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Moncloa castiga a Belarra por sus críticas a la guerra: tres semanas sin hablar en el Congreso 

La ministra de Asuntos Sociales ha sido silenciada desde que criticó el envío de armas e incluso se ha desviado a Calviño una pregunta que le había dirigido el PP

Moncloa castiga a Belarra por sus críticas a la guerra: tres semanas sin hablar en el Congreso 

Ione Belarra y Félix Bolaños. | Europa Press

Roma no paga traidores y Moncloa no premia a los críticos. Al menos, no con la visibilidad del altavoz parlamentario en la sesión de control. Según ha podido saber THE OBJECTIVE, la ministra de Asuntos Sociales, Ione Belarra, ha sido condenada al silencio en las sesiones de control del Congreso y lleva tres semanas sin foco en los plenos parlamentarios. Un castigo que se remonta a sus declaraciones iniciales del ‘No a la Guerra’ aderezadas con la acusación de que el PSOE era un «partido de la guerra». 

De esta forma, su última intervención en el pleno del Congreso de los Diputados fue el pasado 23 de febrero cuando la diputada del PP, Macarena Montesinos, le preguntó  por los abusos a las menores tuteladas de la Comunidad Valenciana. La semana siguiente fue el pleno en el Congreso en el que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el 2 de marzo el envío de armas a Ucrania rectificando su posición anterior y sin previo aviso a Podemos. 

De los aspavientos al silencio

Fue el pleno en el que Irene Montero y Ione Belarra hicieron costar su malestar con aspavientos y renunciando a aplaudir al presidente en señal de protesta con una decisión que criticaron abiertamente con el argumento de que había que optar por la diplomacia y que el envío de armas solo militarizaba y escalaba el conflicto. La escalada verbal fue in crescendo desde el miércoles hasta el domingo, cuando Belarra acusó al PSOE de ser «un partido de la guerra», lo cual generó un enorme malestar en el Comité Federal del PSOE ese mismo domingo. 

La secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, y la ministra de Igualdad, Irene Montero.

Desde entonces, Moncloa castiga a Belarra con la irrelevancia y la invisibilidad. La ministra de Asuntos Sociales no ha participado en ninguna de las dos sesiones de control que se han celebrado desde entonces por decisión expresa del Palacio de la Moncloa. Salvo en el caso del presidente, es el Ejecutivo quien decide quién responde las preguntas de la sesión de control al Gobierno, independientemente de a quien vayan dirigidas. 

Calviño asume sus respuestas 

De esta forma, la semana anterior, Belarra no tuvo una sola pregunta en la sesión del control al Gobierno y esta semana ha ocurrido algo más llamativo: el PP había registrado una pregunta dirigida a la ministra de Asuntos Sociales sobre las medidas a adoptar para bajar el precio de la cesta de la compra en lugar de provocar «divisiones en el Consejo de Ministros». Una pregunta que el PP había presentado en el registro con Belarra como destinataria y a la que THE OBJECTIVE ha tenido acceso en sus términos originales, pero que Moncloa ha desviado a la vicepresidenta, Nadia Calviño

Pregunta inicial solicitada por el PP en el registro del Congreso.

Fuentes gubernamentales alegan a este periódico que se ha actuado «como se ha actuado siempre porque es el Gobierno quien decide el destinatario» salvo en el caso del presidente que los grupos parlamentarios se reparten turno por ‘cupo’ en función de su representación parlamentaria. Un reparto de Moncloa poco equitativo que se evidenció en las cinco preguntas que tuvo que responder Calviño frente a su colega de Asuntos Sociales, que no participó en la sesión más que de forma presencial . 

El ‘otro’ silencio de Montero 

El silencio de Belarra se produce después de otro muy sonado, en el Día de la Mujer en el Palacio de la Moncloa. La ministra de Igualdad, Irene Montero, fue preguntada por sus críticas a la participación armamentística en la guerra de Ucrania en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros y esta se negó a responder parapetándose en la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez. 

Según admitieron fuentes gubernamentales, «formaba parte del pacto» para cerrar la fractura interna en la coalición por las palabras de Belarra. Un pacto que, según adelantó THE OBJECTIVE, forjó el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, en varias llamadas a las dos representantes gubernamentales de Podemos para aplacar el enorme enfado del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Un enfado que ha tenido consecuencias en forma de castigo parlamentario que todavía no ha sido levantado por el núcleo duro de Moncloa. 

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