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Economía

La gasolina roza el precio que obligó a activar el bono de 20 céntimos y mete más presión al IPC

La inflación subió en septiembre hasta el 3,5%, principalmente por el elevado coste de la energía y de los combustibles

La gasolina roza el precio que obligó a activar el bono de 20 céntimos y mete más presión al IPC

El gasolina sigue en máximos anuales tras subir un 10% en lo que va de año. | Agencias.

La gasolina sigue en máximos anuales tras dispararse un 10% desde el mes de enero. Una situación que, según los expertos consultados por THE OBJECTIVE, irá a más en los próximos meses presionando al alza el índice de precios al consumidor (IPC) en lo que queda de año. De esta manera, se contradice el discurso optimista del Gobierno que lleva semanas sosteniendo que los precios están controlados y que nos encaminamos hacia un ciclo bajista.

Los datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea cribados por este diario indican que esta semana el precio de la gasolina de 95 octanos, la más consumida en España, llegó a los 1,751 euros de media en todo el territorio, un precio que está 17 céntimos por encima de los 1,583 con los que comenzó el año. Esto es un 10,6% de crecimiento y se queda muy lejos de los 1,576 euros a los que llegó la tercera semana de mayo, el mínimo anual.

En este sentido, los expertos creen que esta tendencia alcista se mantendrá (al calor de la subida de la cotización internacional del petróleo) y que no es descabellado pensar que se supere en pocos días la temida barrera de los 1,80 euros. Ello, pese a que en la última semana el precio ha caído un 0,54% tras la escalada vivida desde el mes de junio y que se tradujo en un crecimiento de casi un 12% en solo cuatro meses.

Detalle de un cartel con los precios de la gasolina tras la supresión de la bonificación de 20 céntimos por el gobierno de España, en enero de 2023 en Sevilla.
Detalle de un cartel con los precios de la gasolina tras la supresión de la bonificación de 20 céntimos por el gobierno de España, en enero de 2023 en Sevilla (Agencias).

Bonificación a la gasolina

Las alarmas han saltado porque el actual precio está rozando los 1,813 que registró la misma semana que el Gobierno anunció la bonificación a los combustibles de 20 céntimos. Los precios actuales están solo seis céntimos por debajo de los que tenían cuando la presión social y la de los transportistas obligó a activar esta subvención.

Por esas fechas la gasolina y el diésel comenzaron a dispararse por encima de los 1,80 euros y en algunas grandes ciudades como Madrid y Barcelona llegaron a los dos euros, lo que obligó al Ejecutivo a incluir esta ayuda entre sus medidas para combatir el impacto económico de la guerra de Ucrania y mitigar los costes de la energía en la población. Una decisión que se tomó ante el temor a un estallido social y a las puertas de las elecciones municipales de ese año.

La ayuda se activó hasta el 30 de junio, pero debido a que los precios siguieron extremadamente altos -llegaron a los 2,146 de media a finales de junio- la bonificación se extendió hasta finales del mes de diciembre. Con los precios controlados en 1,590 la última semana de 2022, se decidió quitar la ayuda a los particulares, aunque se mantuvo con algunas restricciones para los transportistas y profesionales.

Descuentos a transportistas

La gran pregunta es saber qué haría el Gobierno cuando se supere la barrera de los 1,80 en las próximas semanas, y en muchas grandes ciudades comience la escalada hacia los temidos dos euros. La realidad indica que llenar esta semana un depósito medio de 55 litros de gasolina escaló a los 96 euros, frente a los 81 euros -unos 15 euros menos- que costaba a estas alturas del pasado año con el descuento de 20 céntimos del Gobierno. Es decir, el impacto en los bolsillos de los ciudadanos está siendo muy importante.

El Gobierno ya ha indicado que no se plantea, por el momento, retomar el descuento para particulares, pero sí que está abierto a hacerlo con los conductores profesionales. Desde el 1 de octubre el descuento para transportistas ha bajado de los diez a los cinco céntimos por litro, lo que ha generado un gran malestar en el sector puesto que esta modificación se produce tras once semanas de escaladas en los precios de los carburantes. En el Ejecutivo se ha dicho que es posible aplicar la bonificación por razones «sociales», lo que reduciría el número de receptores a aquellos conductores con rentas bajas o a profesionales.

En cualquier caso, los expertos consultados indican que independientemente de si hay o no bonificación, lo preocupante es la presión que estos precios añaden a la inflación. El indicador adelantado del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) situó el IPC de septiembre en el 3,5%, que en caso de confirmarse, supondría un aumento de nueve décimas en su tasa anual, ya que en agosto esta variación fue del 2,6%.

Impacto en la inflación

Según el instituto estadístico esta evolución se produjo, principalmente, por el incremento de los precios de la electricidad y por la subida de los carburantes, dos sectores que experimentaron bajadas en septiembre del año anterior. Es así como si los combustibles mantienen su escalada seguirán presionando el IPC al alza, comprometiendo las optimistas previsiones del Gobierno que indica que la inflación está controlada.

A diferencia del Producto Interior Bruto (PIB), el Gobierno no hace previsiones del IPC, por lo que las estimaciones del Banco de España son la fuente más fiable. En su último informe trimestral publicado en septiembre, el instituto emisor volvió a subir sus previsiones de inflación hasta el 3,6% para todo el año 2023. En junio sus previsiones eran algo más optimistas situando el indicador en el 3,2%.

Gasolina e IPC

Por otro lado, organismos privados como Bankinter la sitúan en el 4,4% (3,8% de IPC medio) por el fuerte repunte de los precios del petróleo (un 25% más en el tercer trimestre), el final de las medidas antiinflacionistas en 2023 (como la reducción del IVA a los alimentos, medidas sobre la electricidad o bonificaciones al transporte); y otros factores como el traslado de subidas de costes laborales y la relocalización o mayor diversificación de proveedores en algunas industrias.

En el caso de los combustibles, los expertos advierten de que también pueden repercutir en el mediano plazo, tanto en los costes del transporte, como de la distribución y en definitiva impactar a futuras subidas de los alimentos, que -por lo demás- siguen sin estar controlados y volvieron a subir un 10,5% en agosto. La subida de los precios de la energía siempre suele anteceder a la de los productos de consumo básico ya que impactan en toda su cadena de producción.

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