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Capital sin reservas

El increíble Hulk… mientras la economía aguante

Renacido tras su mascarada, Sánchez busca apoyo económico para relanzar su deteriorada imagen internacional

El increíble Hulk… mientras la economía aguante

El secretario general de CCOO, Unai Sordo; el secretario general de UGT, Pepe Álvarez; la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero; la vicepresidenta tercera, ministra para la Transición Ecológica y candidata del PSOE a las elecciones europeas, Teresa Ribera, durante una manifestación por el Día del Trabajador, a 1 de mayo de 2024, en Madrid (España). | Fernando Sánchez, Europa Press

La bolsa española ha permanecido totalmente impasible ante el amago de dimisión de Pedro Sánchez y su prolongada reflexión de esos cinco ‘begoños’, dicen que enclaustrado en el Palacio de la Moncloa. Por el contrario, dentro del pequeño y adinerado mundo de las grandes sociedades cotizadas la mascarada ha generado fuertes pesadillas, sobre todo cuando irrumpió en escena la figura de María Jesús Montero como presunta sustituta si el presidente tenía a bien dar por terminado su mandato. En el actual momento político está claro que todo es susceptible de empeorar y nadie tiene motivos para sentirse realmente aliviado. Al despertar de sus malos sueños hasta los más crédulos se han topado con la triste realidad de comprobar que la enardecida y furibunda activista que jaleaba a las masas concentradas junto a la sede del PSOE no es otra que la ministra de Hacienda, a la sazón vicepresidenta primera del Gobierno de España.

En los grandes países anglosajones tienen a gala distinguir claramente entre el significado de lo que ellos llaman la ‘politics’ de lo que denominan la ‘policy’. El primer término identifica la lucha abierta e incluso descarnada por el poder, en tanto que el segundo se refiere a la búsqueda de eficiencia en la administración del servicio público. Ambos empeños forman parte de lo que entendemos y traducimos ampliamente como ‘política’, cuya acepción más inmediata se ha pervertido aquí y ahora hasta convertirse en un ejercicio exclusivo de agitación y propaganda para concentrar el voto adicto en contra de un enemigo común. La confrontación de la vida pública empezó hace años por extender cinturones higiénicos y ha terminado recientemente por levantar muros detrás de los cuales el relato se construye sin ningún propósito de convencer porque está exclusivamente edificado para albergar a los convencidos. 

En este marco de siniestra convivencia política los primeros y primeras espadas del Gobierno chapotean en el fango de una disputa con tintes guerracivilistas que garantiza mayores réditos y muchos menos esfuerzos de los que respectivamente ofrece y exige la abnegada gestión del aparato del Estado. El contraste se aprecia de manera procaz en la actuación recurrente con que la máxima responsable del erario público promueve su imagen de empalagosa servidora de la causa sanchista sin reparar en su neutral condición como guardiana de los bienes materiales que pertenecen al conjunto de los ciudadanos. El Ministerio de Hacienda, más aún en plena campaña de la Renta y sin haber deflactado el IRPF por segundo año consecutivo, no parece la plataforma más adecuada para abanderar el proselitismo de esa nueva democracia que pretende imponer en España un presidente del Gobierno transfigurado como si fuera el Increíble Hulk.

Cuerpo le come la tostada a Montero

Se queja Pedro Sánchez de la escasa atención que se presta al debate económico, un aspecto del que ahora quiere sacar pecho el inquilino de La Moncloa, autoconvencido como está de que España va mejor que nunca. Al igual que el resto de los estados del sur de Europa, los antiguamente motejados como los PIGS, es verdad que nuestro país está recogiendo en buena parte los beneficios de la política de austeridad que prosiguió a la gran recesión de 2008. A ello se une también la ventaja que supone la lejanía del epicentro de la crisis desatada a raíz de la invasión de Ucrania y la menor dependencia energética de Rusia. Estos factores subyacen como el principal certificado de garantía de esa mayoría transversal que faculta las renacidas esperanzas del presidente para seguir gobernando el país mientras la economía aguante.

En el entorno directivo de Ferraz, donde María Jesús Montero no es precisamente santa de devoción, consideran que las recriminaciones del jefe ante la escasa puesta en valor de los pretendidos logros van dirigidas claramente a la ministra de Hacienda, quien se ha dejado comer la tostada por el titular de Economía y teórico subordinado, Carlos Cuerpo. Mientras que la vicepresidenta se dedica a acompañar en primera fila a los representantes sindicales en sus reivindicaciones del Primero de Mayo, el delfín de Nadia Calviño empieza a ganar terreno en su cotización como máximo interlocutor del Gobierno ante las autoridades comunitarias y es el encargado de locutar ante la opinión pública los mensajes elaborados en el laboratorio monclovita que dirige Manuel de la Rocha, empoderado por fin como secretario de Estado a las órdenes directas de Pedro Sánchez.

Sustraer la economía de la crispación política

El equilibrio de fuerzas existente dentro del actual equipo económico del Gobierno es una de las cuestiones que se antojan prioritarias en Moncloa una vez que el jefe se ha repantingado en el cargo. La salida de Teresa Ribera con destino a la Comisión Europea obliga a una remodelación del gabinete que puede resultar propicia para barajar de nuevo las cartas tan singularmente repartidas entre los máximos responsables encargados de llevar las finanzas públicas y sus vinculaciones con la política industrial y energética. El nombramiento dentro de un mes del próximo gobernador del Banco de España es también una oportunidad para conformar un núcleo duro de colaboradores que aporten una pátina tecnocrática. Sánchez necesita expertos cualificados que contribuyan a definir una línea divisoria entre las cosas del comer y las del poder, no vaya a ser que el arma arrojadiza de su anunciado punto y aparte se convierta en un boomerang que deslegitime la acción política en los mercados exteriores.

Los arúspices de Palacio encargados de desentrañar las motivaciones cada vez más insondables del presidente consideran que la tempestad de los últimos días requiere ahora de un periodo de calma en el que la gestión de los grandes asuntos económicos debe sustraerse del entorno de crispación política que vive el país. La fijación, aunque solo sea sobre el papel, de un marco de estabilidad fiscal y financiera siguiendo los preceptos que manda la santa madre iglesia de Bruselas es la cortina de humo que se va a desplegar para contrarrestar la imagen de ese Gobierno sans-culotte que amenaza con afilar la guillotina contra todos los que no se sometan a su dictado. Las ministras del gineceo económico pueden seguir gritando en la plaza pública como las pescaderas de Versalles pero no harían mal en recordar que mucho antes de aquello Nerón quemó Roma y luego anduvo buscando entre su guardia pretoriana a un tal Tigelino en quien descargar todas las culpas

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