Vox saca la artillería pesada en Andalucía ante la inminente convocatoria de elecciones
La formación verde lleva meses en precampaña. La corrupción, la situación económica y la batalla cultural conforman la santísima trinidad de su estrategia
Manuel Gavira, la semana pasada en el Parlamento de Andalucía. | Vox
Comienza la cuenta atrás para Vox en Andalucía. La formación verde está deseando que el presidente regional, Juan Manuel Moreno Bonilla, apriete el botón de las elecciones. Lleva meses solicitándolas. Una de las fechas que baraja el mandamás andaluz es el 26 de junio. Los de Santiago Abascal afirman que solo engrasarán la maquinaria electoral una vez que se concrete la convocatoria, pero lo cierto es que llevan meses disparando con artillería pesada. La corrupción, la situación económica y la batalla cultural conforman la santísima trinidad de su estrategia.
El Gobierno andaluz teme que Vox consiga cabalgar entre el descontento y concite más apoyos si demora los comicios. El adelanto electoral, de apenas unos meses, estaría justificado, dicen en el Palacio de San Telmo, por el deterioro económico, la inflación y la imposibilidad de actuar, ya que el presupuesto de este ejercicio está prorrogado.
Vox denuncia la corrupción
La formación verde rompió todas las posibilidades de pactar las cuentas en noviembre. Aseguró que la coalición de gobierno entre PP y Ciudadanos mantenía «los mismos chiringuitos ideológicos» y que los presupuestos contenían «las mismas carencias» en inversiones para la sanidad, la educación y la dependencia que los de la etapa socialista. Realmente era una treta para presionar a Moreno Bonilla a disolver el Parlamento.
Vox lleva meses instalado en la precampaña. Cuenta con una candidata in pectore, la mediática Macarena Olona, diputada por Granada, y sigue una estrategia perfectamente diseñada que conjuga corrupción, economía doméstica y planteamientos ideológicos. La ecuación es sencilla: seguir denunciando la corrupción que ha golpeado a esta tierra y los paralelismos entre los viejos gobiernos del PSOE y el nuevo tiempo del PP.
La demanda de adelanto electoral está avalada por los buenos resultados que le auguran las encuestas internas, según las cuales Vox conseguiría doblar los 12 escaños que consiguió en 2018. Los populares ya se hacen a la idea de que necesitarán el concurso de la formación verde para revalidar el gobierno de la Junta, como en Castilla y León.
El pistoletazo de salida para ganarse el favor del electorado se produjo el 24 de febrero. Ese día, Vox presentó la campaña Devolved lo robado, lema incrustado en un autobús con el que se han paseado por diversos puntos de la geografía andaluza para recordar cómo «el PSOE y sus sindicatos afines pusieron el servicio de la Administración a su propio beneficio» durante décadas. No es solo un ejercicio de memoria.
«Las cosas del comer»
La maniobra también ha servido para atizar a los socios de Gobierno, a los que no solo acusa de no hacer nada contra la corrupción, sino de «pretender taparla y ocultarla». La denuncia llega cuando están a punto de debatirse las conclusiones sobre la Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo (Faffe) en la comisión de investigación. El borrador apunta a los ex presidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán como responsables de las irregularidades en la gestión de los fondos.
La semana pasada, Ángela Mulas, parlamentaria de la formación verde, celebraba haber conseguido eliminar de la propuesta del dictamen el punto que «blanqueaba a los enchufados socialistas». Incluso se vanagloria de haber logrado que el documento incluyera a la expresidenta Susana Díaz como responsable política de todas las actuaciones del ente. Vox marca la agenda y el resto de partidos le siguen. Incluso acusa al PP de copiar su estrategia cuando «son más de lo mismo», denuncia a THE OBJECTIVE un dirigente del partido de Abascal.
Otra de las piedras angulares de la estrategia de Vox está en la economía. La intención es desgastar al Gobierno andaluz ante la maltrecha situación, el encarecimiento de las energías, los productos básicos y la inflación disparada. «A los partidos de la coalición no les interesa las cosas del comer», sugiere un miembro de las formación verde. El problema es que tampoco cuentan con margen de maniobra con los presupuestos prorrogados.
«El paro en Andalucía no deja de aumentar. Es la comunidad autónoma con mayor aumento en términos absolutos», espetó el jueves Francisco Ocaña a la consejera de Empleo, Rocío Blanco. El parlamentario de Vox sostiene que los trabajadores en Andalucía «siguen sufriendo precariedad» y critica que el Ejecutivo regional no sea capaz de crear las condiciones «idóneas» para generar empleo al seguir las políticas socialistas.
A vuelta con los parados
Unos días antes, su compañero Rodrigo Alonso advertía de que las cifras podrían haber sido peor si los socios de coalición no hubiesen «creado 30.000 empleos públicos en esta legislatura». Manuel Gavira, portavoz en el Parlamento, fue más lejos al achacar a Moreno Bonilla «ir camino de abandonar la presidencia dejando el paro en los mismos números que los socialistas». Además, acusó al presidente de «seguir una estrategia centrada en seducir a los votantes del PSOE».
No faltan los guiños a los agricultores y a los ganaderos, ni las alusiones a la sanidad, la educación y la dependencia, «que tienen que mejorar». El parlamentario Macario Valpuesta exige al Ejecutivo andaluz combatir el «sinsentido» de los nuevos currículos educativos y acabar con «el adoctrinamiento de nuestros hijos siguiendo las directrices que marca el Instituto Andaluz de la Mujer». Aunque para directrices, lamenta un antiguo dirigente de la formación, las que llegarán desde Madrid a la hora de conformar las listas electorales: «No hay ninguna autonomía». Para eso llegó Vox a la política.
