

«Es un caballo de batalla importante», destacan fuentes del sector a THE OBJECTIVE. «Cualquier medida de mayor coste tensiona mucho», reconocen. «Añadir un nuevo impuesto a objetivos que ya existían incrementa los costes y, evidentemente, todo lo que supone un sobrecoste incrementa precios en los lineales», añaden estas mismas fuentes. Desde el sector insisten en que no han repercutido todos los sobrecostes que el sector ha sufrido este año -materias primas, electricidad, carburantes…-, pero aseguran que los márgenes ya no aguantan más

Difícil ejecución

Por otro lado, los expertos consultados consideran que existe un alto coste difícil de cuantificar relacionado con la gestión administrativa y burocrática para llevar a cabo las obligaciones de este impuesto. Otro aspecto a tener en cuenta es la complejidad del impuesto a la hora de adaptarse a cada caso, siendo uno de los impuestos más enrevesados establecidos por la Agencia Tributaria, según apuntan desde la consultora Stratesys. Esto se debe a que exige una «trazabilidad rigurosa de los movimientos, y la cantidad de plástico aplicado a cada movimiento y a cada modelo de negocio de las compañías afectadas».

Tal y como explica Rafael San Román, socio director de Stratesys, «además de los fabricantes de envases de plásticos, todas las empresas españolas que adquieran bienes de países de la Unión Europea, o importen bienes, son contribuyentes». En concreto, el impuesto obliga a declarar los kilogramos de plástico de todos los envases primarios, secundarios y terciarios que acompañan a la mercancía. Dentro del concepto plástico, conforme a la definición del Ministerio de Hacienda, se consideran, entre otros, botellas, bidones, garrafas, poliestirenos, aplicadores, bandejas separadoras, films que envuelven los productos, anillas, cintas de embalaje y demás elementos.

Freno a la inversión

Además, desde el sector del gran consumo lamentan que la introducción del impuesto exclusivamente en nuestro país incrementa los sobrecostes para las empresas españolas y, por tanto, le resta competitividad frente a sus vecinos europeos. El resto de países de nuestro entorno han decidido posponer un año la entrada en vigor de estas medidas debido al contexto de costes actual.

En ese sentido, desde el sector de la gran distribución, que emplea a más de 340.000 personas, destacan que esta medida puede tener un impacto nocivo en las exportaciones. Por otro lado, puede suponer «un freno a la inversión en España por parte de empresas del gran consumo que, aun teniendo interés en nuestro país, pueden decantarse por otros mercados en los que no deban asumir estos costes adicionales». Las tiendas de barrio y los supermercados que no superen los 400 metros por metro cuadrado quedan exentos de aplicar esta nueva ley.

Cambio a contrarreloj de precios por el IVA

Los supermercados están inmersos en el cambio de precios tras la rebaja del IVA a los productos básicos aprobada por el Gobierno. «Supone un gran desafío para las cadenas de distribución alimentaria en plenas navidades», aseguran desde una de las principales empresas del sector a este diario. «El sobreesfuerzo es importante en esos términos y en la adaptación de los sistemas informáticos», añaden. Los supermercados tendrán que afrontar la modificación de los precios en cerca de 7.000 productos de 20.000 tiendas. 

«Nos vemos capaces, aunque el desafío es grande», reconocen desde otra gran cadena. Por un lado está la parte operativa de introducir en el sistema informático todos los cambios en poco tiempo y, por otro, el reetiquetado.

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