THE OBJECTIVE
Entrevista (segunda parte)

Teresa Ribera: «Los expertos contradicen que vayamos deprisa con el coche de combustión»

La vicepresidenta tercera del Gobierno repasa los temas más candentes de su área y detalla las acciones previstas por su Ministerio en cada asunto

La vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera, repasa los temas más candentes de su área y detalla las acciones previstas por su Ministerio en cada asunto: la situación de España y la UE en materia energética, las previsiones de precios de cara al invierno próximo, la política del agua y los caudales ecológicos y los planes de desmantelamiento de las centrales nucleares.

P.- Este invierno que hemos dejado atrás no ha sido tan duro como se esperaba, pero ¿qué va a pasar de cara al invierno que viene? ¿Pagaremos más de lo que hemos pagado este año en electricidad y calefacción? ¿Con qué previsión trabaja el Gobierno?

R.- Estamos en mucho mejores condiciones que hace un año y hemos aplicado y aprendido de la aplicación de esas normas que ofrecen cobertura a las familias y a las empresas.

P.- ¿Cuáles son esas enseñanzas que aplicarán de cara al futuro?

R.- Hemos aprendido, a nivel europeo, dónde están los puntos sensibles a los que prestar atención colectivamente, para estar preparados ante cualquier eventualidad en la disponibilidad de materias primas energéticas, o en su precio y el impacto que tiene en el conjunto de la economía. Por un lado, debemos mantener la cautela, estar pendientes, tener la capacidad de reacción rápida, siempre, pero sabemos cómo hacerlo mejor. Hemos aprendido a dar señales que nos permitan poner pie en pared. La introducción de un tope al gas a la hora de estar dispuestos o no a comprar, por parte de Europa, hizo que el precio del gas se desplomara en diciembre y se ha mantenido en ese umbral bajo desde entonces. El mensaje de Europa diciendo «pagaremos más por el precio del gas que otros, pero no pagaremos cualquier precio, porque tenemos un límite máximo al que estamos dispuestos a comprar el gas» ha sido muy importante.

«Si es necesario, España pedirá extender la excepción ibérica al año próximo»

P.- ¿No volveremos a entrar en pánico a nivel europeo cuando se acerque el invierno?

R.- El hecho de haber tenido un invierno suave nos permite llegar con los almacenes de gas más llenos que nunca en estas fechas del año en Europa. Eso reduce la presión para completar el llenado de sus almacenes, de cara al próximo invierno. Necesitamos adquirir menos gas y será más probable que no se vivan los episodios de pánico del verano pasado, cuando se salió en tromba por parte de aquellos países más afectados por el cierre de las tuberías de gas procedentes de Rusia y a comprar el gas a cualquier precio. Estamos en mucho mejores condiciones.

«Lo previsible es que mantengamos una horquilla de precios similares para el gas en el próximo invierno»

P.- ¿Y de cara al ciudadano, al consumidor de a pie?

R.- De cara al consumidor ordinario, lo previsible es que nos mantengamos en una horquilla de precios parecida a la que estamos viviendo ahora. Son precios más altos de los que teníamos antes de la crisis de Ucrania, pero con los que podemos convivir hasta que aceleremos y reduzcamos esa transformación de nuestro sistema a más energías renovables.

P.- ¿Tenemos garantizado el suministro?

R.- España cuenta con garantía de suministro y a mayor respuesta europea, incluida la regulación común en Europa, hay mayor protección para los consumidores europeos. Yo creo que eso lo hemos aprendido y hemos actuado con mucha rapidez. Podemos dar un mensaje, a mi juicio, de tranquilidad y de estabilidad de cara a los consumidores domésticos industriales en Europa.

P.- Con respecto al tope del gas, hay quien dice que sí, que hemos pagado menos, porque se ha topado el precio del gas, pero que lo pagaremos en el futuro. Incluso se ha criticado al Gobierno por parte de quienes consideran la medida electoralista…

R.- Si se considera electoralista la gestión de la pandemia que nos estalló al mes de haber tomado posesión el nuevo Gobierno, o si se considera electoralista reaccionar frente a una crisis generada por la invasión de Rusia por Ucrania… ¡Viva el electoralismo! Ojalá todas las crisis anteriores se hubieran gestionado con el mismo objetivo de proteger a las familias y proteger a la industria, como lo hemos hecho nosotros. Ojalá todas las crisis anteriores hubieran contado con una voz española fuerte en la generación de consensos en favor de las familias en Europa. Me parece que es sesgado, porque se pretende equiparar electoralismo a malo, pero yo diría que para eso estamos los gobiernos y las instituciones, para responder a las necesidades de nuestros electores: sea cuando sea que se celebren las elecciones y sea cual sea la sorpresa que nos encontremos, debemos estar a la altura, que es lo que hemos hecho.

«La excepción ibérica ha funcionado bien, sin generar distorsiones en terceros mercados»

P.- Visto con perspectiva, ¿las medidas adoptadas fueron las más adecuadas?

R.- Adoptamos una cuando todavía no entendíamos lo que pasaba, porque todavía no había habido la invasión de Ucrania por parte de Rusia, que fue limitar el crecimiento trimestral del precio del gas al que los comercializadores de gas de la tarifa regulada podían trasladar a los vecinos. Fue una medida de precaución, cuando estábamos viendo que el precio del gas se estaba disparando. Dijimos: «Que no se incremente más del 5% por trimestre y pasado el periodo, que serán cinco meses, seis meses de turbulencias, veremos qué es lo que ocurre». Cuando se hizo obvio que lo que estaba ocurriendo era mucho más sistémico y complicado, decidimos consolidar esta medida.

La intención inicial es facilitar una pendiente de financiación del precio del gas que fuera asumible. Si de un día para el otro se incrementa la tarifa de gas el 20-30- 40%, mucha gente hubiera tenido problemas muy serios para poder abordar ese incremento en su factura, mientras que así es más llevadero. El hecho de que el precio del gas se haya desmoronado y haya vuelto a un umbral razonable en el mes de diciembre, nos permite tener una perspectiva de estabilización y absorción en esa factura de gas por parte de todos, sin que existan grandes riesgos ni para el sistema gasista, ni para las familias. Vamos, que yo creo que ha sido una buena cosa.

P.- ¿Y con respecto al precio de la electricidad?

R.- Adoptamos esa solución ibérica que contó con la autorización de la Comisión Europea y que ahora extenderemos hasta el 31 de diciembre, que permitió que en los momentos más duros, en los que el precio del gas estaba más alto, el precio de la electricidad en España y Portugal y el precio de la electricidad en el resto de Europa tuviera un diferencial enorme. Podía haber entre 20, 40, 60, 80 euros de diferencia. Ha sido una medida de protección para los consumidores españoles y portugueses que ha funcionado muy bien. Ahora hemos contado con el respaldo y con el acuerdo político de la Comisión, para poder extender la aplicación de la solución hasta fin de año, que es cuando está fijado el plazo de autorización de esas medidas extraordinarias. Son medidas que hoy sabemos que han funcionado y que han funcionado bien, sin generar distorsiones en terceros mercados.

P.- ¿Se podrían volver a extender después del 31 de diciembre si fuera necesario?

R.- Si fuera necesario y las instituciones europeas llegan a la conclusión de que conviene seguir extendiendo medidas extraordinarias, creo que a España le correspondería pedir la extensión de esta medida, que ha funcionado bien y ya tenemos testada. Esperemos que las medidas estructurales que se están impulsando ya no hagan necesaria extender esta medida temporal. Pero tenemos la gran ventaja de que ya la hemos ensayado, sabemos cómo funciona y sabemos que funciona bien, sin generar distorsiones.

«El calendario de cierre de las nucleares sigue siendo 100% compatible con la previsión y la entrada en funcionamiento de la nueva potencia renovable»

P.- ¿Puede España ahora mismo prescindir de la energía nuclear, o debería replantearse, al menos mientras dure la guerra de Ucrania y su impacto en el sector energético, alargar algo más la vida de las nucleares?

P.- Tenemos un calendario acordado por todos los propietarios de todas las centrales nucleares que funcionan en España. Es un calendario de cierre y salida progresiva de la nuclear que empieza en 2025 y acaba en 2035, y todavía le quedará mucho tiempo por delante para acabar de desmantelar las últimas centrales, que superan los 40 años iniciales de vida útil, que garantiza la seguridad de cada una de las plantas. Ese calendario solamente es viable si el Consejo de Seguridad Nuclear avala e introduce las inversiones adicionales que resulten necesarias para que puedan seguir funcionando más allá del plazo inicial. Ese calendario nos permite saber cuánto más debe introducirse en el sistema para que sea seguro y tengamos un acceso a electricidad estable por parte de todos, pero también permite dar seguridad a la buena gestión de las operaciones de cierre y desmantelamiento de centrales, particularmente sensibles desde el punto de vista de la seguridad. Los cálculos que manejamos es que eso sigue siendo 100% compatible con la previsión y con la entrada en funcionamiento de nueva potencia renovable. Creo que lo más importante es garantizar la seguridad del suministro de los consumidores y la seguridad física de cada una de nuestras centrales.

Teresa Ribera posa para la entrevista. | Víctor Ubiña

P.- ¿Lo dice por los problemas que ha tenido en Francia con el deterioro de muchas de sus centrales nucleares de una vez?

R.- Ha habido un año enormemente turbulento, donde, por una parte, Francia ha sufrido un shock de gran impacto con respecto a la seguridad de sus centrales nucleares, que han estado funcionando entre el 35% y el 50% de su capacidad durante todo el año…

P.- Y Francia nos ha comprado energía a España, con nuestros precios y excepciones…

R.- Nos compraba a nosotros y la posibilidad de que eso se mantenga en el tiempo es muy alta, porque todavía existe una dificultad grande para recuperar la normalidad en la producción nuclear en Francia. Y esto tiene que ver, en parte, con el paso de los años y el hecho de que, por encima de un determinado umbral, ya es más difícil tener claro cuál es el tipo de dificultades que se pueden encontrar. Nadie desea tener que cerrar de manera sorpresiva algo con lo que en principio cuenta. Francia tiene por delante todavía una tarea de cara a recuperar con plena seguridad la normalidad en buena parte de su planta nuclear y la sustitución de esas plantas por reactores de nueva generación. Tampoco me quiero ver en esa situación. No creo que sea muy razonable decir que esto puede seguir funcionando, aunque no se haya testado en ningún otro sitio por encima de cierto umbral… Y ya veremos qué es lo que ocurre.

«La gestión del agua debe ser consciente de los escenarios y riesgos más probables. Lo contrario es hacerse trampas al solitario»

P.- Tiene usted a los regantes del Levante en pie de guerra, con conflictos, incluso, dentro del propio PSOE. ¿Hay posibilidad de resolver el conflicto del agua?

R.-Creo que se resuelve dialogando mucho, con mucha información y muchos datos y siendo conscientes de la realidad que tenemos que gestionar. El agua es un bien precioso y un derecho humano calificado así por la ONU, en términos de abastecimiento para el consumo. Vivimos en una zona de clima de transición, donde los datos y las predicciones muestran que la tendencia cada vez es tener menos agua fresca disponible. Nos podemos enfadar con nosotros mismos o podemos echarle a quien queramos la culpa de que no llueva. Pero lo cierto es que, más allá de enfadarnos, es muy importante ser muy serios con respecto al análisis de cuál va a ser el volumen de agua disponible. La gestión del agua debe ser consciente de cuáles son los escenarios de disponibilidad y de riesgos más probables. Lo contrario es engañarse, o hacerse trampas en el solitario. Si tenemos esa idea clara, lo importante es intentar encontrar las soluciones que nos permitan paliar esos extremos. Por eso nuestra apuesta ha sido muy clara. Sabemos que habrá cada vez menos agua disponible en cabecera del Tajo y las necesidades de agua seguirán siendo las mismas, para el consumo humano; que habrá una expectativa de disponibilidad de agua para actividades económicas muy importante, así que hemos optado por indicar un volumen de recursos inédito (8.000 millones de euros de presupuesto público, que pueden llegar a movilizar hasta 20.000 millones de euros en aportaciones públicas y privadas) para la modernización e inversión en infraestructuras que nos den más agua no convencional, agua destilada, agua reutilizada y para la conexión de distintas infraestructuras. Por eso, a la hora de definir el caudal ecológico, en el trasvase del Tajo y del Tajo-Segura, quisimos preservar la garantía de agua para las cuencas del Segura, porque la inversión en nuevas infraestructuras tarda un tiempo en materializarse. En la desaladora de Torrevieja hemos conseguido multiplicar por dos su capacidad en estos años y queremos que se triplique. Pero tarda un tiempo…

«El caudal ecológico del Tajo es imprescindible»

P.- Pero el presidente valenciano, Ximo Puig, pide la anulación del caudal ecológico que se ha fijado vía judicial… No parece que se considere necesario o no. Por lo menos, no los niveles decididos…

R.- El caudal ecológico del Tajo es imprescindible, porque el agua es un bien ambiental; porque el agua debe llegar a Portugal y si no tenemos un incumplimiento y una preocupación grave por parte de nuestros vecinos y porque parte del agua del Tajo nos debe servir para suministrar a los pueblos de cabecera, que no tenían agua potable. En verano, llegaban camiones a los pueblos ribereños de Entrepeñas y Buendía, mientras veían que el agua bajaba hacia el Segura. Hay cosas que hay que abordar con seriedad y con rigor, pero también con cierta flexibilidad. Por eso decidimos que el caudal ecológico, a diferencia de lo que ha ocurrido siempre, que se aplica desde el mismo día que se aprueban, fuera un caudal ecológico progresivo, para dar tiempo a la entrada en funcionamiento de esas nuevas inversiones e infraestructuras. Los regantes tienen otro problema además del agua y el problema del precio del agua cuando es agua no convencional. El agua más barata es la del pozo, después la de superficie, después la del trasvase y resultaba mucho más cara el agua desalada o el agua reutilizada. Son realidades que pervierten el sistema, porque necesitamos poner en valor el agua desalada y el agua reutilizada. Por eso es por lo que hemos decidido acometer una inversión, introduciendo energías renovables en las infraestructuras, para que el bombeo, la desalación o la depuración del agua no tengan que afrontar un precio energético alto, con independencia de cuál sea su procedencia y hasta que todo eso no esté operativo. Subvencionamos parte del agua de estos regantes, porque entiendo que es una preocupación legítima. Pueden asumir un precio del agua X, pero no el precio del agua tan elevado que les deje fuera del negocio. Incluso se les puede exigir la máxima eficiencia. Se les puede acompañar en la digitalización y en la inversión, en la eficiencia de sus recursos y en evitar pérdidas en el transporte del agua. Se ha de ser muy cuidadoso con cuál sea el número, la superficie de hectáreas de puesta en regadío. Y velar por que todo el mundo entienda que no es infinita la posibilidad seguir contando con todo el volumen del agua que se pueda requerir en cualquier circunstancia, porque no es así. Pero, en paralelo, yo creo que hay que afrontar con honestidad y con un nuevo sentido social de la transformación un desafío muy grande que los agricultores no pueden afrontar solos.

«El Tribunal Supremo ya nos ha condenado cinco veces por la falta de un caudal ecológico del Tajo»

P.- ¿Le ha sorprendido o entiende la decisión de Ximo Puig de llevar sus diferencias hasta el Tribunal Supremo?

R.- Creo que él está bajo la presión de que el agua ha sido siempre un elemento emocional muy importante, de generación de riqueza. Él ha decidido agotar todas las vías que tiene a su alcance para intentar preservar la realidad previa a este ciclo de planificación. Pero el Tribunal Supremo ya nos ha condenado cinco veces por la falta de un caudal ecológico para el Tajo, porque cree que tenemos permanentemente una situación que no es deseable, en ningún caso. Entiendo que es mucho mejor ir desplazando las distintas partes del problema y no quedarse en posiciones principialistas, con respecto a trasvase sí o no. Va a seguir habiendo trasvase, pero si no hay agua que trasvasar, no habrá trasvase. Por tanto, es importante acometer inversiones para poder contar con otros recursos, y mantener una buena relación con nuestros vecinos portugueses, con quienes compartimos el Tajo. Teníamos la obligación de poner orden, respetando al máximo los intereses y las preocupaciones de detrás de las cuencas que reciclan el agua, pero también las preocupaciones de las cuencas y de los ciudadanos de cabecera del Tajo, que es de donde sale el agua.

Teresa Ribera y Esther Jaén posan para la entrevista. | Víctor Ubiña

P.- La UE ha puesto caducidad a los vehículos de combustión (que dejarán de fabricarse en 2035), pero si uno mira a su alrededor, parece difícilmente viable: no hay electrolineras, no se ve una infraestructura que permita la circulación fluida y constante en coche eléctrico, por ahora… ¿Se ha precipitado un poco la UE? ¿Cabe la posibilidad de que se reconsidere ese calendario?

R.- El mensaje más importante del último Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) contradice esa sensación de que vamos demasiado deprisa. Al contrario, hemos perdido demasiados años, demasiadas décadas. Hubiera sido mucho más fácil programar una salida progresiva de los combustibles fósiles hace 30 años, o hace 20. Pero cada vez más acumulamos un problema con consecuencias irreversibles. Europa ha marcado un horizonte que permite que todo el mundo se adapte desde ahora. A partir de 2035, no se podrán vender coches nuevos de motor de combustión, lo que no significa que no puedan seguir circulando los motores de combustión que se hayan vendido hasta ese momento. Pero sí es una señal muy importante para los inversores y para los industriales, para que vayan preparando las cadenas de producción. La norma y su entrada en vigor se distancian en el tiempo para permitir ir acometiendo todas las reformas que resulten imprescindibles para estar preparados y para poder ir desarrollando todo lo que necesitamos, incluido desde el punto de vista del cambio cultural que representa.

«Tenemos 32.000 puntos de recarga para vehículos eléctricos, pero estamos por debajo del objetivo marcado para este año»

P.- ¿En España estamos y estaremos preparados cuando llegue el momento?

R.- En España contamos con 32.000 puntos de recarga eléctrica en espacio público, que está por debajo del objetivo que tenemos marcado para este año, pero está yendo muy deprisa. Y se están utilizando por debajo de lo que esperábamos. Se ha multiplicado el número de vehículos eléctricos y la presencia de coches electrificados en nuestras calles y, sin embargo, todavía estamos muy por debajo de tener la mayoría del parque móvil que utilizamos. Pero cada vez va ganando más puestos en el tipo de coche que se adquiere. Insisto: eso no significa que no se pueda comprar un coche de combustión. Lo más probable es que el coche de combustión que nos compremos hoy lo hayamos revendido o achatarrado antes de 2035. No va a ser algo que nos marque la decisión de hoy, pero sí vamos ponderando cada vez más cuáles son las alternativas y cuáles son las prestaciones del nuevo tipo de vehículos y si hemos de conseguir que ese nuevo tipo de vehículos sea la solución, que se vaya implantando progresivamente en el conjunto de nuestra sociedad.

El debate de la movilidad tiene muchas caras y están cambiando las premisas que aplicamos a la hora de movernos. Cada vez hay menos chicos jóvenes que conducen, o que aspiran a tener coche en propiedad. Cada vez hay mayor interés por la prestación de servicios de coche compartido u otras alternativas de movilidad. Creo que solo nos damos cuenta de las fechas y, de repente, miramos atrás y no tienen nada que ver los términos del debate, ni la realidad que enfrentamos.

Teresa Ribera posa para la entrevista. | Víctor Ubiña

P.- ¿Cómo afecta eso a España, donde tenemos una implantación importante de la industria del automóvil?

 R.- Desde el punto de vista de la política industrial del Gobierno, era muy importante que el peso que tiene la industria del automóvil, sus componentes, el empleo que tiene asociado, contara con un marco que permitiera su transformación y que no nos encontráramos de la noche a la mañana. Con que todos esos puestos de trabajo de la industria de componentes del ensamblaje de la automoción no tuvieran dónde mirar porque habían perdido la carrera frente a sus competidores, en otros países europeos. Creo que la ministra de Industria ha hecho un trabajo de seguimiento muy de cerca. En los datos que manejamos de generación de empleo en la industria vinculada a la transición energética -que mucho de ello tiene que ver con electrónica de potencia, con bienes de equipo intermedios, es decir, no solo la foto final-, observamos cómo se ha incrementado el empleo en el País Vasco o en Asturias, porque las necesidades industriales van cambiando. De aquí a 2035, estamos en condiciones de haber transformado la realidad de una forma tan importante como nos gustaría.

«Considero desafortunado que Alemania e Italia abriesen el debate de los combustibles sintéticos»

P.- ¿Pero se mantendrá el calendario, después de que otros países de la UE hayan abierto otras vías en materia de combustibles de futuro?

R.- A nivel europeo, el debate está siendo otro: se cerró un acuerdo en torno a la fecha, se adoptó una posición común en el Consejo y en el Parlamento y se negoció una directiva que estaba finalizada y que debía ser adoptada formalmente por el Consejo. En ese momento, con todo el procedimiento ya cerrado, Alemania e Italia suscitaron el debate en torno a los combustibles sintéticos, cosa que yo creo es desafortunada, por respeto institucional, porque es importante siempre respetar los cauces institucionales y procedimentales, puesto que es la garantía de la que disponemos todos. Y con respecto al uso de los combustibles sintéticos, todo apunta a que determinados coches de altísima gama están en condiciones de pagar un precio por los combustibles sintéticos muy superior al que costaría alimentar las baterías de los coches eléctricos. Entonces, no quieren quedar excluidos, quieren tener esa opción. Pero no es algo que sea viable, ni para el conjunto de la industria del automóvil, ni para el conjunto de los consumidores. A quien se compra un Porsche o un Lamborghini le puede resultar indiferente cuánto cuesta el litro de combustible sintético, pero no es el caso de quien se compra un Renault, o un Volskwagen o cualquier coche de clase media habitual. Además, es muy importante no generar confusión a inversores industriales, es decir, que los inversores y los industriales asuman esa fecha de 2035 e inviertan en las cadenas de producción de acuerdo con ese calendario. Si no hay una señal sobre qué es lo que queremos en un plazo razonable de tiempo, se retrasan decisiones de inversión que pueden acabar situándonos en una posición mucho más complicada, desde el punto de vista del empleo y de las cadenas de producción.

P.- España presentó el primer gran Perte del automóvil eléctrico y conectado y, de repente, supimos que algo había ido mal, hubo dimisiones, destituciones… ¿Saldrá adelante?

R.- Sí, está saliendo adelante. Hay varias decisiones en torno a baterías. El Perte del vehículo eléctrico era un Perte complicado, porque trabajaba tanto la gestión de la demanda, que tiene mucho que ver con los programas Moves, en los que hemos transferido más de 700 millones a las CCAA y ellas han sacado las convocatorias en un porcentaje alto y han pagado todavía un porcentaje bajo. Es importante que esto se agilice, porque si no, el ciudadano final se pregunta: «Y a mí, ¿por qué todavía no me han pagado?». Es verdad que el sistema tradicional era mucho más ágil, porque los concesionarios formaban parte de la estructura, pero en esta ocasión, probablemente, no se vieron con suficiente capacidad para ser los gestores de este plan y por eso se transfirieron los recursos a las CCAA. Y son ellas las que los ejecutan. Pero, junto a esto, tenía otros aspectos industriales importantes: baterías y cadenas industriales de producción. Y es verdad que las convocatorias de esas medidas de apoyo, que requerían grandes proyectos detrás y que fueron muy atractivos para las distintas casas matrices, han tenido su complejidad para gestionar recursos tan importantes. En todo caso, hoy vemos que las decisiones en torno a las plantas de baterías están activadas, que las decisiones en torno al acompañamiento de las casas matrices están en curso y que se irán asentando, poco a poco, como una nueva realidad industrial y una ocasión de modernizar nuestra industria.

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