La reforma del mercado energético divide a empresas, consultoras y operadores en España

En el mercado energético español resuenan de nuevo tambores de cambio. 25 años después de su liberalización, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, presentó una propuesta reformarlo y ahora Europa analizará el nuevo diseño para todo el conjunto de la UE. Una reforma que ha generado un debate interno en nuestro país que divide a empresas, consultoras y operadores a escasas semanas de que se lance desde Europa una primera propuesta.

Esta diferencia se pudo apreciar a mediados del pasado mes de febrero durante un acto de la eólica marina. En una mesa redonda donde se encontraba el operador del mercado Omie y empresas, como Iberdrola, Endesa o EDP Renovables, una voz disintió de las opiniones ofrecidas sobre la posible reforma del mercado eléctrico. Llegó desde la empresa afincada en Sevilla Build to Zero, que defendió la necesidad de reformar el mercado eléctrico español.

El plan presentado por el Ministerio de Transición Ecológica busca reducir el mercado a corto plazo (diario e intradiario) a través de contratos a plazo (con energía renovable, nuclear e hidráulica) y mercados de capacidad (por medio del ciclo combinado). Las patronales empresariales del sector junto con las compañías eléctricas han criticado la reforma enviada. Sin embargo, otras fuentes financieras defienden la necesidad de una reforma: «Esto comenzó a finales de los noventa y ya estamos en 2023. Ha funcionado 25 años, que no está mal. Pero ahora hay que cambiar este sistema marginalista impuesto. Se tiene miedo a las reformas, pero no pasa nada. La creación de un mercado de potencia es interesante».

Un empresario que ha ocupado puestos relevantes en energéticas del país asegura a este periódico que «no hay una solución para el precio del mercado de la electricidad», aunque califica la reforma energética de Ribera de «compleja». «Antes había lo que se conocía como la Comisión Nacional de la Energía donde había unas reuniones constantes del sector para mejorar la eficiencia que no eran ejecutivas, pero sí se percibían los defectos. Pero ese diálogo se ha perdido. Hoy, por ejemplo, la CNMC ya solo busca que no haya abuso de posición del mercado», apunta.

Fuentes de una consultora energética sostienen que «el Gobierno hace un uso torticero con la contratación a plazo». «Para que haya contratos a plazo primero tiene que haber un mercado diario, y este funciona bien. Porque la contratación a plazo lo que hace es apostar sobre cuál va a ser el precio del mercado diario. Si tuviéramos que buscar un precio medio para vender la electricidad en un contrato a largo plazo, elegiríamos el precio medio esperado durante ese tiempo. Como la expectativa hoy es a la baja -porque acabará la guerra-, en los primeros años del contrato el precio sería bajo, pero en los últimos años sería alto para compensar. Por eso al Gobierno le interesa fomentar los contratos a plazo para abaratar el precio hoy a costa de subirlo en el futuro, cuando no gobiernen», sentencian.

Presión del Omie

Por otro lado, el Omie es uno de los que más presión ha hecho sobre la propuesta de la ministra Ribera de reducir la presencia mercado ‘spot’ en detrimento de contratos a largo plazo. En el mes de febrero, el operador del mercado ha sacado músculo defendiendo el actual diseño.

Algunas fuentes empresariales apuntan a que el rechazo puede estar motivado a que una reforma siempre parece una correción o incluso el temor a que Redeia (el operador del sistema y donde hace ya varios años formó parte) le arrebate el monopolio del mercado con la nueva configuración del mercado propuesto por Ribera.

Primero, su presidenta, Carmen Becerril, ha asegurado que la configuración del actual mercado «ha respondido y ha dado señales». «Si en este momento hay que poner una prioridad es la transición energética y la descarbonización, no la reforma del mercado», sentenció hace unas semanas. Unos días después, y a través de un comunicado titulado ‘25 años de mercado eléctrico, un orgullo para todo el sector energético en España‘, el operador del sistema volvía a defender el actual diseño con mensajes como «el mercado funciona», «un mercado que ya es europeo» o «pionero».