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España frena las importaciones de China tras las presiones de la UE para alejarse de Pekín

Las compras al gigante asiático han experimentado cifras negativas en febrero y marzo registrando además los datos mas bajos de los últimos 15 meses

España frena las importaciones de China tras las presiones de la UE para alejarse de Pekín

Pedro Sánchez y su homólogo de China, Xi Jinping, durante un encuentro durante la pasada cubre del G-20. | Agencia

España ha frenado el importante crecimiento de las importaciones de China experimentado en el año 2022 y que le llevó a convertirse en nuestro principal proveedor. Según los datos de la Secretaría de Estado de Comercio y cribados por THE OBJECTIVE, en el comienzo de este 2023 las compras desde Madrid a Pekín se han reducido radicalmente, en medio de las presiones de la Unión Europea para que los Estados miembro reduzcan su dependencia comercial del gigante asiático y para que se protejan ante las amenazas de los países que están fuera de la UE y la OTAN.

España es una de las economías más expuestas a esta dependencia comercial de China dentro del continente. En el caso de la Unión Europea, el déficit comercial con respecto a este país ha aumentado en un 58% en el último año, desde los 250.000 millones hasta los 396.000 millones de euros. Mientras que en el caso español ha aumentado un 59% desde los 26.173 a los 41.639 millones. En cuanto a volumen, el déficit de España representa el 10,5% de todo el continente, por lo que reducir esta cifra es fundamental para cumplir con los planes de Bruselas.

En este sentido, las últimas cifras publicadas indican que en el primer trimestre de este año las compras a China llegaron a los 11.261 millones, un crecimiento de apenas un 1,2% si se compara con igual periodo del año anterior. Una cifra que está muy lejos del alza del 42,5% que se registró en 2022, dato que además significó el mayor volumen de la historia comercial entre los dos países y que desplazó a Alemania como primer proveedor español. Cifras que además se produjeron en plena visita de Pedro Sánchez al país asiático.

Importaciones de China

Sin embargo, si se analizan los envíos mensuales nos encontramos con cifras negativas. En febrero se contabilizaron importaciones por valor de 3.510 millones, lo que supuso un retroceso del 4,5% en relación a igual mes de 2022; mientras que en marzo se llegó a los 3.549 millones, un 1,7% menos. Esto significa que las cifras trimestrales positivas se deben exclusivamente al crecimiento del 9,5% conseguido en enero (4.201 millones).

Se comprueba además que los datos registrados hacia el final del primer trimestre son los más bajos en más de quince meses y que -según los expertos consultados- representan una ralentización que se mantendrá durante todo el semestre. ¿Qué ha pasado? Las fuentes consultadas por este diario explican que la elevada base comparativa del año pasado hacía muy difícil mantener las tasas de crecimiento del 30-40% registradas, aunque también advierten que se aprecia una clara estrategia de ir reduciendo estos envíos de manera progresiva.

Durante 2022 todas las importaciones de España llegaron a los 457.321 millones, el máximo histórico anual con un crecimiento del 33,4% respecto a 2021. En el caso de China este crecimiento fue del 42%, por encima de la media. En el caso de este primer trimestre, las compras en el exterior han crecido una media del 4%, pero las que se hacen a Pekín solo lo hicieron un 1,2%, cuatro veces menos.

Presiones de la UE

Esta ralentización se ha producido coincidiendo con las presiones de la Unión Europea a China y las peticiones de Bruselas para que se reduzca la dependencia comercial con Pekín. Desde hace un año, la Comisión Europea lleva insistiendo a los Estados miembro que rebajen su vinculación económica con el gigante asiático, pero no ha sido hasta este año -tras dar por superada la crisis energética y con la cadena de suministros fluyendo de manera más expedita- que han decidido dar un paso adelante y ser más beligerantes.

A mediados de mayo, el alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, presentó a los 27 un plan para redefinir su relación con China. Un plan basado en la constatación de que la rivalidad con Pekín «se ha vuelto más importante» dada la voluntad de China de «crear un nuevo orden internacional». «Damos valor a los intercambios con la población de China y con sus líderes. Pero no dudaremos en utilizar las herramientas de las que disponemos y en crear otras nuevas cuando sea necesario, para garantizar que los intercambios se desarrollen acorde a nuestros intereses», dijo también en ese momento el ministro de Exteriores sueco, Tobias Billström.

Las fuentes consultadas por este diario indican que las directrices de Bruselas al respecto ya se comenzaron a trasladar a los Estados miembro desde comienzos de este 2023 para que comenzaran un proceso gradual de reducción . En la UE se consideró que durante 2022 todo el continente hizo acopio de productos y suministros chinos y, por tanto, toleró que aumentaran las compras al país asiático, como finalmente hizo España. Todo ello a la espera de que pasara la crisis de suministros y de suministro de energía.

Órdago con el 5G

Sin embargo, tras más de un año de guerra la UE se cree que lo peor ya ha pasado y que es tiempo de que se comience a notar la reducción de esta dependencia En este sentido, Bruselas ha emprendido desde este segundo trimestre una ofensiva diplomática de gran calado contra Pekín, primero anunciado que quiere reducir su dependencia comercial -un plan compartido por el G7 una semana después de que se anunciase- y ahora presionando para que el Gobierno chino abandone su neutralidad con respecto a Rusia.

Esta semana la Unión Europea ha lanzado un nuevo órdago poniendo sobre la mesa la posibilidad de vetar totalmente de las redes de 5G a los suministradores chinos como Huawei y ZTE. La Comisión Europea ha advertido a los Estados miembro de que no están realizando todos los esfuerzos necesarios para garantizar la seguridad de las infraestructuras digitales y puso sobre la mesa un veto total aplicable a todo el continente. Una situación que también afecta directamente a España, ya que el Gobierno lleva postergando más de un año la publicación de la lista de proveedores de alto riesgo 5G con la que inicialmente se iba a vetar a empresas chinas de determinadas partes de esta red.

España importa desde China bienes de equipo, equipos de oficina, maquinaria, equipos electrónicos, productos químicos, ropa y juguetes. En 2022 se convirtió en nuestro primer proveedor, pero con un evidente desequilibrio, ya que somos el undécimo cliente para sus exportaciones, con un total de 8.000 millones (una caída anual del 7,5%). De esta manera, en términos absolutos China fue el cuarto socio comercial de España en 2022, solo por detrás de Francia, Alemania e Italia y por encima de Estados Unidos.

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