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Pandilleros: un 75% de profesores alerta de su aumento y un tercio afirma tenerlos en clase

Algunas asociaciones de madres y padres solicitan instalar arcos detectores de armas en los accesos a los centros educativos

Pandilleros: un 75% de profesores alerta de su aumento y un tercio afirma tenerlos en clase

Un agente de la Guardia Civil cachea a un joven con un detector de metales. | Europa Press

Uno de cada tres profesores madrileños afirma tener a pandilleros –especialmente a Trinitarios y Dominican Don’t Play– en sus centros y ha recibido petición de ayuda por parte de alumnos, mientras que tres de cada cuatro padres y nueve de cada 10 profesores consideran que esta problemática ha aumentado mucho y bastante.

Estos son algunos resultados del Tercer Observatorio de Bandas Latinas en la Comunidad de Madrid realizado por el Centro de Ayuda Cristiano, que aborda diversos aspectos relacionados con este fenómeno, entre ellos sus novedades en España, un análisis de las sentencias judiciales a pandilleros, y ofrece también los resultados de una encuesta encargada a GAD3 realizada a 130 centros concertados, 108 públicos y 25 privados de 22 municipios de la región incluyendo 16 distritos de la capital.

El estudio cifra en 2.500 los miembros y simpatizantes de bandas juveniles violentas que viven en la Comunidad de Madrid, frente a los 400 que tiene fichados la Policía Nacional en su demarcación y 100 en seis grupos activos en la demarcación de la Guardia Civil, una cifra que se mantiene estable desde el año pasado.

La primera conclusión de este informe es que las bandas son la principal amenaza que sus hijos y alumnos pueden encontrar en sus centros de estudio y barrios, muy por encima de la venta de drogas, la inseguridad ciudadana, los locales de apuestas y juego y el vandalismo adolescente.

También llama la atención que un 10% de los profesores relacione a las bandas latinas con la prostitución. Tanto padres como profesores relacionan las bandas con peleas y reyertas, venta de drogas, robos, grupos en parques, tráfico de armas, ocio nocturno y hasta grupos de baile.

Otra conclusión significativa del estudio se refiere a las situaciones que favorecen la captación de los adolescentes. Mientras que los profesores subrayan el sentido de pertenencia al grupo, la exclusión social, la falta de expectativas vitales, el absentismo o fracaso escolar; los padres hacen referencia a que estos jóvenes pertenecen generalmente a hogares desestructurados o padecen factores emocionales, sobre todo la baja autoestima.

Igualmente contrasta cómo los profesores se preocupan mucho más que los padres en buscar información sobre el fenómeno de las bandas latinas: siete de cada 10 lo hacen, mientras que solo tres de cada 10 padres de adolescentes afirma haber buscado información al respecto.

Los profesores opinan

Los profesores entienden que deben ser los padres y la Policía el principal apoyo para los jóvenes a la hora de informarse o solucionar problemas relacionados con las bandas. Además, los profesores ven como alternativas de apoyo a las asociaciones (29%) y a las iglesias (12%). Tanto padres como profesores consideran que los políticos son los principales responsables de afrontar la problemática de las bandas latinas.

Por otro lado, ocho de cada 10 profesores afirma que sus alumnos o alguien de su entorno ha tenido contactos con bandas latinas, y uno de cada tres profesores ha recibido petición de ayuda por parte de adolescentes sobre este tema. También destaca el hecho de que un 25% de los profesores no sabría a quién acudir si sus alumnos tuvieran problemas con las bandas, aparte de llamar a la Policía.

También es relevante de esta encuesta que un 89% de los padres y un 81% de los profesores ven necesario la organización de charlas y testimonios de expandilleros en sus centros de enseñanza, además de la elaboración de estrategias integrales en los barrios, así como el endurecimiento del régimen de los Centros de Menores.

34 escuelas en zonas sensibles

Según este estudio, hay 34 escuelas e institutos con sensibilidad ante las bandas juveniles violentas en la Comunidad de Madrid. Así, han señalado a los colegios Escuelas Pías, IES Ignacio Ellacuría e IES Alkal’a Nahar en Alcalá de Henares; Colegio Salesianos y el Vedruna del distrito de Carabanchel; CEIP Gustavo Adolfo Bécquer, Colegio Joyfe, Colegio Nuestra Señora de la Victoria y Colegio Obispo Perelló en el distrito de Ciudad Lineal; y CEIP Príncipe Don Felipe, Colegio Jesús Nazareno e IES Altair, en Getafe.

También han detectado esta problemática en IES Arturo Soria e IES García Márquez, en el distrito de Hortaleza; CEIP Francisco Arranz, Colegio Enriqueta Aimer, Colegio Gamo Diana, Colegio San Buenaventura e IES María de Molina, en el distrito de Latina; Colegio Rosa Luxemburgo, en Parla; y los Colegios Ciudad de los Muchachos y el Raimundo Lulio, en el distrito de Puente de Vallecas.

Por último, añaden el IES Miguel Delibes y el IES Jane Goodall, en el distrito de San Blas-Canillejas; IES Isaac Peral de Torrejón de Ardoz; CEIP El Espinillo, Colegio Nuestra Señora de los Ángeles, Colegio Rafaela Ybarra y Colegio Pedro Salinas, en el distrito de Usera; y en el IES María Rodrigo, Liceo Versalles, Colegio San Jaime Apostol, Colegio Villamadrid e IES Palomares, en el madrileño distrito de Villa de Vallecas.

El Centro de Ayuda Cristiano señala que buena parte de estas escuelas muestran gran interés por organizar charlas y otras actividades relacionadas con esta cuestión.

Factores de riesgos en los centros

Para el Centro de Ayuda Cristiano estos son los factores de riesgo o indicadores más habituales de los jóvenes vulnerables: dificultades de adaptación al contexto escolar, bajo rendimiento/fracaso escolar, baja expectativa de finalización de los estudios, dificultades para asumir la autoridad desobedeciendo con una actitud provocadora, oposicionista y desafiante, falta de interés por la actividad formativa, absentismo frecuente, no realizar actividades de ocio personalmente productivas, baja autoestima, búsqueda de identidad, afecto, sentimiento de pertenencia, respecto, estatus, necesidad de protección y aceptación, sentimiento de incomprensión, falta de habilidades sociales, de relación y comunicación, actitudes agresiva y consumo de sustancias tóxicas de forma habitual.

Por ello, aconsejan una implicación del personal docente y de otros profesionales, conocimiento de la situación personal, familiar y social de su alumnado, formación continua de los profesionales para percibir los factores de riesgo, detectar a aquellos menores vulnerables, incluir talleres de inteligencia emocional y comunicativas, aprender a identificar las señas de identidad de las bandas, entre otras.

Tal es el grado de preocupación que incluso algunas AMPAS han solicitado instalar arcos detectores de armas en los accesos a los centros educativos, señalan.

Y es que en el ámbito educativo hay alumnos que se ausentan de las clases para evitar cruzarse con bandas en su camino a casa o al colegio. En otros casos, se ha detectado que bastantes escolares no tienen conciencia de un uso responsable de las redes sociales y utilizan símbolos y terminología de las bandas que luego les genera problemas al ser considerados ellos mismos como pandilleros cuando en realidad no lo son, exponiéndose así a extorsiones, amenazas y malentendidos.

«En todo caso, es evidente que ha aumentado la preocupación entre el profesorado al ver que gran número de alumnos están familiarizados con los asuntos y terminología de las bandas», concluyen desde el Centro Social Cristiano.

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