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El misterio de los 74 refugiados nicaragüenses en un pueblo de Valladolid: «Aquí no están»

El Ayuntamiento revela a este periódico que no viven ni trabajan allí. La planta fotovoltaica es un proyecto por construir

El misterio de los 74 refugiados nicaragüenses en un pueblo de Valladolid: «Aquí no están»

Villalba de los Alcores (Valladolid). | EFE

En Villalba de los Alcores (Valladolid) están sorprendidos desde hace unos días con las noticias que están saliendo últimamente en algunos medios de comunicación. En todas ellas se cuenta lo mismo. Que este municipio de 400 habitantes ha acogido y dado trabajo en una planta fotovoltaica a los 74 refugiados que llegaron a España. ‘De EEUU a Villalba de los Alcores: el acuerdo entre Biden y Sanchez lleva a Valladolid a casi un centenar de refugiados’, reza, por ejemplo, el titular de un periódico. Sin embargo, no es así. Ni estas personas viven allí ni trabajarán, al menos, a corto plazo, según revelan a THE OBJECTIVE desde el Ayuntamiento de la localidad. 

Quien responde al teléfono es Natalia Sánchez, teniente de alcalde de Villalba. Este periódico se había puesto en contacto con el Consistorio para conocer cómo era la vida de los refugiados y cómo estaba siendo su integración entre los vecinos desde que llegasen en el mes de diciembre. Tras escuchar el contenido de nuestra pregunta, Sánchez responda de inmediato: «No, en Villalba no hay nadie. De hecho, nos ha sorprendido que saliera nuestro municipio, aquí no tenemos viviendas que podamos ofrecer, tenemos mucha falta de vivienda en el pueblo». 

«Pero, ¿y la planta fotovoltaica? ¿Están trabajando allí?», repregunta este diario. «Sí, el proyecto existe, pero no está hecho, vaya, las obras no han empezado. Por ahora es un proyecto. De verdad que nos ha sorprendido un poco por eso, porque por ahora no hay nada», señala Sánchez. 

¿Dónde están?

La ubicación de los refugiados nicaragüenses es, por ahora, un misterio. Según aseguraron el pasado jueves a este diario desde Accem, la oenegé que se está encargando de la primera asistencia a las 25 familias, los refugiados estaban terminando su formación en la empresa y se preveía que empezasen a trabajar a finales de este mes. Un objetivo difícil de cumplir, en base a lo que trasladan desde el Ayuntamiento de Villalba de los Alcores. Respecto a la vivienda, también señalaron, estaban ayudando a estas personas a asentarse en el municipio, así como en otros de la provincia. Por el momento, sin embargo, no hay nadie allí. 

Fue la propia ministra de Migraciones, Inclusión y Seguridad Social, Elma Saiz, quien desveló en diciembre la reubicación de 23 refugiados nicaragüenses y sus familias en Valladolid, también el trabajo que iban a desempeñar en el parque fotovoltaico de la empresa Cobra en Villalba de los Alcores, que, por ahora, es un proyecto por construir. 

500 refugiados más

Los nicaragüenses forman la primera remesa de migrantes que nuestro país acogerá este año, en el marco de los acuerdos con EEUU y Canadá. A ellos se sumaran otros 500 refugiados latinoamericanos en los próximos meses, y todos ellos —o al menos la mayoría— tendrán un puesto de trabajo, según señalan desde el departamento de Migraciones. Aunque, según las mismas fuentes, se trata de un proceso largo y es difícil concretar fechas. El objetivo es que los refugiados sean reasentados en sectores deficitarios, principalmente en zonas rurales donde las empresas españolas no encuentran trabajadores residentes en el país, como en teoría, ha ocurrido con los que han llegado a Valladolid.  

Esta alianza trilateral se sustenta en la creación de cuatro Oficinas de Movilidad Segura en Costa Rica, Colombia, Ecuador y Guatemala. Un organismo ideado por la Casa Blanca y que gestiona la unidad de Naciones Unidas que se ocupa de los Refugiados (Acnur), y la que se encarga de las migraciones (OIM). De este modo, los solicitantes de asilo que se encuentran en estas entidades pueden pedir su reubicación a EEUU, Canadá o España, y cada país recibe de acuerdo con los cupos negociados entre los implicados. 

Un sistema seguro

Todo ello, por un lado, con el objetivo de que Madrid y Ottawa liberen los flujos migratorios que parten desde América del Sur y Central hacia Estados Unidos, aunque en corta medida, teniendo en cuenta que solo el año pasado recibió 3,2 millones de inmigrantes irregulares; y, por otro, para establecer un sistema de acogida seguro para los refugiados, con garantías para las familias, y, en la medida de posible, con un puesto de trabajo en el país que los recepciona.

Las oenegés encargadas de las oficinas establecen filtros para incluir a las personas más vulnerables dentro de este proyecto y también verifican que los solicitantes no estén registrados en ningún fichero policial, aseguran fuentes del departamento de Elma Saiz. El trabajo más arduo, sin embargo, es dar con un empleo para los refugiados o al menos para alguien de la unidad familiar, una tarea en la que colaboran ministerios, embajadas y organizaciones sin ánimo de lucro, al igual que para el traslado de todos ellos al país de destino. 

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